El viernes 26 de abril, la vida de una empleada del Hospital Fernández, ubicado en el barrio Palermo de la Ciudad de Buenos Aires, cambió para siempre y no por decisión propia. Mientras realizaba su trabajo, como cualquier otro día, se tomó unos minutos para dirigirse hacia el baño sin saber, ni pensar, que se encontraría con su peor pesadilla: un hombre la vio, la esperó en la puerta, la amenazó con un arma blanca y la abusó sexualmente.
La víctima, de la cual se resguarda su identidad por cuestiones de seguridad, tiene 23 años y dos hijos, de cinco y ocho. Sin embargo, desde aquel día no puede cumplir con su rol de madre ni con la vida que llevaba, porque no encuentra ni siquiera las fuerzas necesarias para "salir de la cama" y mucho menos de la casa.
El pasado 26 de abril, cuando realizaba su trabajo como moza del buffet del Hospital, se dirigió hacia los baños del tercer piso y se topó con un hombre que estaba parado en la puerta del sanitario. El agresor la tomó del brazo, le mostró su arma, le dijo que si gritaba o si decía algo la asesinaría en ese mismo momento. Acto seguido, la metió a la fuerza en el baño y abusó sexualmente de ella durante 40 minutos.
Después de casi una hora de infierno, en la cual -según confesó- en su cabeza sólo retumbaba la imagen de sus dos hijos y el miedo a que se queden sin su madre, el hombre decidió dejarla ir haciéndole jurar que no iba a decir nada porque, en caso de hacerlo, volvería hasta el centro de salud, la esperaría y no sólo la abusaría nuevamente sino que la mataría después de lograr su cometido.
La víctima se lo prometió, bajó hasta su puesto laboral otra vez y mientras rompía en llanto dio aviso al 911 de lo sucedido. Al llamar a la Policía, denunció haber sufrido un abuso sexual con acceso carnal, identificó el lugar en el que pasó y dio detalles del hombre: un sexo masculino en situación de calle vestido con ropa deportiva, más específicamente con indumentaria de clubes de fútbol de Italia y España, y con un tatuaje visible con la palabra "Lealtad".
En ese mismo instante, la Brigada de Género para contención de la Víctima se presentó en el buffet para acompañar a la joven de 23 años y a la par, la Policía de la Ciudad comenzó con el operativo para dar con el abusador. Poco tiempo más tarde, cerca de las 15:30 horas, los oficiales pudieron dar con el hombre quien quedó detenido e imputado por "abuso sexual con acceso carnal".
Una vez detenido, la Policía dio a conocer que el acusado de 31 años vive en situación de calle y cuenta con una cierta cantidad de antecedentes penales que hasta el momento no lo habían hecho caer en prisión. En el listado, posee nueve causas diferentes: una por robo, cinco por tenencia de estupefacientes, una por lesiones leves y dos por lesiones en el marco de violencia de género.
En diálogo con TN, la mujer expresó que después del abuso, el hombre le ratificó que regresaría a buscarla al trabajo y el hecho de pensar en que, con nueve antecedentes penales no estaba preso por lo cual ahora podría seguir en libertad a pesar de estar imputado otra vez, le quita el sueño y las ganas de continuar con su vida.
"Yo sabía que iba a volver. Me dijo que me iba a esperar todos los días en la esquina de mi trabajo. Él está como si nada, tomando mate en la celda mientras yo estoy viviendo un infierno. Revivo esa situación todo el tiempo. Hoy no puedo ser madre, no tengo fuerza para levantarme de la cama", comentó.
Haciendo hincapié en los antecedentes con los que contaba el hombre en cuestión, indicó: "Tengo miedo de todo. ¿Cómo voy a estar tranquila si tenía un montón de antecedentes penales y estaba libre? ¿Qué garantía tengo yo de que va a haber justicia?" y recalcó: "Tengo que tomar pastillas para todo. Para dormir, para salir de la cama y ni así puedo lograrlo. Hoy tengo que enfrentarme todos los días a mi cabeza. Yo era una persona re sociable, hoy no puedo salir sola de mi casa".
En cuanto al momento en que fue abusada, recordó: "Él me abordó cuando salía del baño, me amenazó con un arma blanca y me decía que me iba a matar si decía algo. Me obligó a sacarme la ropa e hizo lo que quiso conmigo. Me abusó sexualmente" y entre lagrimas, detalló: "En ese momento solo podía pensar en que me iba a matar, que iba a ser una más. Pensaba que esa mañana no había abrazado a mis hijos lo suficiente".