Pablo Giménez tenía 44 años y se dedicaba a la lectura del tarot. Oriundo de Pico Truncado, en la provincia de Santa Cruz, decidió hace 10 años mudarse a Córdoba para comenzar una nueva vida entre las sierras cuidando y alquilando cabañas, pero todo tuvo un trágico final. En las últimas horas, un amigo se arrimó a su casa tras no saber de él durante varios días y se encontró con la peor imagen de todas: el cuerpo de Giménez tapado con una frazada.
Pablo vivía en una cabaña ubicada en la localidad de Villa La Bolsa, cerca de Alta Gracia absolutamente solo con su perro de raza caniche y además de vivir de su trabajo, también tenía una vida cotidiana en la que eran frecuente las reuniones junto a sus amigos. Sin embargo, a partir del sábado nada más se supo de él: no se lo volvió a ver, las llamadas no le llegaban y no respondía los mensajes, lo que encendió todas las alarmas.
Teniendo en cuenta estos datos, uno de sus amigos de acercó hasta el domicilio de Pablo. La primera reacción fue tocar la puerta pero además, hubo algo que le despertó dudas y tenía que ver con que la mascota caniche, identificada por sus ladridos, ni siquiera emitió algún tipo de sonido.
Como nadie le atendió, el amigo de Pablo accedió a treparse para pasar a la propiedad y mirar por la ventaba a ver si encontraba alguna pista. Cuando cruzó la tranquera, se encontró con la peor imagen: el cuerpo de su amigo recientemente envuelto en una frazada dentro de la cabaña.
Luego de encontrarse con esa dolorosa imagen, el hombre llamó a la Policía para notificar que había encontrado el cuerpo de Giménez tendido en su casa, los oficiales del personal de la Departamental Santa María de Homicidios y de los Gabinetes completos de Policía Judicial, iniciaron las primeras investigaciones en el marco encabezada por la Fiscalía de Instrucción del Segundo Turno de Alta Gracia, a cargo de Alejandro Peralta Ottonello.
Nadie sabe nada: qué pasó con Pablo
El Ministerio Público Fiscal de Córdoba (MPF) informó que hasta el momento no hay imputados, detenidos ni sospechosos, pero que se barajan diversas hipótesis por el hecho. En principio, el cuerpo no tenía golpes, rasguños ni heridas a simple vista por lo que se analiza que haya sido asesinado asfixiado con la frazada en la que estaba envuelto.
Además de analizar la muerte de Pablo, la Justicia de Córdoba inició una serie de hipótesis y a decir verdad, la más firme hasta el momento tiene que ver con una ocasión de robo, dado que en la casa faltaban dos televisores, su teléfono celular, pertenencias de valor, el vehículo Fiat Palio de color gris.
En cuanto a las personas que podrían haber sido los culpables, la Justicia apuntó a que podría ser alguien conocido del tarotista, dado que la cabaña no tenía los accesos forzados y la puerta principal estaba cerrada con llave que también la hicieron desaparecer. También apuntaron directamente a un grupo de personas que habrían intentado usurpar el terreno en el cual vivía desde hace 10 años.
Con respecto al grupo de personas que había intentado usurpar el domicilio de Pablo Giménez, el conflicto había comenzado en diciembre y en los cinco meses que transcurrieron hasta su muerte, pasaron un sinfín de amenazas de muerte y ocupación. Incluso, según reveló el diario ElDoce, el tarotista había pedido un botón antipánico para resguardarse pero no se lo otorgaron.