"Las cárceles son para reclusión y no para castigo de los detenidos", dice la Constitución Nacional, y, a la luz de lo que son las cárceles de Tucumán, parece una broma macabra. Una delegación de la Procuración Penitenciaria de la Nación visitó las unidades de Urquiza y Concepción para realizar una capacitación para los recién creados juzgados de ejecución penal. El panorama hallado fue sorprendente y espeluznante. Mugre por donde se lo mire, camas insuficientes, un detenido en condición clandestina, golpizas que los detenidos ni siquiera cuestionen, comida vomitiva y baños repugnantes son parte del paisaje.
En diálogo con BigBang, el Director General de Protección de Derechos Humanos de la Procuración Penitenciaria de la Nación, Ariel Cejas Meliares, describe la realidad con que se encontró.
-Hacía rato que no me encontraba con un cuadro semejante. Estamos hablando de unidades muy viejas, que no tienen ningún tipo de inversión. Los baños eran nauseabundos, laa comida eran unos fideos pegoteados con algo que -ponele- llamemos carne y toda grasa. Te vas acostumbrando al olor y a la suciedad. El nivel de impunidad y corrupción que hay ahí es tremendo. Cualquier tipo de beneficio cuesta plata. Hay gente que pasa 23 horas encerrada sin ver un poco de aire, hay una habitación donde hay siete detenidos y seis camas, hay cables colgados por todos lados, hay mucha gente que no califica para estar ahí, pero está de todos modos.
Luis Alberto Ibarra, detenido y encadenado.
-¿Pudieron hablar con los detenidos? ¿Les contaron de golpizas?
-Nos contaron, sí, de varios casos. Pero lo más terrible es que han naturalizado esas golpizas, No les llamaban la atención, lo ven como algo natural. Tampoco hay acceso ni a la educación ni a la salud y los presos no trabajan. Hay un nivel de desidia muy grande. Hay dos médicos para dos cárceles que tienen unos 600 detenidos entre las dos, y no hay médico de guardia.
La foto es más que elocuente. Condiciones infrahumanas de detención.
-En el video se ve un detenido que tiene marcas en la espalda, que parecen balazos...
-Se llama Luis Alberto Ibarra, es un muchacho que no estaba en las celdas, sino en un sucucho, completamente aislado desde hace tres días, amarrocado a una cadena, contra la pared. Le habían sacado la cadena cuando llegamos nosotros. Se había subido al techo en señal de protesta y lo bajaron a escopetazos, con balas de goma. La visita la hicimos con la jueza de ejecución penal de Concepción, Graciela Mesched. El muchacho fue trasladado a un médico forense, Estaba pasado de la prisión preventiva, era un detenido que ni siquiera tenía que estar ahí. Presentamos un hábeas corpus por él.
El video del horror
-¿Qué puede hacer la procuración penitenciaria por él?
-Bastante poco en este caso, porque la procuración no tiene delegación ahí y no tiene jurisdicción sobre cárceles provinciales como estas, sino sólo sobre cárceles federales. Lo único que podemos hacer es denunciar el hecho y hacerlo público. Aquí ibamos a hacer una capacitación. Elaboramos un informe junto con el defensor oficial, la secretaría de Derechos Humanos de la Corte y la Fiscalía Federal, y este informa lo estamos poniendo en conocimiento de los jueces, y también del Sistema interinstitucional de cárceles que preside el juez Gustavo Hornos.
-¿Todos los presos de Tucumán están en esas dos cárceles?
-No, encima hay alrededor de 700 presos que están en comisarías.