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En 2016 ya murieron ocho efectivos en episodios de inseguridad

La mayoría de los casos fueron en intentos de robo cuando llegaban a sus casas. Policía Federal, santafesina, Gendarmería y Prefectura, entre las bajas.

18 Mayo de 2016 04:53
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La muerte de un suboficial de la Policía Federal asesinado de un balazo ayer cuando le robaron el auto en la puerta de su casa fue como alarma. En lo que va del año, ya son ocho los efectivos de las fuerzas públicas que murieron en episodios de inseguridad.

En la madrugada de ayer, el cabo Miguel Nicolás Ángel Borejko, de 39 años, fue asesinado en la puerta de su casa en Villa Madero. Borejko se desempeñaba en la Comisaría 48 de la Policía Federal, y fue interceptado por delincuentes que intentaron robarle el auto cuando ingresaba a su casa. Recibió un disparo en la espalda cuando huía y cayó muerto. La secuencia quedó registrada en una cámara. 

Miguel Nicolás Ángel Borejko fue interceptado anoche por la madrugada por delincuentes.

Episodios similares se repitieron varias veces en lo que va del año. En al menos otras siete ocasiones, efectivos de seguridad fueron asesinados en enfrentamientos con delincuentes en intentos de robo o episodios de inseguridad que los tuvieron a ellos mismos como protagonistas.

Borejko es el cuarto efectivo de la Policía Federal asesinado en 2016, y el séptimo si se suman a un efectivo de Gendarmería, a uno de Prefectura y dos de la policía santafesina.

A comienzos del año, el 2 de enero, fue un bombero retirado de la Policía Federal, Carlos Rodríguez, el que falleció tras un tiroteo con cinco delincuentes que intentaban robarle el auto en Villa Pineral, provincia de Buenos Aires. Por ese episodio detuvieron a dos de los sospechosos.

Los siete efectivos fallecidos fueron sorprendidos por delincuentes que querían asaltarlos.

Apenas tres semanas después, el 25 de enero, el suboficial Diego Borges, de 40 años, también de la Federal, fue asesinado de un balazo en el pecho. Ocurrió en el partido bonaerense de Morón. Borges  se había resistido a un asalto cuando cinco delincuentes lo abordaron en tres motos para robarlo.

Menos de un mes después, el 12 de febrero, el subcomisario de la Policía Federal Pablo Antonio Goya, de 43 años, también recibió un balazo en el pecho en medio de un tiroteo con delincuentes. Fue un caso paradigmático: las pericias hallaron no menos de 57 disparos de balas de plomo en la zona. Goya también se había resistido al robo de su camioneta, en las puertas de su casa en la localidad bonaerense de San Antonio de Padua.

En lo que va del año, ya suman más de siete efectivos fallecidos.

También en la zona oeste, pero en la localidad de Haedo, en enero pasado fue asesinado el gendarme José Rodolfo Alfonso, de 43 años, en un intento de asalto por tres delincuentes que intentaron robarle la camioneta cuando llegaba a su vivienda. El efectivo intentó reaccionar y sacar el arma reglamentaria, y cuando trató de identificarse los asaltantes le dispararon dos veces: una en el pecho y otra en un brazo.

Uno de los últimos casos ocurrió la semana pasada, cuando un ayudante mayor de la Prefectura Naval Argentina (PNA), Rosario Toledo, fue asesinado de dos balazos en la cara por dos delincuentes que pretendieron robarle la camioneta cuando llevaba a su nieta de dos años a la casa de su hija, en General Pacheco, partido de Tigre. Según las fuentes policiales, los dos sospechosos del crimen del Prefecto habrían sido identificados y tendrían antecedentes penales.

Rosario Toledo fue asesinado la semana pasada en un intento de robo.

En la provincia de Santa Fe hubo otro caso de un efectivo de la policía provincial asesinado. Se trata de Gabriel Ignacio Chialva, de 23 años, que fue hallado sin vida en el lavadero de una casa ubicada en la calle Bolivia al 4000. El caso ocurrió a mediados de febrero.

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