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Entre mantas y sangre: cómo rescataron a la beba de 10 meses atacada por Zalazar

Mía fue encontrada por un agente de policía y con la ayuda de un mantel logró trasladada de urgencia para salvarle la vida. La historia oculta.

25 Octubre de 2016 06:52
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Mía estaba sobre la cama semi tapada entre mantas. Rodeada de sangre y con sus ojos abiertos. Apenas movía sus labios. Así describe la imagen del horror la policía que ingresó a la casa de Claudia Arias, la ex pareja de Daniel Zalazar, asesinada a puñaladas, y rescató a la beba de 10 meses, atacada por su propio padre.

La beba era hija no reconocida de Zalazar.

"Cuando la descubrí, me clavó la mirada, con los ojos bien grandes. En ese momento nos atacó la desesperación. La niña estaba herida, llena de sangre y sólo movía los labios", contó Alejandra Rey, la oficial que levantó a la beba y la llevó de urgencia al Hospital del Carmen, para luego ser trasladada al Nonni.

"Cuando la descubrí me clavó la mirada, con los ojos bien grandes, y en ese momento nos atacó la desesperación

Con desesperación Rey solicitó ayuda a otros compañeros. Con un mantel envolvieron a la menor y con mucho cuidado y cautela la levantaron. El terror de no llegar a salvarle la vida invadió a los policías, pero no los demoró. Los minutos estaban contados, el cuadro de la niña era grave. El ataque de Zalazar ocurrió cerca de las 3 de la mañana y los agentes llegaron a las ocho y media. Mía pasó cerca de cinco horas a la deriva.

Según pudo confirmar BigBang, el estado de salud de la beba mejoró en las últimas horas. "Están por sacarle el respirador, es algo muy importante", anticipó Teresa Day, la coordinadora de la Procuración General de Mendoza.

Arias tenia otros tres hijos de otro pareja.

"Alcancé a ver que tenía dos heridas en la zona del tórax. Le pegué un grito a mis compañeros y me trajeron un mantel", sumó la agente, en declaraciones brindadas al diario El Sol.

También el niño de 11 soportó el dolor de las puñaladas que le aplicó Zalazar y, como pudo, le explicó a los rescatistas dónde estaba herido. "Nos relataba todo como si fuera una película", añadió Rey, que cuando se encontró con el menor ya había comprobado que las tres mujeres estaban sin vida. Dos de ellas, Claudia y Susana, su tía, yacían en el pasillo y Silda en la cama. 

Una de las últimas postales de Lorena Arias y sus hijos.

En la misma propiedad estaban sin vida Susana Ortiz, tía de Arias, y Silda Díaz, la abuela. Zalazar le aplicó dos cortes en el cuello a la beba, su propia hija biológica no reconocida. 

Justamente este sería el motivo de discusión que habría desatado la furia en el hombre de 30 años, que también agredió al hijo de Arias, un niño de 11 años. Pese a que intentó también atacar a otro menor de 8 años, no lo logró debido a que este puedo esconderse en un baúl.

Zalazar se mostraba en las redes con sus alumnos.

EL CONFLICTO

Zalazar llegó a la casa de Arias, ubicada en el barrio de Trapiche, temprano, a la mañana para arreglar ciertos asuntos con ella. Ya no estaban juntos como pareja, pero un vínculo los uniría hasta siempre, o por lo menos, hasta la muerte. Zalazar ocultó su parentesco con la menor en su entorno, y no sumó su apellido a la identidad de la niña, que lleva el de su madre.

Pero nada lo detuvo. Su violencia de género fue desplegada al máximo nivel, y hasta intentó incendiar la casa para eliminar las evidencias de su ataque. Para eso dejó el gas abierto y una vela encendida. La casa donde la beba creció, rodeada del amor de su madre y sus hermanos, tíos y abuelos y que ya no será la misma. A las carencias afectivas de su padre se sumará el dolor y la pena por las que ya no tiene voz.