por Rodolfo Palacios
21 Agosto de 2015 14:10" type="video/youtube">
“Si habré rezado por ese cordobesito. Sigan luchando porque es lo que corresponde”, dijo en febrero de 2014 el Papa Francisco mientras le daba sus manos a Lidia Guerrero, que lo había visitado en el Vaticano. Desde hace 19 años, la mujer lucha por salvar la vida de su hijo Víctor Saldaño, el único argentino condenado a muerte. Está en la cárcel de Texas.
Saldaño llegó a pedir que lo ejecutaran.
A sangre fría
Saldaño está preso por haber matado de cinco balazos al vendedor de computadoras Paul Ray King, de 46 años. El crimen ocurrió el 25 de noviembre de 1995 en el estacionamiento de un supermercado en Plano, un suburbio de Dallas. El cordobés actuó con un cómplice (el mexicano Jorge Chávez) y el botín sólo incluyó 50 dólares y un reloj de plástico. Cuando fue detenido, Saldaño confesó todo a la Policía.
Por el encierro, Saldaño tiene problemas mentales. Foto: Revista Viva.
"Todo hace pensar que es probable que el Caso Saldaño esté en la agenda del Papa. Junto con Lidia Guerrero nos reunimos el año pasado con Francisco
y él tuvo la generosidad de recibirnos. Él se interesó mucho en el tema y me pidió expresamente que lo mantenga al tanto del caso", dijo Juan Carlos Vega, el abogado defensor de Saldaño en declaraciones al programa radial "De caño vale doble", que se emite en Radio 10.
Francisco recibe a Lidia Guerrero, la madre de Saldaño.
“Está cada vez más desmejorado. Me duele en el alma no poder abrazarlo nunca porque en las visitas siempre nos separaba un vidrio. Antes él quería que lo mataran, pero ahora cambió de opinión porque me vio a mí y eso le dio una esperanza”, dijo Lidia Guerrero a BigBang.
Guerrero no pretende que su hijo sea liberado. Pide que no lo condenen a muerte. Además de que le mejoren las condiciones de detención. Saldaño, que lleva 19 años en el temible corredor de la muerte, sufre el síndrome del animal enjaulado en un zoológico: camina de un lado a otro hasta caer agotado en su pequeña celda. Viste uniforme blanco y no tiene ningún privilegio. Nadie los tiene en ese lugar que generó escalofríos en Dick y Perry, los asesinos que retrató Truman Capote en “A sangre fría”.
Antecedentes
En 1996, un jurado de Texas lo condenó a la pena de muerte. El fallo se basó en el dictamen discriminatorio de un perito psiquiátrico, quien dijo que Saldaño era proclive a reincidir porque así lo demostraban las estadísticas entre los presos latinos. Por ese acto racista, la Corte Suprema Federal estadounidense anuló el fallo y ordenó un nuevo juicio. Por eso, en 2004 Saldaño fue condenado a pena de muerte otra vez.
En 2010, el gobierno de Barack Obama aceptó el pedido cursado por Héctor Timerman (actual Canciller) cuando era embajador en los Estados Unidos: el reclamo logró que la condena se suspendiera mientras se analizaba otra vez el caso. Los argumentos de la defensa de Saldaño es que los años que lleva en el corredor de la muerte equivalen a varias penas de muerte.