Todo ocurrió el domingo. El empresario y comerciante Horacio Marcelo González, de 54 años, sujetó con ambas manos un revolver de color negro, marca Colt y calibre 38 corto, y le disparó en el pecho a su mujer, Rosana Noemí Migueles (51). Luego de acabar con la vida de su esposa, el hombre tomó la decisión de suicidarse de un disparo en la cabeza.
Horacio Marcelo González, de 54 años, y su mujer, Rosana Noemí Migueles, de 51.
El trágico hecho sucedió en la casa que ambos compartían en Nordelta, Tigre. Según las hijas del matrimonio, el hombre era "muy celoso" y mantenía una relación "enfermiza" con su mujer. El homicidio fue descubierto esta mañana, en una vivienda situada en la calle De la Cañada 50, en el lote 48 del barrio Barrancas del Lago, en dicho predio de la zona norte del Gran Buenos Aires.
En ese lugar, González y su esposa Migueles residían con su hija mayor, Florencia. Fuentes policiales y judiciales informaron que la otra hija del matrimonio, Macarena (27), vive en otra propiedad de Nordelta y fue quien llamó al 911 para denunciar que sus padres yacían muertos en el interior de la habitación principal de la casa familiar.
El barrio Barrancas del Lago.
Antes del llamado de la menor de las hijas del matrimonio, personal del Comando de Patrullas de Tigre se trasladó hasta el lugar donde se encontró con las dos hijas de la pareja, quienes entre lágrimas detallaron que su padre había asesinado a balazos a su esposa y luego se había suicidado.
Una fuente judicial explicó que se estima que las muertes se produjeron entre las 19.30 y las 22.30 del domingo, cuando el matrimonio se encontraba solo en su casa. La Policía halló a Migueles muerta en el piso, al costado de la cama, y el cadáver de González sobre los pies de la misma.
"Las hijas sabían que su padre tenía un arma de fuego pero aún no se pudo hallar la documentación de la misma", señaló una de las fuentes del caso. A simple vista, la mujer presentaba dos disparos en el tórax y el hombre uno en la cabeza.
Sin embargo, recién el martes por la tarde se efectuarán las autopsias para determinar la mecánica de la muerte del matrimonio. En tanto, las hijas de la pareja contaron a los investigadores que sus padres mantenían una relación "enfermiza" y que solían discutir a diario.
Según las hijas del matrimonio, el hombre era "muy celoso" y mantenía una relación "enfermiza" con su mujer.
"Lo describieron como un hombre muy celoso. Al parecer, los problemas eran de género, no económicos, aunque en el último tiempo los ingresos de la familia habían mermado", detallaron fuentes judiciales del caso.
En ese sentido, no se constató la existencia de alguna denuncia penal previa por violencia de género en contra de González y, por su parte, los peritos revelaron que había cámaras de seguridad en distintos ambientes de la vivienda, aunque ninguna enfocaba al interior de la habitación matrimonial, lugar del trágico desenlace.
En un primer análisis de esas imágenes se observó a González ser la última persona en ingresar al dormitorio donde posteriormente fue hallado muerto junto a su esposa. Los investigadores también determinaron que el domingo hubo otro incidente cuando el hombre discutió con el novio de su hija mayor que había regresado de un viaje por el interior del país.
En base a lo reconstruido por los pesquisas, González decía estar cansado de no tener intimidad y echó al novio de su hija de la casa, por lo que la joven se retiró con su pareja cerca de las 19.30 y regresó después de las 22.30. Siempre en base a esa reconstrucción de los hechos, Florencia se dirigió directamente a su dormitorio sin pasar por el de sus padres.
Esta mañana, Florencia se retiró de la vivienda sin cruzarse con ellos, pero después llamó a su hermana y le dijo que esa situación le había parecido rara, por lo que Macarena los fue a ver y los encontró muertos. En la escena del crimen estuvo presente el fiscal Jorge Fitipaldi, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) descentralizada de Benavídez.
Horacio González y Rosana Migueles fueron hallados muertos en su casa de Nordelta
De acuerdo a las primeras averiguaciones, en el tambor del revólver secuestrado había tres cartuchos servidos y tres intactos, lo que coincide con la cantidad de disparos que presentaban los dos cuerpos. El matrimonio fallecido era dueño desde hacía muchos años de un local de venta de electrodomésticos y muebles llamado "Delta Hogar", ubicado en Los Troncos.