12 Octubre de 2017 13:11
Durante 15 años, Luisa Olivera buscó a su hija Mariela Tasat, desaparecida en el 2002 en Lanús cuando tenía 14 años. Y nunca supo hasta hoy que el triste destino de su hija se había resuelto ese mismo día.
Mariela desapareció en septiembre del 2002 cuando tenía 14 años.
Así, con la llegada a una nueva jueza a la causa que investigaba el hecho, se develó que la adolescente sufrió un accidente en las vías del ferrocarril Roca momentos después de abandonar su casa y que fue enterrada como NN.
Dolor y búsqueda
Según relata Clarín, el 7 de septiembre del 2002 Mariela tomaba mate junto a su hermano Javier en la puerta de su hogar cuando sonó el teléfono y el joven entró a atender. Al regresar, ella ya no estaba.
Sólo dos semanas después, la causa que investigaba la desaparición fue archivada indefinidamente. Luisa, madre de la adolescente, arriesgó su vida buscándola en prostíbulos y villas sin ningún resultado.
Fue recién hace unos meses cuando una fiscalía especializada en trata de personas pidió una actualización del caso y la investigación fue tomada por la fiscal Viviana Giorgi. Como primera medida, ordenó algo que parece casi lógico y que jamás se había hecho: solicitar informes a los cementerios y morgues de la zona.
Luisa Olivera buscó incansablemente a su hija (Foto: Clarín).
De esa manera, la funcionaria se topó con el dato de un cuerpo enterrado en el cementerio de Lanús -a sólo 16 cuadras de la casa de los Tasat- cerca de la fecha de la desaparición de Mariela. Un cotejo de huellas digitales confirmó sus sospechas: la chica estaba muerta.
Según pudo averiguarse, la adolescente se accidentó en las vías del Roca el mismo día en el que desapareció. Inicialmente trasladada al hospital vecinal de Lanús ye derivada al Fiorito de Avellaneda, donde falleció dos días después. Como no portaba documentación que la identificara, la sepultaron como NN el 9 de septiembre del 2002.