07 Octubre de 2016 14:37
Las cárceles bonaerenses son tal vez lo más parecido al infierno en la Tierra. Unidades sobrepobladas, sistemas cloacales saturados y cables pelados son sólo algunos de los problemas señalados por la Comisión por la Memoria, integrado por el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, en sus informes anuales. Pero hay más.
La denuncia del juez Juan Francisco Tapia que provocó polémica en las redes sociales.
Es que un interno de la Unidad Penal 15, ubicada en el kilómetro 8,5 de la ruta 88, a la altura de la localidad de Batán, muy cerca de Mar del Plata, soporta hace dos meses el dolor provocado por la increíble salida de un hueso de su clavícula.
Según el juez de Garantías en lo Penal N°4, Juan Francisco Tapia, la solución del servicio penitenciario a la profunda herida es simplemente vendarla.
La prisión fue pensada como un centro de rehabilitación para los internos mientras cumplen (o esperan) sus condenas, pero algunos lectores del posteo recurrieron al clásico "algo habrá hecho". "Nadie va a la cárcel así porque sí. Quizás esa persona violó o mató", afirma uno de ellos. Para Tapia, en cambio, es parte del inconsciente colectivo que exige "que se pudra en la cárcel".
