Sebastián Wagner fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de Micaela García, la joven de 21 años violada y asesinada en Gualeguay, Entre Ríos. Fue el principal sospechoso por la desaparición de Mica porque su auto quedó registrado en las últimas imágenes que se conocieron de la zona cuando la joven volvía a su casa. Rápidamente se conocieron sus antecedentes: tres casos de violación y una liberación de la cárcel antes de tiempo.
Sebastián Wagner culpó a su hermano gemelo de un abuso.
Wagner es ex empleado de un frigorífico. Su tarea era matar animales. En 2010 abusó de una joven luego de golpearla y robarle en su casa. Cuatro meses después violó a otra chica, a quien obligó a subir a su auto y luego la llevó a la fuerza a un parque.
En un juicio abreviado, por ambos casos recibió una pena de nueve años de prisión. Dos años después surgió otro caso por un abuso anterior en el que lo incriminaban, aunque no lo pudieron comprobar en la Justicia: el violador estaba encapuchado. Al momento de realizar una prueba de ADN, Wagner culpó a su hermano gemelo.
Los nueve años de condena fueron al final cuatro: luego de cumplir dos tercios de su pena en la cárcel, el Juez de Ejecución de Penas de Gualeguaychú, Carlos Rossi, le dio la libertad condicional. En julio del año pasado, volvió a las calles.
EL HERMANO GEMELO
Sebastián y Maximiliano Wagner son gemelos y vivieron juntos hasta los 15 años. Con el correr de los años se distanciaron, pero no dejaron de hablarse hasta hace dos años.
Gemelos juntos. De celeste, Maximiliano; de gris y rojo, Sebastián Wagner.
EL VÍNCULO CON SU HERMANO GEMELO
La infancia de ellos fue enigmática. Como si fueran Caín y Abel, uno terminó en la cárcel y el otro es un hombre inocente. La distancia entre ellos comenzó cinco años atrás, cuando Sebastián fue acusado por la violación de una adolescente. Ya tenía una condena por otras dos violaciones, también ocurridas en 2010. No dudó en acusar a su gemelo, Maximiliano, quien fue investigado y quien fue sometido a una serie de estudios de ADN. Sebastián logró salvarse de una condena como violador serial, ya que era el tercer caso: la Justicia dictó la falta de mérito y lo absolvió de esa causa.
Maximiliano relató que la relación entre ellos nunca fue del todo buena. Se criaron juntos hasta la adolescencia, y luego comenzaron a distanciarse. Incluso, en una entrevista recordó que por el parecido físico, Sebastián se hacía pasar por él e invitaba a salir a chicas del barrio; y contaba que en la escuela, su hermano respondía de manera violenta, mientras que él era más tranquilo. “Ojalá nunca salga de la cárcel”, disparó al enterarse que era el presunto homicida de Micaela. Y remarcó: “No quiero verlo, no me interesa”.
PERFIL CRIMINAL
Para el perito forense Raúl Torre, el comportamiento de Sebastián Wagner demuestra un perfil sistemático. “El modus operandi se repite, es un individuo sádico, con un ritual: arroja las prendas de sus víctimas en la vía pública, es una marca muy particular”.
“Tuvieron la misma educación, las mismas abundancias y carencias y la misma madre. Sin embargo, uno es un criminal y otro es trabajador”, analizó Torre en diálogo con BigBang. Por eso, sostuvo que para entender las diferencias en la personalidad habría que analizar qué le pasó a cada uno. “La mayoría piensa que un psicópata se hace”, indicó.
"Tuvieron la misma educación, las mismas abundancias y carencias
Las fotos de ambos de niños que aquí se publica es, probablemente, uno de los pocos registros fotográficos de ellos juntos. De celeste, Maximiliano; de blanco y gris, Sebastián. “Pido perdón por el hermano que tengo”, repitió tres veces el gemelo libre. Cree que lo que pasó es horrible. Y sabe que carga con el estigma de portar la misma cara que el presunto homicida, aunque en verdad sea su antítesis.
LAS OTRAS VÍCTIMAS
Nadia, la primera víctima de Wagner, relató esta semana en entrevistas radiales: "Yo salía de rendir en la Facultad de Ciencia y Tecnología, a eso de las tres de la tarde. Él cruzó detrás de mí y me sorprendió, pero no pensé que me estaba siguiendo. Se metió a mi casa, me golpeó mucho, me arrancó parte del cabello y se fue. Salí desnuda a la calle y entré al negocio de al lado, donde me auxiliaron los vecinos".
La última pareja de Wagner, Nora González, dijo que sabía sus antecedentes pero había decidido darle "otra oportunidad" cuando decidieron vivir juntos. Pero las marcas en su piel y su desaparición después de que empezaran a buscar a Micaela la hicieron dudar y por ese motivo lo denunció ante la Policía.