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Justicia para Blas: quiénes son los dos suboficiales condenados a perpetua por el crimen

De los 13 acusados, sólo 11 recibieron penas.  

31 Marzo de 2023 12:41
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Tras más de 150 días de audiencias y tres años de espera, este viernes el juicio por el crimen de Blas Correas llegó a su fin. Delos 13 policías de la Ciudad de Córdoba imputados por el asesinato y el encubrimiento,solo 11  recibieron penas. 

Las condenas fueron:

Sergio Alejandro González: condenado a 4 años y 10 meses de prisión. Walter Eduardo Soria: condenado a 4 años y 9 meses. Enzo Gustavo Quiroga: condenado a 4 años y 8 meses. Jorge Ariel Galleguillo: condenado a 4 años y 8 meses. Yamila Florencia Martínez: condenada a 4 años y 3 meses e inhabilitación para ejercer cargos públicos. Seguirá con prisión domiciliaria. Leandro Alexis Quevedo: condenado a 4 años de prisión Juan Antonio Gatica: condenado a 4 años de prisión. Wanda Micaela Esquivel: condenada a 3 años y 10 meses de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos. Ezequiel Agustín Vélez: condenado a 2 años y 6 meses de prisiónEn tanto, Leonardo Alejandro Martínez y Rodrigo Emanuel Toloza fueron absueltos. 

La audiencia arrancó a las nueve de la mañana y los acusados tuvieron la oportunidad de dar sus últimas declaraciones, ya que a la tarde estaba previsto leer la sentencia y dictar el veredicto de los mismos. 

 

No obstante, en las primeras horas de la mañana, Laciar adelantó: “No voy a parar hasta que paguen todos los responsables y hasta tener la certeza de que cualquiera de los jóvenes pueda salir a la calle y pedir la ayuda de un policía”.

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Por otra parte, tal y como lo reveló en BBN, Juan Segundo Pavez Laciar, hermano de la víctima, para ellos la justicia es lograr que estos crímenes de gatillo fácil no se repitan. Que la policía sea un lugar seguro. “Ese día fue Blas, pero podría haber sido yo, vos, o cualquier otro”, expresó el joven.

 

Los dos principales imputados por ser coautores del homicidio, declararon sus últimas palabras y afirmaron que dispararon sin la intención de matar. El primero en hablar fue Javier Catriel Alarcón, quién efectuó dos disparos el día del hecho y expresó: “No soy un asesino, no maté a nadie”.

Si bien la evidencia demostrada en el juicio plasmó que sí lo hizo, el agente expresó: “fui el único que no desenfundó el arma. Muchos vinieron acá y dijeron que estaba mal, pero tuvieron dos años para pensar qué hacer. Yo tuve dos segundos y siempre actué de buena fe”.

No obstante, se refirió a la forma en la que se los trató, teniendo en cuenta que son responsables de un delito, y manifestó: “Vulneraron todos nuestros derechos. Hasta los animales tienen más derechos que nosotros”. 

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Seguido a él, declaró Lucas Gómez, quién efectuó cuatro disparos el día del hecho: “Hace dos años y casi ocho meses que le vengo pidiendo a Dios por ustedes para que les dé la fuerza necesaria. Quiero realmente pedir perdón por lo sucedido. No fue mi intención quitarle la vida a nadie, eso mi Dios lo sabe”.

Respecto al resto de los efectivos policiales, todos coincidieron en remarcar su inocencia y destacaron la fortaleza de la mamá de la víctima tanto en el juicio como en su día a día. 

La noche del crimen

En la madrugada del 6 de agosto del 2020, Blas de 17 años transitaba las calles de la ciudad de Córdoba arriba de un Fiat Argo junto a cuatro amigos. En ese entonces, se toparon con un control policial, en el cuál observaron que un agente había sacado un arma. Por este motivo, decidieron seguir de largo. Rápidamente y sin dudarlo los policías comenzaron a disparar por confundirlos con “ladrones que escapaban”. A causa de esto, un proyectil impactó en la espalda de la víctima, y le quitó la vida. 

Los minutos posteriores fueron aún peores. Los jóvenes se dieron cuenta que Blas estaba herido, intentaron llevarlo a la clínica Aconcagua, pero según el relato de los mismos, no quisieron atenderlo. En medio de la desesperación, la angustia y por sobre todo el miedo, volvieron a subirse al auto e intentaron dirigirse hacia otro hospital. En ese momento, una patrulla les corta el tránsito y los detiene. Blas ya no respiraba. Luego de muchas horas, imprudencia policial, la plantación de un arma en el vehículo de las víctimas y la manipulación de la escena del crimen, la familia de Blas fue notificada de lo sucedido.

Desde ese día hasta la fecha, la familia luchó por saber la verdad, por conseguir justicia por Blas y por sobre todas las cosas, generar un cambio en la sociedad: “Nosotros estamos esperanzados de que este cambio se pueda hacer, y estoy seguro de que se hará si todos empujamos para lograrlo. Hay que hacer, comprometerse con algo”, expresó el hermano.