por Rodolfo Palacios
19 Abril de 2016 06:26Hubo un tiempo en que el Gordo Valor aparecía en los diarios y las revistas con esta leyenda: "Se lo busca vivo o muerto". Era un experto ladrón de blindados que en los años ochenta y noventa se tiroteaba con policías, escapaba de las cárceles saltando muros y se ocultaba en aguantaderos en los que no dormía dos noches seguidas. "Pensar que con Lázaro (Báez) y (Ricardo) Jaime quedé como un ladrón de gallinas", le dijo Luis Alberto Valor a BigBang.
"Nunca le robé al laburante", dice Valor, el famoso ladrón.
Valor tiene 62 años y espera que antes de fin de año le den la libertad condicional. Durante estos años se quejó porque los políticos o los empresarios corruptos no iban presos. Pero las detenciones del ex secretario de Transporte Ricardo Jaime y el empresario Lázaro Báez le hicieron cambiar de opinión. "Siento que ahora se está acabando la impunidad. Yo robé y pagué. Pero estos muchachos metieron la mano en la lata. Yo no le robé a la gente. Y estoy seguro que al lado de lo que robaron los políticos, lo mío fueron migajas".
El Gordo Valor es fanático de las remeras con la imagen de Don Corleone. Foto: Nacho Sánchez.
Industria argentina
En su época de apogeo criminal, cuando invertía en grandes negocios y en su casa había escondites con gruesos fajos de billetes de cien de dólares, el Gordo Valor soñaba con abrir una cadena de bares que llevara su nombre. Registró la marca y por entonces tenía un representante que planeaba vender muñequitos suyos y remeras con su imagen. “Estoy diseñando los modelos. Si Dios quiere, en un mes se podrán vender. Van a ser baratas, pero no fijé el precio aún. Las van a vender afuera porque los presos no podemos manejar guita”, explicó.
“Las remeras tendrán un logo y algunas llevarán mi foto
A Valor lo animaba saber que en varios países, los restaurantes llamados Al Capone o Lucky Luciano, los reyes de la mafia en los Estados Unidos de los años 20, se habían convertido en la atracción de comensales y curiosos. El Gordo se imaginaba vestido con traje negro, sentado a una mesa del fondo, con un vaso de Martini en la mano y rodeado de retratos de Al Pacino -en la piel de Scarface- y de Marlon Brando en El Padrino, sus películas favoritas.
El ladrón posa con un falso Sapo Pepe, en un festival que organizó en 2011 para el Día del Niño.
Después de la caída
Valor fue detenido el 6 de julio de 2014, cuando iba por San Miguel en una camioneta con pedido de secuestro que llevaba cuatro armas de fuego. “Me hicieron una cama”, denuncia el célebre rufián. Llevaba dos meses de libertad condicional.
Se cree que Valor robó más de 50 blindados en los años ochenta y noventa. Foto: Clarín.
La penúltima caída había sido el 31 de julio de 2009, después de una accidentada persecución policial. El hampón, que según la Policía estaba por cometer un robo, chocó en su auto contra una fila de árboles del country Olivos Golf Club de Pablo Nogués, en el norte del conurbano bonaerense, una porción de campos y casas de dos plantas construidas en barrios cerrados, con vista a un lago y vigilados por guardias privados las 24 horas.
“Robé y estoy en cana. Hay políticos que son ladrones de guante blanco y siguen libres. ¿O acaso el corralito no fue el robo del siglo?
En los ochenta, la Policía lo catapultó como: “Enemigo público número uno”. Ese mismo mote recibió Al Capone, que contrabandeaba alcohol durante la Ley Seca y cayó no por matar sin piedad, sino por evadir impuestos.
Valor ensangrentado: así lo detuvieron en 2009, luego de chocar contra una fila de árboles.
Libro y película
Valor tiene otros proyectos: escribir un libro y vender su historia para que filmen una película. “Parece que los policiales están de moda. Con Puccio se armó una locura bárbara. Pensar que lo conocí a Arquímedes, era el encargado e la biblioteca. Era malo, pero lo respetaban. Me gustaría que mi historia sea filmada por Luis Ortega, es un pibe con mucho talento”, dice Valor.
Valor pasó 18 años de su vida en la cárcel. Antes de fin de año podría recuperar la libertad.
“Con Puccio se armó una locura bárbara. Pensar que lo conocí a Arquímedes, era el encargado e la biblioteca. Era malo, pero lo respetaban
En la Argentina, decir Gordo Valor es sinónimo de ladrón pesado. Hasta los políticos lo usan como adjetivo descalificativo. Una vez, Lilita Carrió comparó a Néstor Kirchner con el Gordo Valor. También dijo que pactar con Eduardo Duhalde era lo mismo que pactar con Valor. El famoso ladrón se ríe de esas frases. No quiere hablar de política ni de políticos. Sólo dice: “Robé y estoy en cana. Hay políticos que son ladrones de guante blanco y siguen libres. ¿O acaso el corralito no fue el robo del siglo?”.
“Hay políticos que son ladrones de guante blanco y siguen libres
Para muchos, Valor representa un estilo de ladrón que está en vías de extinción. “Los pibes hoy por el paco te matan por un par de zapatillas. Se acabaron los códigos”, dice el Gordo. A más de 25 años de la superbanda, cambia de rubro: ahora le gusta la moda.