Corría el seis de noviembre del 2013 y habían pasado casi cinco meses del femicidio de Ángeles Rawson. La primera junta médica, luego de seis días de arduos debates en la sede del Cuerpo Médico Forense, concluyó que la muerte de la adolescente había sido por asfixia en el marco de un ataque sexual. Los resultados agravaron al por entonces único imputado por el crimen, Jorge Mangeri, quien hoy cumple su condena en el penal de Ezeiza.
Ángeles tenía 16 años cuando fue asesinada por el femicida Mangeri.
Pero la conclusión no fue unánime, pese a que la mayoría de los expertos convocados coincidieron en validar la hipótesis del ataque sexual luego de analizar las 55 muestras obtenidas del cuerpo de Ángeles. Adolfo Méndez, uno de los peritos, alegaba que la joven había muerto durante una “práctica sadomasoquista” y negó que se observaran en su cuerpo signos de ataque o defensa.
“No existirían lesiones que desde el punto de vista médico legal pudieran ser calificadas como agresivas o defensivas”, advirtió en su momento, pese a que las evidencias forenses demostraban todo lo contrario.
Mangeri cumple su condena en el penal de Ezeiza.
El ADN de Mangeri encontrado en las uñas de Ángeles permitió resolver el caso y el perito confesó que “mintió” durante la junta médica en beneficio del portero. Casi cinco años después, según consignó Cosecha Roja, la gravísima falta le valió en los últimos días una pena de un año y diez meses de prisión en suspensó, una inhabilitación para ejercer cualquier cargo público por tres años y ocho meses y otra de un año para intervenir como perito médico.