Ya pasó más de una semana desde que se conoció el triste desenlace de Joaquín Sperani, el adolescente de 14 años que fue brutalmente asesinado a golpes por un compañero de escuela en la localidad cordobesa de Laboulaye. Si bien el autor del crimen ya fue identificado, lo que lo motivó a cometer este aberrante homicidio aún sigue siendo un misterio. Por esta razón, los padres de la víctima, Mariela Yésica Flores y Martín Sperani, sostienen que siguen “sin respuestas” y criticaron “la investigación” realizada por el comisario y el fiscal, ya que “no tuvieron empatía” ante la “desesperación por hallar con vida” al menor de edad y “han mostrado su inoperancia”.
Paralelamente, se dio a conocer una carta que escribieron los docentes del Instituto Provincial de Educación Media (IPEM) Nº 278 “Malvinas Argentinas”, en donde hablaron de las versiones que señalaban que la víctima sufría bullying e intentaron despegarse de las declaraciones de otra docente, la cual mucho antes del crimen había alertado que el adolescente "siempre estaba solo".
La misma se difundió el viernes por la noche y una de las frases que más llamó la atención de la misiva fue donde las docentes afirmaron: “Queríamos resguardar la integridad de nuestros menores”. Cabe destacar que anteriormente una docente del mismo colegio había descrito a Joaquín como “un chico muy tímido”, que “siempre estaba solo” en los recreos y que no tenía “ningún grupo de amigos”. “Esa característica marcaba la diferencia con el resto”, manifestó.
“Nos solidarizamos y acompañamos a su familia desde el primer momento, desde su búsqueda, y que a pesar del profundo dolor que sentimos debemos seguir trabajando por y con nuestros estudiantes en pos de resguardar a los mismos”, indicaron las docentes.
“No somos partícipes de los comentarios ni de las opiniones vertidas en la prensa. El motivo de no realizar declaraciones públicas es para resguardar la integridad de nuestros menores y no entorpecer la investigación”, escribieron al intentar escapar de las versiones que indicaban que Joaquín sufría acoso escolar.
La maestra que había salido a hablar, y que no se encuentra entre los firmantes, había declarado: "La situación de bullying se manifiesta no siempre de forma violenta, sino a través de la exclusión en el aula. Por ahí el bullying está muy relacionado con el síndrome de Estocolmo, por el que se terminan haciendo amigos de sus propios victimarios”.
“En nuestra escuela, ante situaciones problemáticas que se dan en las aulas con nuestros estudiantes se trabaja de forma permanente y en jornadas especiales, tales como las Jornadas Interdisciplinarias de Integración de Saberes (JIIS) que son de público conocimiento en la comunidad educativa”, respondieron los docentes. “Queremos llevar tranquilidad a nuestros estudiantes y a sus familias, haciéndoles saber que siempre los hemos acompañado en sus trayectorias y estamos comprometidos en escucharlos y contenerlos en esta difícil situación. Con profundo respeto abrazamos a la familia de Joaquín y rogamos para que se haga justicia”, agregaron.
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“Como personal docente estamos a disposición de la Justicia y el Juzgado que está a cargo de la investigación para todo lo que se requiera, que se prestó colaboración y se seguirá haciendo”, aseguraron en el final de la carta. El gobierno, a través del Ministerio de Educación provincial, accionó abriendo una investigación interna e intervino con equipos interdisciplinarios en el colegio.
El testimonio de dos compañeras
En este sentido, dos compañeras de Joaquín confirmaron que el adolescente asesinado sufría "bullying" y que las autoridades del colegio lo sabían. Las alumnas detallaron cómo fue el último día que se lo vio con vida a Joaquín. Ellos tuvieron clases en contra turno desde las 9 hasta las 11.20 y resaltaron que el principal sospechoso no se había presentado para hacer Educación Física.Sin embargo, cerca de las 10 de la mañana, revelaron que el principal acusado por el crimen del adolescente asistió al Instituto Provincial de Educación Media (IPEM) Nº 278 “Malvinas Argentinas”. “Apareció en la puerta donde estábamos en formación y preguntó si estaba Joaquín. Los profesores no le dijeron nada y se fue. Después no apareció más y a la salida no lo vimos”, contaron las dos compañeras. Según advirtieron, volvieron a tener clases a las 14.40 y, quién se presume que fue su asesino, sí se presentó. “Estaba sentado con la misma compañera con la que se sienta siempre. Estaba normal, riéndose y jugando”, manifestaron en diálogo con América TV.
Las cámaras de seguridad captaron todo el recorrido: cuando ambos salieron del colegio en dirección a la casa abandonada, también cuando el acusado volvía completamente solo y cuando al acusado, de 13 años, se le cayó el celular de la víctima en la calle. "Con sus compañeros jugaba de manera violenta, tenía una personalidad que no conocíamos porque no éramos sus amigas. Nunca lo esperábamos de él, se veía buena persona, buen compañero como Joaquín”, describieron las chicas sobre la personalidad del acusado.
Las jóvenes señalaron que existe la posibilidad de que su ex compañero no haya sido el único culpable del crimen. De hecho, ellas creen que tuvo la ayuda de un tercero: “La mente de un psicópata puede hacer cualquier cosa en un minuto, pero creemos que solo no pudo haberlo hecho. Creemos que pudo haber sido alguien mayor de afuera de la escuela”. Las compañeras de la víctima confirmaron que sufría bullying en la escuela y aseguraron que todas las autoridades estaban al tanto de la situación y tenían charlas constantemente. “Nosotras vamos con él desde primer año y desde entonces que le hacen bullying. Le escondían las cosas y le pegaban hasta hacerlo llorar”, describieron.
Al terminar contaron cómo habían reaccionado sus compañeros mientras tenían una charla con los docentes: “Cuando los profesores hablaban del tema se reían de la situación como si nada. Los mismos que en algún momento le dijeron cosas a Joaquín”. “Mil veces fue la directora a hablar con nuestra aula porque le escondían las cosas a él o a otros compañeros. A Joaquín lo vieron mal porque él salía llorando a dirección o a preceptoría e iba a hablar. Él se pensaba que las personas eran buenas como él, no tenía maldad para nada”, expresaron.