¡Justicia!
14 Abril de 2025 09:31
Por años, el horror vivió puertas adentro. Hoy, el silencio se rompió. En Salta, seis adolescentes alzaron la voz para denunciar a su propio abuelo, un hombre de 76 años, acusado de haber abusado sexualmente de ellas durante su infancia y adolescencia. La denuncia colectiva, desgarradora y estremecedora, sacudió a la comunidad y destapó un infierno oculto en el seno de una familia. El caso salió a la luz el 10 de febrero de 2024, cuando una adolescente de 17 años desapareció de su hogar.
Su familia, desesperada, denunció la desaparición. Horas más tarde, fue localizada por la Policía. En la comisaría, entre lágrimas y con la voz quebrada, reveló el motivo de su huida: su abuelo la había violado desde que tenía siete años. Ese testimonio fue la chispa que encendió la verdad. Una verdad atroz. Una historia de abusos sostenidos por años bajo un pacto de miedo, manipulación y silencio. Los testimonios, desgarradores, conforman un rompecabezas de pesadilla.
Según confirmó la Fiscalía Penal 1 de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual (UDIS), a cargo del fiscal Federico Obeid, el hombre será llevado a juicio por múltiples hechos de abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por el vínculo familiar y la convivencia preexistente, además de abuso sexual con acceso carnal agravado. A partir de esa confesión, una cadena de denuncias comenzó a fluir.
Ese mismo día, su madre se presentó para denunciar que su otra hija, de 14 años, también había sufrido abusos a manos del mismo hombre. Las agresiones, relató la menor, ocurrieron durante las visitas a la casa de sus abuelos. Poco después, otra mujer acudió a la Fiscalía para revelar que su hija de 13 años -otra nieta del acusado- había atravesado situaciones similares. Comportamientos inapropiados, tocamientos, amenazas. Todo en el marco del hogar familiar.
Y los testimonios siguieron cayendo como piezas de dominó. El padre de la adolescente, devastado, denunció a su propio progenitor. Y, con ese paso, abrió la puerta a otras voces largamente silenciadas. La lista de víctimas creció con el correr de las horas. Una joven de 18 años declaró que tanto ella como su hermana habían sido abusadas durante su infancia cada vez que iban a visitar al abuelo. Luego, otra adolescente declaró haber sido víctima de abusos desde los seis años.
Los relatos coincidían en detalles, en escenarios, en el dolor. Todos señalaban al mismo agresor. Según detalló la Fiscalía, los ataques habrían ocurrido durante visitas al domicilio del abuelo, en un contexto de aparente normalidad que ocultaba un infierno privado. Las menores -algunas de ellas ya hoy mayores de edad- convivieron durante años con el miedo, el silencio y la culpa. Pero decidieron hablar. Seis nietas. Seis infancias marcadas. Seis historias que convergen en un mismo horror: el abuso sexual sistemático por parte del hombre que debía cuidarlas. El fiscal Obeid ordenó una serie de pericias psicológicas, físicas y testimoniales.
Reunió pruebas, escuchó a testigos, analizó los relatos. Todo el material recolectado permitió una conclusión firme: el acusado debe enfrentar la Justicia. El fiscal requirió al Juzgado de Garantías 4 la elevación a juicio de la causa por los delitos de cinco hechos de abuso sexual gravemente ultrajante agravado por el vínculo en perjuicio de sus nietas, además de otros delitos de abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo y la convivencia preexistente en perjuicio de una nieta de 17 años.
