En los últimos días los robos a los countries o barrios cerrados de la provincia de Buenos Aires ocuparon un lugar importante en la cobertura mediática. Elegidos por muchas personas como una forma para vivir alejados de las ciudades pero también, en el marco de la pandemia del Covid-19, como un lugar de vacaciones, lo cierto es que en las últimas horas esos lugares dejaron de ser tranquilos, sobre todo en uno de ellos, donde ladrones torturaron a una familia.
Es el caso del dueño del Instituto Gastronómico Internacional, Maximiliano Ferrari, quien no sólo vivió momentos de tensión sino que además fue víctima de un operativo digno de Hollywood por parte de los delincuentes para poder ingresar a su casa en el country San Eliseo, de Guernica.
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Ferrari, junto a su esposa, hijos y la empleada doméstica, se sorprendieron cerca de la 1 de la madrugada cuando al menos cinco ladrones encapuchados ingresaron a la vivienda. Los delincuentes, para encontrar el dinero que había en la propiedad junto a otros valores, torturaron a la esposa de Ferrari a quien le arrancaron seis uñas, motivo por el cual tuvo que ser luego internada por las lesiones.
“A la 1 de la madrugada entraron a mi casa, cinco personas que redujeron a la empleada doméstica y nos sorprendieron en la habitación mientras dormíamos”, relató el empresario en declaraciones al canal de noticias TN. “Nos golpearon con los puños y las armas que llevaban, se pusieron muy violentos. Decían que tenían el dato de que teníamos una determinada suma de dinero, pero no era así”, remarcó.
“La torturaron para que les confesáramos donde guardábamos la supuesta plata. Yo les di todo lo que teníamos, pero querían más. Entonces, empezaron a arrancarle las uñas con un alicate. Le sacaron seis en total. También le explotaron una prótesis mamaria”, agregó al recordar el violento episodio que tuvo que vivir.
“Después amenazaron con cortarle la lengua a una de mis hijas gemelas. Ahí nos enajenamos con mi esposa. Pensamos: 'Estamos muertos'. Yo tiré al piso a uno y ella mordió a otro, como eran cinco y nos superaban en número volvieron a pegarnos. Le dieron una patada voladora a mi esposa e intentaron atarnos, pero la situación ya se les había ido de las manos y optaron por escapar”, detalló.
Incluso, luego contó como los móviles de la policía bonaerense que vinieron desde Guernica y de San Vicente no sólo no prestaron apoyo a la situación, sino que además se peleaban por irse del lugar para que el otro se hiciera cargo de la denuncia.
En la Justicia, mientras tanto, empezaron a indagar sobre cómo fue el hecho en cuestión, sobre todo la forma en la que los cinco delincuentes sortearon el sistema de seguridad del country. En una de las primeras inspecciones oculares que realizó la titular de la UFI de San Vicente, Karina Guyot, se determinó que cortaron el alambre y cavaron un pozo para poder escaparle al tendido eléctrico que tiene la segunda barrera de seguridad.
De ahí que las víctimas y luego otros testigos de la huida relataron que vieron a cinco personas sucias, embarradas, que se fueron a pie del country. Justamente la forma en la que salieron hace que la fiscal sospeche de que pudo haber algún tipo de connivencia entre los empleados del barrio cerrado con los delincuentes.