01 Diciembre de 2016 08:10
“Me mandé un cagadón”, confesó Emanuel Heraclio Retamar, el único detenido por el femicidio de Brenda Arnoletto, la cordobesa de 24 años que fue encontrada sin vida y con signos de violencia sexual. El sospechoso del crimen, por su parte, tiene sobre sus espaldas un tenebroso prontuario: denuncias por acoso, abuso, una pena pendiente por otro femicidio y un intento doble de violación.
Retamar, un trabajador golondrina oriundo de Santa Fe, es investigado por otros delitos sexuales que habría cometido en su provincia natal.
Tras difundirse su nombre en las redes sociales comenzaron a aparecer comentarios de mujeres que sufrieron acoso por parte de Retamar.
“Es el mismo sujeto que por dos años siempre me molestó. Gracias a Dios, si no fuese por mi papá que todas las madrugadas que me tocaba ir a trabajar él me acompañaba no sé qué me hubiera pasado”, escribió Noe Arguello al grupo Nos queremos vivas/Marcha por Brenda Arnoletto, donde comparten información y organizan actos para reclamar justicia.
La muerte de Brenda Arnoletto ocurrió el lunes pasado en Pozo del Molle, en la localidad de Río Segundo, ubicada a 170 kilómetros de la capital cordobesa.
El comentario de otra víctima de Retamar.
Por otro lado, trascendió que tiene una condena incumplida de ocho años de prisión por violar y matar, y después volvió a estar en prisión por doble intento de violación. A su vez, estaría implicado en el asesinato de otra mujer en Santa Fe, identificada como Blanca Moranta.
Por si fuera poco, quienes tuvieron acceso al perfil de Retamar compartieron la ilustración de una parca sosteniendo el cadáver de una mujer que el detenido había compartido hace unos meses en su perfil de Facebook.
Las publicaciones del detenido.
LA CACERÍA DEL CHACAL
La detención de Retamar se produjo en Trinchera, un pueblo del departamento de San Justo, ubicado a 12 kilómetros de Pozo del Molle. El hombre había llegado al lugar “haciéndo dedo”: logró que un camionero lo lleve pero la Policía lo encontró. Había comprado un pasaje para alejarse de la ciudad donde había muerto Arnoletto, pero no llegó a tiempo y perdió la salida del mismo.
El fiscal a cargo de la causa, René Bosio reveló que el hombre, en un primer momento, entró en contradicciones durante su declaración en calidad de testigo y que en medio del relato se convirtió en sospechoso. "Si, lo hice, me mandé un cagadón", confesó el detenido ante las autoridades, quienes ya lo tenían en la mira.
Cuando era trasladado el sospechoso, los vecinos intentaron lincharlo.
“Ya teníamos sospechas sobre él. Estamos determinando qué hizo la noche del asesinato”, sostuvo el fiscal, quien deslizó la posibilidad de que el agresor no hubiese actuado solo.
Ante la presión, reconoció que había cometido el abuso y asesinado de la joven, y reveló que la vio pasar varias veces por el lugar mientras él tomaba una cerveza y que en una de sus pasadas se escondió atrás de una planta y la empujó a la obra donde luego la violó y asesinó.
Ahora se esperan los resultados de cotejo de ADN de Retamar con los restos de material genético encontrado en el cuerpo de la víctima.