"¿Estos son tus sobrinos? Bueno, ya sabés si no te callás". La intimidación, clara y contundente, la recibió a principios de septiembre el encargado de la Iglesia de Nuestra Señora del Valle, Juan Viroche, en su cuenta de Facebook. Un mes después, el sacerdote apareció ahorcado en el interior de su parroquia.
La Justicia investiga si la muerte de Juan Viroche fue por suicidio u homicidio.
Por eso, el fiscal de instrucción, Diego López Ávila, ahora sumó un audio de WhatsApp de la propia víctima para investigar su muerte, que terminó con la tensa tranquilidad del pueblo de La Florida, ubicado a 70 kilómetros al este de San Miguel de Tucumán, que se movilizó el jueves para exigir justicia.
"Las amenazas ya no son sólo contra mí sino también contra mis seres queridos", le avisaba Viroche a un amigo en el mensaje de voz. "No caí en una psicosis, pero ahora entré en desconfianza". Por eso, el sacerdote le había solicitado al arzobispo de Tucumán, Alfredo Zecca, el traslado a otra parroquia.
Es que el sacerdote era uno de los pocos que en
Tucumán
alzaba su voz contra los narcotraficantes: "Les venden o les regalan eso (droga). Les hacen creer que llenan sus vidas. Pero eso los mata lentamente.
Es triste ver a niños, adolescentes y jóvenes que son cadáveres andantes porque unas
lacras
ganan mucho dinero con ellos".