21 Julio de 2020 19:55
La vida de Jorge Adolfo Ríos, herrero de profesión de 71 años, cambió en cuestión de minutos cuando fue sorprendido mientras dormía por cinco delincuentes que ingresaron a su casa, ubicada en Quilmes Oeste, y lo golpearon salvajemente a la vez que le pedían dinero.
En ese contexto, el jubilado sacó su pistola Bersa Thunder calibre 9 milímetros de su propiedad y les efectuó al menos seis disparos.
La cámara de seguridad de un comercio de la zona registró como los tres sospechosos se treparon al portón de la propiedad de Jorge para ingresar. Tras los disparos, cuatro de los malechores pudieron huir, pero Franco Martín Moreyra, de 26 años, terminó perdiendo la vida a metros de la vivienda.
Según las primeras investigaciones, el delincuente recibió dos disparos dentro del hogar y un tercero, ya fuera de la vivienda.
Para el fiscal Ariel Rivas, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 1 del Departamento Judicial de Quilmes y a cargo de la investigación, “el ladrón fue baleado en un estado de total indefensión, cuando ya no representaba ningún peligro” e imputó a la víctima del asalto por "homicidio agravado".
Al ser indagado, Ríos se negó a declarar.
En ese sentido, se dio a conocer uno de los momentos claves que analiza el fiscal para imputar al jubilado. En el video, captado por una cámara de seguridad, se ve como Moreyra sale de la casa de Ríos rengueando debido a que uno de los disparos le fracturó el tobillo y otro quedó alojado en la zona del pecho. En las imágenes aparece Ríos, quien se ubica al lado del delincuente ya rendido en el piso.
Durante la secuencia, el herrero le pega una patada, se agacha, le apoya el arma "en el sector intercostal" del delincuente y, según sostiene el fiscal, efectúa un tercer disparo para rematarlo a unos 60 metros de su vivienda.
Por esta razón, Rivas lo imputó por "homicidio agravado". Ahora, el fiscal aguarda el peritaje de las tres vainas servidas de calibre 9 milímetros que fueron levantadas de la escena del crimen.
Ríos sufrió heridas sangrantes en su cabeza y lesiones visibles en un antebrazo y el rostro producto de los golpes que recibió de los delincuentes. Los investigadores están convencidos de que Ríos actuó en su legítima defensa dentro de su casa, pero sostienen que "remató" a Moreyra -que vivía a unas 15 cuadras del lugar del hecho- en la calle.
En diálogo con el programa de Jonatan Viale, por radio La Red, Ríos sostuvo que se siente muy "mal" por lo ocurrido.
“Si me preguntás cómo me siento: me siento mal, yo no nací para matar a nadie, pero tampoco para que me entren tres veces en la misma noche. ¿Con qué intención quería venir esta gente? ¡Cinco personas! Yo no soy un delincuente. No nací para matar a nadie", sostuvo.
Tanto él como su familia decidieron abandonar el barrio donde siempre vivió el herrero por las amenazas que recibieron de parte de los allegados de quien lo atacó dentro de su propia casa.
El hombre es viudo, tiene tres hijos, dos mujeres y un varón, y 5 nietos. Vive solo pero está en permanente contacto con sus hijos, por eso decidieron alejarse de Quilmes Oeste.
Ríos es jubilado, tiene 71 años y es paciente de riesgo ante un posible contagio de coronavirus. Sufre de EPOC, tuvieron que sacarle un riñón, quedó con taquicardia de base luego de sufrir un infarto, camina con bastón y padece discapacidad visual debido a que toda su vida trabajó como soldador.
Por estas circunstancias, el juez de Quilmes, Martín Nolfi, le dictó la prisión domiciliaria.