En el mismo veredicto que el Tribunal Oral Criminal 1 de Dolores le dio la pena de prisión perpetua para cinco de los ocho rugbiers que asesinaron a Fernando Báez Sosa, los magistrados dieron lugar al pedido del fiscal Juan Manuel Dávila para procesar por falso testimonios a los amigos de los condenados Juan Pedro Guarino y Tomás Colazo.
Ambos declararon bajo juramento durante las audiencias en las que se definía el destino de quienes mataron al joven el 18 de enero de 2020 a la salida del boliche Le Brique en Villa Gesell y, según las conclusiones del fallo, no respondieron con toda la verdad y hasta omitieron información sensible que podría haber comprometido aún más a sus compañeros de viaje.
"La investigación va a terminar en la nada, porque realmente tienen una serie de argumentaciones muy importantes", adelantó a BigBang el abogado Miguel Ángel Pierri, quien también describió cómo será el proceso que los juzgará. "La investigación por falso testimonio es independiente. El Tribunal ordena sortear un nuevo juez y una nueva fiscalía para que investiguen este hecho", detalló.
Tras explicar que la nueva causa no es apéndice de otra, el letrado detalló que "en base a testimonios que los acusados brindaron en el juicio oral", se deberá fundamentar "por qué la fiscalía sostiene que han mentido".
"Por supuesto que además no pueden ser juzgados en su declaración porque gozan de todos los derechos que tiene un imputado, inclusive hasta el de no declarar", describió Pierri. "Además, hasta podrían argumentar el derecho constitucional de no poder autoincriminarse", agregó.
“Quiero que se hagan cargo": entre lágrimas, Guarino cargó contra sus "ex amigos"
"En el caso de esta persona van a poder argumentar que al momento de declarar estaban muy nerviosos, que no han mentido ni han querido mentir, que han dicho lo que recordaban como lo recordaban", precisó el abogado sobre las diferentes estrategias judiciales que los acusados podrían tener cuando llegue el momento de ser juzgados.También Pierri explicó que todavía deben designar defensor, el cual puede ser un particular o uno estatal, que les será provisto en caso de no tener uno.
"Sí tienen la incomodidad estos jóvenes de que esto se tramita en Dolores, ya que el hecho se produjo en sede judicial así que se va a ir a una fiscalía del lugar y con un juez de garantías de allí", completó Pierri.
Los magistrados María Claudia Castro, Christian Ariel Rabaia y Emiliano Lázzari fueron los encargados de dar lugar al pedido de los fiscales.
“Son buenos chicos”: el rugbier “número 11” intentó defender a los acusados pero ubicó a todos en la escena del crimen
"Nosotros entendimos que las personas, de acuerdo al lugar donde se ubicaban en el momento de los hechos, no pudieron no haber visto, como ellos manifestaron, qué es lo que ocurrió. Es por ese motivo que solicitamos el falso testimonio, y es lo que hizo lugar el Tribunal", declaró Dávila luego de escuchar que habían dado lugar a su pedido.Guarino había estado detenido durante los primeros 23 días posteriores al asesinato. Luego, por falta de pruebas, quedó en libertad. Durante su declaración en la onceava audiencia del juicio, llegó hasta a negarse a continuar viendo los videos que mostraban la golpiza fatal. Allí muchas veces no pudo identificar a Máximo Thomsen y hasta confundió a alguno de sus amigos.
"Me hace mal ver los videos, todavía no puedo creerlo, esto que pasó es una mierda", confesó en aquella audiencia. "Quiero que se hagan cargo de lo que hicieron. Es muy doloroso esto, para mi, para mi familia y para la familia de Fernando. Ojalá con lo que yo intenté ayudar hoy pueda encontrar un poco más de paz. No intenté ser invasivo, sino que vean que fui sincero", cerró su testimonio.
Por su parte, Colazo, reconocido como el rugbier número 11, fue quien dijo que los condenados "son buenos chicos" y quien aseguró que intentó frenar a Thomsen cuando lo pateaba en el piso a Fernando. "Lo agarré del brazo. Pero no pude hacer nada", se lamentó. Además, su testimonio tuvo muchas lagunas y momentos que no recordaba, además de la confesión implícita de asegurar que a sus amigos no los puede evaluar "por esto que pasó".