Horas después de que el cuerpo de Camila Torocco fuera encontrado dentro de una bolsa y enterrado en un baldío ubicado a dos cuadras de la casa de su ex pareja, la joven que cenó con la víctima y el principal acusado por el homicidio rompió el silencio. Qué fue lo que sucedió aquel viernes y los siniestros mensajes que el presunto femicida Ariel Alberto González le envió cuando todavía la estaban buscando con vida.
La familia de Camila realizó la denuncia en la Comisaría 1° de Moreno a principios de mes. La última vez que se la vio fue el sábado cuatro de abril, cuando salió a cobrar la Asignación Universal por Hijo en una sucursal bancaria ubicada en el centro de Moreno. Jamás llegó, ni se registraron movimientos de extracción de dinero. La investigación giró desde un principio en torno a esas seis horas críticas entre las que se sabía que había cenado con su ex -y padre de sus hijos- y su partida al banco.
El último dato confiable que tenían tanto la familia como los investigadores es que el viernes Camila cenó con una amiga y con su ex. El ahora confeso femicida ratificó la información, dijo que había pasado la noche con ella y que por la mañana del sábado cuatro de abril la había llevado a la parada de colectivo para que pudiera ir al banco y cobrar la AUH. Ahora, el testimonio de la joven que compartió la última cena con Camila da su versión de los hechos.
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"La noche previa cené en casa de ella y con Ariel. Después, tuvimos una charla en la que Camila me dijo que se iba a pedir un flete y se iba a ir a vivir a lo de su amiga Rocío", reveló Haydeé, en diálogo con Telefe. De acuerdo al testimonio de la amiga de la víctima, Camila había sufrido un robo días atrás y ya no se sentía tranquila en su casa. González, padre de sus dos hijos, le ofreció protección.
Un dato no menor revelado por la amiga de Camila es que la joven de 26 años sí había denunciado por violencia de género González y que pesaba en su contra una medida de restricción. Al momento de la detención del femicida, la fiscal de la causa, Luisa Pontecorvo, confirmó a su vez que el hombre incumplía la pena de prisión domiciliaria que tenía por una causa de violencia de género realizada por otra mujer.
La noche del viernes, Haydeé no notó ninguna conducta extraña. "Durante esa charla, él no manifestó ningún tipo de violencia, nada. Hoy me doy cuenta de que estaba comiendo con el diablo. Ella le dijo que se iba a mudar y él lo tomó tranquilo, por eso yo también me quedé tranquila".
Sin embargo, la noche no prosiguió como relató González. De acuerdo al testimonio de la amiga, Camila se fue a duchar a lo de una amiga y cerca de las once de la noche regresó a su casa, ubicada a pocos metros. "La miré hasta que entró", aseguró Haydeé. El último horario de conexión a su WhatsApp fue 19 minutos después. Desde entonces, ni su familia, ni sus amigos volvieron a hablar con ella.
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"Le mandé un WhatsApp y ya no le llegaba, tenía una sola tilda. A las 5.15 le escribí a Ariel y le pregunté si sabía algo de Camila, porque tenía que ver el tema del flete para irse a lo de Rocío y él me respondió que no sabía nada y que Camila siempre hacía estas cosas de desaparecer, algo que era mentira".
González tenía además antecedentes por robo y esperaba el inicio de un juicio por violencia de género el 13 de marzo, que fue reprogramado para mediados de abril por la cuarentena. "Ella nunca hacía esas cosas de no contestar un mensaje. Era muy hermosa, una muñeca, brillaba. Al principio pensaba que la habían secuestrado y hoy me doy cuenta de que en ese momento ya estaba muerta".
Los investigadores tardaron once días en encontrar el cuerpo de Camila: estaba semienterrada en un descampado ubicado a dos cuadras de la de su ex y a veinte de la suya. González fue detenido por las incongruencias en sus declaraciones y, de acuerdo a fuentes de la investigación, le confesó el crimen a la familia de la víctima: "Afirmaron que había llegado alrededor de la una de la mañana y les dijo: 'Les dejo al nene porque la maté a Camila'".