Habilitaron a un sacerdote condenado por violación: volverá al lugar donde abusó de dos monjas

En diciembre de 2022 el sacerdote Manuel Fernando Pascual fue condenado a 12 años de prisión tras abusar sexualmente de dos monjas durante cuatro años. Este miércoles, el religioso recibió la habilitación para volver a Capitán Sarmiendo, ya que la condena no está firme, debido a la falta de instancia de casación. 

Pascual cometió los delitos desde 2012 hasta 2016 en el campo La Ermita, lugar al que concurrían las monjas para realizar retiros espirituales. En los mismos, el sacerdote hacía entrega de manuales llamados “Lectura cristiana de la sexualidad femenina” con el objetivo de “soltar el deseo de la mujer”.

En ese entonces, dos hermanas de San José denunciaron que sufrieron abusos no solo de poder, sino también sexuales. Las obligaba a practicarle sexo oral y las abusaba sexualmente mientras el cura encargado de la misa realizaba las tareas correspondientes con quienes recurrían a escucharla. Según el testimonio de una de las víctimas, el agresor lo hacía para que “aprendieran a gozar”.

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El tribunal que lo condenó, a cargo del juez Gabriel Vega, fue quien le concedió el beneficio de irse a instalar. Además, cabe recordar que si bien la condena se dictaminó el pasado diciembre, los tres años anteriores el  imputado los pasó en la cárcel de Ezeiza y llegó libre a dicho juicio.

 

Por último es importante mencionar que dicho privilegio ocurre en el marco de los últimos dichos emitidos por el Papa Francisco, quién hace una semana se refirió a los abusos cometidos en los establecimientos educativos. “La Iglesia no puede tratar de esconder la tragedia de los abusos. no basta pedir perdón".

 

"La Iglesia no puede tratar de esconder la tragedia de los abusos, sean del tipo que sean. Tampoco cuando los abusos se dan en las familias, en los clubs, en otro tipo de instituciones. Pedir perdón es necesario, pero no basta. Pedir perdón es bueno para las víctimas, pero son ellas las que tienen que estar en el centro de todo".

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No obstante, el líder religioso concluyó: "La Iglesia tiene que ser un ejemplo para ayudar a resolverlos, sacarlos a la luz en la sociedad y en las familias. Es la Iglesia la que tiene que ofrecer espacios seguros para escuchar a las víctimas, acompañarlas psicológicamente y protegerlas".