08 Noviembre de 2016 04:01
Antonio de Turris, el periodista del diario La Nación procesado por haber asesinado a puñaladas a su pareja Claudia Servino hace casi un año en su casa de Banfield, se encuentra en un estado terminal como consecuencia de un tumor cerebral que se le diagnóstico un par de meses antes del crimen.
Un nuevo peritaje entregado a la jueza de Garantías N°6 de Lomas de Zamora, Laura Nini, sostiene que el ex directivo del viejo matutino y docente de la maestría de Periodismo, no es peligroso para sí, ni para terceros. Un peritaje anterior sostenía que el homicidio podría haber sido consecuencia del tumor.
De Turris mató a Servino de 79 puñaladas en la madrugada del 24 de diciembre último, cuando ella estaba dispuesta a poner fin a la pareja. Según las amigas de Claudia, la relación entre los dos, tomó las características típicas de los femicidas: control estricto, decenas de llamadas telefónicas, disfrazadas de amor e interés.
Claudia se había ido a vivir a la casa de De Turris en Banfield.
La hija menor del periodista, que sufre un retraso madurativo, fue testigo del homicidio, pero nunca declaró en la causa. Su testimonio podría haber sido obtenido mediante el uso de la Cámara Gesell, pero no se hizo, hasta ahora. Quiénes conocen el expediente dicen que podría ser de interés para determinar cómo era la vida en la casa de Banfield, antes del homicidio. Esas mismas fuentes dicen que los golpes del periodista contra su pareja eran algo cotidiano.
No muy de acuerdo con el dictamen incorporado en la causa, que deslizaba la posibilidad de que De Turris hubiera asesinado a su pareja a causa del tumor, la jueza Nini ordenó un nuevo peritaje. Los profesionales que habían analizado al acusado se reunieron a fines de octubre y días después, realizaron un nuevo estudio.
La jueza les pedía que dictaminaran sobre estos puntos: “Si existe riesgo de que la enfermedad que el imputado padece lo lleve a dañarse a sí mismo o a otros y cuál sería desde el punto de vista curativo, el mecanismo idóneo para contrarrestar ese riesgo, que abordaje debería darse al tratamiento y bajo qué condiciones de seguridad”.
De Turris tenía un programa en la televisió por cable con Ismael Bermúdez.
El informe con las conclusiones de los peritos, que lleva la firma entre otros del médico Jorge Alberto Bosero y de la doctora Liliana Noemí Portnoy, integrantes del Cuerpo Médico Forense, que depende de la Corte Suprema de Justicia, sostiene: “Del examen practicado a De Turris, Antonio Eduardo surge que las facultades mentales del causante en el momento actual encuadran dentro de un trastorno cerebral orgánico secundario a la presencia de glioblastoma anaplásico de alto (tumor cerebral rápidamente evolutivo) y hemiparesia izquierda, sin peligrosidad para sí y/o terceros al momento del examen, siendo adecuado el régimen actual desde la perspectiva psiquátrica”.
Tras haber recibido el nuevo peritaje, la jueza Nini se lo giró el 4 de noviembre a la fiscal del caso, Fabiola Juanatey, para que dictamine. Esto es si considera que el periodista debe ser declarado inimputable por el crimen o llevado a juicio oral. Los médicos dicen en el informe que De Turris aparece ante los médicos con un actitud distante, postrado, que comprende lo que le dicen, y que el procesamiento de las ideas es “lento y coherente”.
De Turris nunca estuvo detenido desde que mató a su pareja. Estuvo alojado en dos clínicas hasta que semanas atrás fue derivado al Centro de Cuidados Paliativos Baires, una institución dedicado al tratamiento de quienes se encuentran en una fase terminal de la enfermedad. Entre la jueza y la fiscal deberán decidir qué hacer con el periodista: lo llevan a juicio pese al avanzado estado del cáncer cerebral que padece o lo declararan inimputable y ordenan el cierre de la causa.
En la causa hay un llamativo escrito, firmado por uno de los jefes policiales encargados de ordenar la custodia de De Turris en la clínica donde estaba alojado. Da a entender que entiende perfectamente lo que sucede y que se muestra activo con las visitas que recibe. Da a entender que simula, según una fuente con acceso al expediente.