El miedo se apoderó de una tranquila noche en La Plata cuando una jubilada de 88 años vivió el peor momento de su vida. Cuatro delincuentes encapuchados irrumpieron en su hogar, la maniataron, le cubrieron el rostro y la amenazaron con un arma y un destornillador en el cuello mientras saqueaban su vivienda. El brutal episodio ocurrió el lunes por la noche en su casa ubicada en 11 entre 36 y 37. Los ladrones forzaron una reja trasera para ingresar sin ser detectados.
Una vez dentro, la encontraron en la planta alta, sola e indefensa. Sin darle tiempo a reaccionar, uno de ellos le apuntó con un arma de fuego, mientras otro presionaba el afilado destornillador contra su cuello. Sin poder moverse, la víctima solo pudo obedecer. La obligaron a acostarse en su cama, le ataron las manos y, como si no bastara, le cubrieron la cara con una frazada y un almohadón para evitar que los viera. "Me apuntaron con un arma y me taparon la cara con una frazada. Solo quería que se fueran y que no me lastimaran", le contó la mujer, aún en estado de shock y visiblemente nerviosa, a los investigadores.
Durante varios minutos que se sintieron eternos, los delincuentes revisaron cada rincón de la vivienda con furia. Cajones revueltos, muebles destrozados, puertas abiertas de par en par: buscaban dinero y objetos de valor. Entre gritos y amenazas, exigían que la víctima les entregara más efectivo. "Fueron los peores minutos de mi vida. Escuchaba cómo rompían todo, sentía sus pasos y no podía hacer nada", relató la jubilada entre lágrimas.
El asalto finalizó cuando los delincuentes tomaron un teléfono celular, un juego de llaves y una suma de dinero aún no determinada. Finalmente, escaparon en la oscuridad de la noche, dejándola maniatada y aterrorizada. La mujer, como pudo, logró gritar pidiendo auxilio. Un vecino que pasaba por la vereda escuchó sus súplicas y llamó de inmediato al 911. Minutos después, efectivos de la Policía Bonaerense llegaron al lugar, pero los delincuentes ya se habían esfumado sin dejar rastros.
La investigación quedó en manos de la Fiscalía en turno, que caratuló la causa como "robo agravado". Como parte de las primeras medidas, se ordenó el relevamiento de las cámaras de seguridad de la zona en un intento por identificar a los responsables de este cruel asalto. Hasta el momento, no hay detenidos. El ataque a la jubilada en su propia casa vuelve a poner sobre la mesa la preocupación por la creciente inseguridad en la ciudad. El miedo y la impotencia se apoderan de los vecinos, quienes exigen respuestas y mayores medidas de protección. Mientras tanto, la víctima intentará recuperarse del horror que le tocó vivir.