Los investigadores del crimen de Sheila Ayala, la niña de 10 años que fue asesinada hace una semana en la localidad bonaerense de San Miguel, realizaron este jueves una serie de peritajes en el lugar del hallazgo del cadáver.
El fiscal de la causa, Gusavo Carracedo, estuvo particularmente interesado en que se llevara a cabo una planimetría donde se encontró el cuerpo de la nena.
Sheila tenía 10 años.
Cabe recordar que los Sheila fue encontrada sin vida en un sitio lindante con la vivienda de la tía de la víctima y el marido de ésta, ambos actualmente detenidos por el homicidio. "Se tomaron distintas medidas, como la altura de la casa de los sospechosos, el ancho de la especie de pasillo donde se encontró el cadáver y la distancia entre ambos", explicó un vocero judicial.
Según las primeras mediciones, la casa de los detenidos -Leonela Ayala (25) y Fabián González Rojas (24)- mide 5,7 metros de alto, mientras que dicho "pasillo" -es un hueco entre dos paredones- tiene 0,7 metros de ancho, detalló el mismo informante.
A partir de estos, y otros datos surgidos de los peritajes, el objetivo del fiscal es confirmar si Sheila fue arrojada al vacío desde el balcón del segundo piso de la casa de los acusados, si esta vivienda fue la escena primaria del crimen y si fue allí u otro lugar de la misma construcción donde fue ocultado el cuerpo por algunas horas o días antes de descartarlo.
En ese sentido, los pesquisas procuran confirmar si las fracturas post mortem que tenía la niña en sus costillas fueron producida por esa caída. En las diligencias estuvo presente también el abogado de la madre de la víctima, Martín Francolino, quien en declaraciones a los medios presentes consideró que para él ya "no quedan dudas" sobre la mecánica del hecho.
Los tíos de la menor fueron detenidos.
Por su parte, Mónica Chirivín, una de los abogados defensores de la tía de Sheila, explicó que ya fueron notificados de otra batería de peritajes que se llevarán a cabo a partir de las semana que viene, entre ellos, los estudios toxicológicos y psicológicos a la mujer.
En ese sentido, la letrada aclaró que la acusada "no consume alcohol ni drogas" y que "está quebrada" anímicamente ya que aún no tuvo contacto con su hijo nacido el viernes pasado, cuando ya estaba aprehendida por el crimen.
Además, recordó que la mujer tiene otros tres hijos menores de edad que quedaron al resguardo de familias de contención. Chirivín se mostró conforme con el trabajo de la fiscalía que "está evacuando todas las citas" de la indagatoria de Leonela en la que ésta se declaró inocente.
"Estamos esperando los resultados del cotejo de ADN de las muestras tomadas de debajo de las uñas de Sheila y, entre otras cosas, el informe de la SUBE para demostrar el recorrido que hizo el día del hecho", señaló la letrada.
Chirivín se hizo cargo de la defensa técnica de Leonela junto al abogado Hugo Icazati, quien dijo esta tarde a la prensa que la acusada "está muy angustiada" y que "desconoce lo que pasó" con su sobrina. "Vamos a esperar los resultados de los peritajes”, afirmó el letrado.
Sheila desapareció el 14 de octubre último, alrededor de las 12, cuando jugaba con amigos en el predio del barrio Campo Tupasy, donde vivía con su papá. Tras cuatro días de búsqueda y acusaciones cruzadas entre los padres por quién podía tener responsabilidad en la desaparición, el jueves pasado los efectivos hallaron el cadáver adentro de una bolsa de basura.
La autopsia confirmó luego que la causa de muerte fue un estrangulamiento a lazo.
La autopsia confirmó luego que la causa de muerte fue un estrangulamiento a lazo con un una sábana infantil que tenía anudada al cuello y no se encontraron lesiones de abuso, aunque el fiscal espera una serie de peritajes para ver si se trató de un ataque sexual no consumado.
El martes pasado, a pedido del fiscal Carracedo, el juez de Garantías 3 de San Martín, Mariano Grammatico Mazzari, convalidó la detención de los tíos como presuntos autores de un "homicidio agravado por alevosía" en el caso de la tía, y con el segundo agravante de "femicidio" para el tío.
Previamente, González Rojas se negó a declarar al ser indagado, mientras que su mujer se desvinculó del crimen y le dijo al fiscal que el día de la desaparición de su sobrina ella se ausentó durante ocho horas de su casa con sus hijos y que cuando regresó no vio nada extraño.