Un llamado de teléfono permitió descubrir en Córdoba una escabrosa trama sangrienta de filicidio con una víctima de apenas 4 años.
El cuerpo se halló en una zona rural de la localidad cordobesa de Pilar.
"No doy más, hace tres meses cometí una locura. Maté a mi ?hijo", confesó una mujer en una llamada al número de emergencias 101, efectuado en la noche del viernes.
Allí, Paola Cuartara aseguró que esperaría a la Policía en un camino rural de la localidad de Pilar, a 45 kilómetros de la capital cordobesa, para guiarlos al lugar donde había enterrado al pequeño.
Atado y asfixiado
Ante los agentes, la mujer amplió su confesión: señaló que había asfixiado con una bolsa plástica en la cabeza al niño, Luciano Cuartara, luego de atarle las manos. Según explicó, cometió el crimen arrastrada por la depresión que le había causado la muerte súbita de otro de sus hijos.
La localidad cordobesa de Pilar, escenario del horror.
Con los datos suministrados, los policías pudieron ubicar en una construcción a medio terminar, cerca de la casa del padre de Cuartara, un cráneo y algunos huesos enterrados.
La mujer fue trasladada a un hospital de la localidad de Laguna Larga y luego quedó detenida allí, aunque se estipulaba que sería trasladada a la cárcel de Bouwer.
Enigmas
Cuartara quedó imputada por "homicidio calificado agravado por el vínculo", pero se aguardan los resultados de los peritajes, ya que se sospecha que sufre de problemas psiquiátricos.
Los alrededores de Pilar, donde vivían el niño y su madre, están compuesto por zonas rurales.
Sin embargo, más allá de la confesión y del hallazgo de los restos, aún quedaban enigmas sin resolver. Así, en principio según el análisis de los huesos, la muerte ocurrió el año pasado y no hace tres meses como indicó la mujer.
Además, habitantes de la zona aseguran que Cuartara tiene más hijos que no viven con ella, de los cuales no se conocen padres. De esta manera, hay fuertes indicios de que habría sido víctima de abusos sexuales.