27 Diciembre de 2019 08:52
El cuerpo del ginecólogo desaparecido hacía una semana, Daniel Casermeiro fue hallado este jueves por la noche en una zona rural del departamento de San Justo, en la provincia de Córdoba. De acuerdo a las primeras pericias se encontraba parcialmente calcinado, al costado de la ruta provincial A10, en el límite con Santa Fe. Durante la madrugada detuvieron a un hombre.
Casermeiro había sido visto por última vez el jueves de la semana pasada, cuando salió con su auto, una cupé BMW que fue hallada días después, y en donde los investigadores encontraron 8 millones de pesos, una importante suma de dinero en dólares y varios lingotes de oro, que de acuerdo a la familia del ginecólogo eran para la compra de una propiedad.
El cuerpo se encontraba calcinado en una zona cercana a donde el domingo fue hallado el vehículo de Casermeiro. De acuerdo con los investigadores, el cadáver estaba “parcialmente” calcinado, aunque pudo ser reconocido rápidamente debido a la vestimenta, que se encontraba a salvo. El fiscal Bernardo Alberione, a cargo de la investigación, ordenó realizar la autopsia en la morgue, y anunció que hoy dará una conferencia de prensa para detallar los avances de la pesquisa y los resultados de la autopsia.
Anoche mismo el fiscal ordenó un nuevo allanamiento en la localidad cordobesa de San Francisco, donde el Grupo Eter de la Policía detuvo a un sospechoso por el crimen de Casermeiro. Se trata de un hombre de apellido Gette, cuyo domicilio ya había sido allanado días atrás, según informó la web La Voz de San Justo.
El ginecólogo de 61 años había sido visto por última vez el jueves de la semana pasada. Según pudo reconstruir la Justicia, Casermeiro abandonó su clínica a pesar de que tenía a un grupo de pacientes en la lista de espera. Antes de desaparecer, asistió a un banco de San Francisco para retirar lingotes de oro y las abultadas sumas de dinero y dólares para una operación inmobiliaria.
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Más tarde, el hombre habló con su esposa, hizo una parada en el pueblo Estación Luxardo, a pocos kilómetros de San Francisco, donde compró tres bebidas energizantes, charló con el empleado que lo atendió y hasta hicieron chistes. Después conversó con su socio para adelantar una reunión y luego perdió todo tipo de contacto. La última señal de su teléfono celular se activó en la zona de Estación Luxardo.
