Luciana Florencia Villa tenía 5 años y falleció el pasado miércoles en el hospital del partido bonaerense de Hurlingham, al cual había ingresado con un cuadro de paro cardiorrespiratorio. Si bien los médicos que la atendieron lograron reanimarla, su condición era sumamente delicada y su cuerpo no lo soportó. La menor presentaba hematomas en todo el cuerpo, hemorragia interna y signos de un ataque sexual.
De hecho, la fiscal a cargo del caso, Marina Rueda, titular de la UFI Nº12 de Morón, sospecha que la menor era utilizada para la comercialización de pornografía infantil. La autopsia al cuerpo de la pequeña Luciana comprobó que la menor sufría abusos sexuales de larga data y, además, que murió debido a la brutal golpiza que había recibido poco antes de llegar al nosocomio.
Marcos Leonardo Villa, de 33 años, y Marcela Segovia, de 45, sus padres, quedaron acusados como coautores del homicidio agravado por el vínculo, que prevé la pena de prisión perpetua. Ambos se negaron a declarar y quedaron aprehendidos, a la espera de que el Juzgado de Garantías Nº 3 de Morón convalide la detención. Además, la fiscal imputó al padre de la víctima como presunto autor del abuso sexual y a la mujer, como partícipe necesario de ese delito.
Según trascendió, más tarde Segovia no dudó en culpar a su pareja, a quien acusó de someterla a un verdadero calvario. Sin ir más lejos, la mamá de la nena manifestó que ella era víctima de violencia de género y que había denunciado previamente a su pareja en tres oportunidades. Dichas denuncias se habían realizado en 2016, pero las fuentes afirmaron que la mujer "perdonó" a Villa y que “todo continuó igual”.
Por esta razón, la fiscal sostiene que la mujer es coautora del crimen de su propia hija. El hecho ocurrió en la casa que ambos alquilaban, ubicada en la calle Guayra, de la localidad de Villa Tesei. Fue Villa el que trasladó a su hija en brazos hasta la Unidad de Pronta Atención (UPA), ubicada en Veragua al 4500, en la localidad de William Morris, afirmando que la nena había sufrido un paro cardiorrespiratorio porque supuestamente se había “atorado” con algo en su casa.
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La pequeña llegó a ser reanimada por los médicos, pero falleció a raíz de la hemorragia interna que le habían provocado los golpes de sus progenitores. Pero el caso de Luciana no es un hecho aislado: Aarón Maximiliano Bustos Sosa, de tan solo un año y 8 meses, fue asesinado el sábado 18 de Septiembre por su padrastro, Alán Leonel Lapalma, de 24 años y que se encontraba en libertad condicional, en el barrio Florentino Ameghino de Mar del Plata.
El pequeño fue trasladado de urgencia por su mamá y Lapalma: "Se atragantó con algo", le dijeron, nerviosos, a los médicos que rápidamente lo atendieron y derivaron de urgencia al hospital Materno Infantil de Mar del Plata. El nene estaba inconsciente: presentaba magullones en todo el cuerpo, hematomas en el abdomen, en las piernas y marcas en la cara.
La autopsia reveló que presentaba heridas internas de hacía varias semanas, que tenía cicatrices por haber recibidos golpes en la cabeza con un objeto romo y contundente, que sufría una hemorragia estomacal, equimosis en cráneo, tórax y abdomen y un moretón importante en la zona frontoparietal izquierda y que fue el último golpe en la cabeza lo que le provocó la muerte.
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Lapalma se encontraba en libertad condicional y volvió a ser alojado en al Unidad Penal 44 de Batán: había sido condenado a una pena de 3 años en suspenso por el delito de uso de documento público alterado y fue encarcelado después de ser detenido tras un intento de robo. Ahora, quedó imputado por "homicidio agravado por alevosía", que prevé una condena a prisión perpetua y se negó a declarar ante la fiscal Salas.
Otro caso sucedió el pasado 23 de septiembre: León Aquino, de tan solo un año y medio, fue asesinado por su padrastro, Roberto Fernández, de 27 años, en el barrio Villa Mitre, en Berazategui. Por este hecho, su mamá, Yésica del Carmen Aquino, de 32 años, fue acusada y detenida por encubrimiento, complicidad y participación del homicidio. La mujer intentó convencer a su hermana de que su hijo se había ahogado con leche.
Sin embargo, los médicos notaron los golpes que tenía el nene en su cuerpo y decidieron hacer una denuncia a las autoridades. La autopsia reveló que el pequeño León sufrió maltratos prácticamente desde su nacimiento y murió a causa de una “septicemia traumática”. Los forenses encontraron golpes, pinchazos de aguja por todo el cuerpo y mordeduras en la zona del cuello.
También extrajeron una aguja oxidada del cadáver, razón por la cual la principal hipótesis de los investigadores es que esa varilla con óxido pudo haber provocado la infección que derivó en una septicemia. La fiscal Gabriela Mateos de la UFI N° 3 de Berazategui, quien quedó a cargo del caso, ordenó la detención de la madre del nene y de su pareja, Fernández: ambos se negaron a declarar.
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Desde "Ponete la Capa", la organización sin fines de lucro que lucha contra el maltrato infantil en Argentina, manifestaron su preocupación ante esa problemática y expresaron: "Nuestra lista de crímenes contra la infancia crece bestialmente en una sociedad que está enferma, un estado incompetente y una justicia pobre que espera hasta la muerte para accionar".
Desde la página oficial del grupo que busca frenar el maltrato infantil, señalaron estar "hartos de ver como rellenan sus redes sociales con capacitaciones y reuniones vía Zoom entre funcionarios para figurar que están haciendo". "Mientras ustedes sonríen a las cámaras, firman, se dan la mano y escriben textos sin sentido, nuestros niños en Argentina se están muriendo. Queremos ir contra todos", agregaron.
Al mismo tiempo, se tomaron un momento para recordar el caso de Thiago Fleitas, el nene de dos años que falleció en marzo de este año en el Hospital Juan C. Sanguinetti de Pilar tras ser brutalmente golpeado. Los resultados de la autopsia habían arrojado que el menor también presentaba heridas compatibles con abuso sexual y quemaduras. "El 27 de Agosto abrazábamos el alma de Thiago Fleitas a través de sus familiares que nos acompañaron a movilizar", contaron.
Y sentenciaron: "Thiago fue asesinado el 19 de Marzo. Su muerte fue consecuencia de golpes y violaciones. Tenía 2 años. De ninguna manera imaginábamos que al mes siguiente de la movilización que realizamos en el obelisco, lloraríamos a 3 hijos más, porque cada niño que defendemos es un hijo de la causa. Es nuestro y de su familia. Así lo sentimos".