"Vengan a buscarme, me largaron". Esas fueron las palabras con las que Leonela Ayala, todavía imputada por el homicidio de su sobrina de diez años Sheila, les comunicó a sus abogados que estaba lista, sola con un bolsito rojo, esperándolos en la Alcaidía Departamental III de La Plata. Eran las doce de la noche y llevaba 31 días detenida desde aquel jueves 18 de octubre en el que encontraron el cuerpo de la menor a pocos metros de su departamento.
La primera foto de Leonela Ayala en libertad.
Aunque todavía sigue imputada bajo la carátula de "homicidio agravado por alevosía", el domingo se venció el plazo máximo de detención y el fiscal de la causa, Gustavo Carracedo, no renovó el pedido de prisión preventiva de Leonela. Distinta fue la situación de su marido, el otro imputado por el crimen, Fabián González Rojas, quien permanece detenido.
Según pudo saber BigBang, la disposición la tomó por sorpresa. Si bien sabía que la ampliación de su declaración indagatoria de la semana pasada había logrado "despegarla" de la escena del crimen, cabía la posibilidad de que el fiscal mantuviera la medida preventiva. ¿Quién la fue a buscar? Una de sus abogadas.
"Jamás pensé que iba a vivir una situación así en mi vida. No perdí cuatro hijos, perdí cinco; a mi nena, a Sheila"
Durante los 31 días que estuvo detenida no recibió la visita de ningún familiar o amigo. Tampoco vio a sus cuatro hijos, todos ellos ahora a cargo de la Coordinación de Niñez del municipio de San Miguel. "Jamás pensé que iba a vivir una situación así en mi vida. No perdí cuatro hijos, perdí cinco; a mi nena, a Sheila", dijo al abandonar la cárcel. Una de las preocupaciones de su defensa, encabezada por el abogado Hugo Icazati, es el estado mental de la mujer de 25 años: "Está siendo atendida por un profesional, es muy duro todo lo que vivió. Más que nada el último tiempo cuando empezaron las amenazas de muerte".
Desde que amplió su declaración e incriminó a su marido, las amenazas comenzaron a llegar. "Si la largan se las vamos a matar", decían los mensajes. "Le pusieron custodia porque durante estos días recibió amenazas de muerte", precisó Icazati. "También nos amenazaron a nosotros", sumó el letrado. En efecto, la decisión de dejarla en libertad causó conmoción en el entorno de los padres de Sheila, en especial en el ala materna. "No lo podemos creer, no entendemos por qué hicieron eso", se limitaron a evaluar, también en diálogo con BigBang.
Sheila Ayala tenía 10 años. Murió estrangulada.
Leonela no volverá al departamento que compartía con su marido y sus hijos. El predio ya no existe y, por motivos de seguridad, tampoco se instalará cerca del barrio en el que asesinaron a Sheila. La causa por el asesinato de la nena sigue y la imputación se sostuvo, aunque es posible que en las próximas horas baje el tenor de la acusación en su contra.
"¡Perdí a mis hijos!"
Leonela quedó detenida el jueves 18 por la noche, horas después de que se encontrara el cuerpo de su sobrina. Atravesaba su octavo mes de gestación. Pasó la noche en una comisaría de San Miguel y, cuando se preparaba para declarar ante el fiscal en la Alcaidía de Malvinas Argentinas, comenzó con contracciones.
Menos de 24 horas después de haber quedado presa, la mujer dio a luz por parto normal a su cuarto hijo en la Maternidad Eva Perón de Malvinas Argentinas. Le puso Efraín y pudo estar con él sólo tres días. El bebé quedó a cargo de la Coordinación de Primera Infancia, Niñez y Familia; mientras que ella fue trasladada a la Alcaidía Departamental III de La Plata.
Fabián González Rojas seguirá detenido por el femicidio de Sheila Ayala.
Desde entonces, sus cuatro hijos quedaron a resguardo de la Justicia. "Lo que se va a intentar ahora es que pueda volver a vincularse con ellos, que es un camino judicial que va en paralelo a la investigación por el crimen de Sheila. Pero para eso tiene que estar bien psicológicamente. Por el momento, la recomendación de los profesionales es que pueda estabilizarse un poco".