12 Septiembre de 2022 09:09
Una serie de pruebas que la Justicia considera vitales son las que complican a Martín Del Río, detenido por estar acusado del doble crimen de sus padres José Enrique Del Río y María Mercedes Alonso, ocurrido el pasado 24 de agosto en su casa del partido bonaerense de Vicente López, aunque el sospechoso negó haberlos matados en su última declaración indagatoria.
Martín Del Río, de 47 años, está imputado por el delito de "doble homicidio cuadruplemente calificado por el vínculo, la alevosía, por criminis causa (matar para lograr la impunidad) y por el uso de arma de fuego", delito que prevé como única pena la máxima del Código Penal: prisión perpetua.
Leer más | Declaró la enfermera acusada de las muertes de los bebés: habló de "pinchazos", "encubrimiento" y "faltantes"
Fuentes judiciales revelaron a la agencia NA que además de las filmaciones que lo ubican en cercanías de la vivienda de la calle Melo 1101 y del testimonio de una mujer con la que mantendría un vínculo amoroso paralelo al que tiene, también aparecen otras dos cuestiones contundentes para la Justicia.
En ese sentido, se halló una huella del imputado en una puerta blindada que va hacia el garaje de la casa, donde apareció asesinado el matrimonio, y también se encontró en la camioneta del sospechoso el control remoto que abría la cochera de sus padres y que se consideraba potencialmente en manos de quien hubiese matado a las víctimas, ya que estaba desaparecido.
Leer más | El extraño itinerario de Sabag y Uliarte antes del ataque: una mujer y el misterio del papel
El portón del garaje se abría con un control remoto y había cuatro juegos: dos los tenían las víctimas y otros dos, los hijos, Martín y Diego Del Río, según constataron los fiscales a cargo de la causa Martín Gómez, Alejandro Musso y Marcela Semería.
Los hijos de las víctimas tenían los suyos y había un tercero, pero faltaba el cuarto, que finalmente fue hallado en el habitáculo de la rueda de auxilio de la camioneta Mercedes Benz del apresado.
Lo cierto es que el ahora apresado intentó instalar en su indagatoria y en las testimoniales anteriores a su detención, a varios sospechosos con los que supuestamente su familia tenía conflictos y, entre ellos, nombró a un exfutbolista de Vélez Sarsfield que les había alquilado una vivienda, a una mujer que les vendió una Ferrari años atrás, a un escribano con quien tuvo un supuesto conflicto su padre y a "Nina", la empleada que estuvo 13 días detenida por el caso.