26 Diciembre de 2017 06:10
El cadáver de un bebé de 15 meses permanecía en el sector de depósito del cementerio de la localidad de Comandante Nicanor Otamendi, el mismo en el que hace nueve meses robaron los restos de un niño que luego apareció mutilado y semi devorado por perros, a la vera de un arroyo de la zona.
En esta oportunidad, los padres del pequeño, que murió tras un cuadro de neumonía, descubrieron lo ocurrido cuando concurrieron a llevarle flores. Se encontraron con el ataúd abierto, la tapa suelta, el interior vacío y ningún empelado que diera explicaciones.
El padre del niño quiere justicia.
El padre del nene fallecido, Alberto, acudió al cementerio junto a su mujer. Querían permanecer durante unos minutos frente a la bóveda donde descansaba su hijo, Ciro. El matrimonio contó que después de ingresar a la bóveda, quisieron acariciar el cajón y la tapa estaba suelta.
Ciro tenía un año cuando falleció debido a sufrir una fuerte neumonía, hace dos semanas. "Nuestro bebé no está, no sé quién es el responsable acá", sostuvo Alberto.
Ante no recibir respuestas, la familia convocó, para ese mismo día, una marcha para reclamar justicia y condena para los culpables, pese a no tener ninguna evidencia sobre quién está vinculado.
La fiscalía de Miramar abrió una causa y dispuso las primeras medidas para determinada responsabilidades en el hecho. Asimismo, en el cementerio se levantaron huellas y se dispuso un amplio rastillaje, guiados por la hipótesis de que podrían haber arrojado el cuerpo del menor en las inmediaciones.
"Nuestro bebé no está, no sé quién es el responsable acá
EL PEOR ANTECEDENTE
Un hecho similar, ocurrido en marzo de este año, aumenta el horror. Se trata de un hallazgo macabro. En un arroyo encontraron el cuerpo de un menor de aproximadamente de dos años. Estaba mutilado y tenía marcas de mordidas de animales. Según la autopsia, al niño le extrajeron los órganos y luego lo cosieron.
Llama la atención el grado de mutilación que el cadáver del niño presentaba en manos y pies, además del faltante de los dientes, con la aparente intención de evitar su identificación. Luego se pudo comprobar que el menor había sido enterrado poco antes en el cementerio de Comandante Nicanor Otamendi y correspondía a un niño que se había asfixiado con un pequeño globo.
Otro niño sin vida fue robado en el mismo cementerio.
Por ese caso quedó procesado el encargado del cementerio, acusado de encubrimiento y falso testimonio.
El menor fue identificado por medio de un cotejo de ADN. La fiscal, Ana Caro, a cargo de la causa, dijo a la prensa que tras haberse comprobado que el niño murió en un accidente doméstico, la investigación se centrará en el robo y mutilación del cadáver.