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Justicia por Lucas: de la "caradurez" de los policías, al defensor que paró la audiencia porque tenía hambre

El asesinato de Lucas González tras ser acribillado por la Policía de la Ciudad ocurrió noviembre de 2021 y conmocionó a la sociedad. 

17 Marzo de 2023 13:14
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La primera audiencia del juicio por el crimen de Lucas González, el menor de 17 años asesinado en manos de policías de la Ciudad en noviembre del 2021, destapó la verdadera imagen y posición de los acusados: poder, encubrimiento y mentiras. Por su parte, los abogados defensores también lograron ser protagonistas de la tarde del último jueves y se posicionaron a la misma altura de sus clientes.

 

Eran las 9:10 de la mañana y la espera en la entrada de la sala AMIA ubicada en el subsuelo de Comodoro Py ya se hacía notar. Las remeras con la cara de Lucas pidiendo justicia emocionaron a todos los presentes y las ganas de dar un abrazo eran casi inaguantables. En ese entonces, el padre de la víctima entró junto a los tres amigos de su hijo y testigos del hecho, acompañados de su abogado Gregorio Dalbón

Una vez que todos los presentes estuvieron ubicados dentro de la sala, ingresó el tribunal. Por su parte, Héctor “Peca” González contó, en todo momento, con el apoyo de tres jóvenes, los amigos de Lucas, quienes con una caricia, un abrazo o simplemente un comentario estuvieron apoyándolo hasta el final. Como así también lo hizo toda su familia.

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A las 9:30 de la mañana, la situación era inaguantable. Todos los presentes esperaban a que llegaran los acusados y que la familia sufriera lo menos posible esa situación. “Estamos demorados porque hubo un problema con el traslado de los detenidos”, comunicó el tribunal en ese entonces.

Pasaron 45 minutos, eran casi las 10:30 y comenzaron a ingresar los 14 acusados vestidos de civil. El clima dentro de la sala era de mucha tensión. Los jóvenes, quienes reconocieron a cada uno de ellos, ya que fueron quienes asesinaron a Lucas en su cara y los detuvieron durante las horas siguientes al episodio, miraron fijo a cada uno de ellos. Con la cabeza en alto y conversando antes de entrar, ninguno le devolvió la mirada.

 

10:36 de la mañana. El Tribunal Oral en lo Criminal (TOCA) 25 da inicio al juicio y pidió que retiraran a los testigos de la sala para poder leer la lectura de los hechos. Una vez que ya estaban afuera, comenzó pidiendo la palabra Fernando Soto, abogado del el inspector Gabriel Alejandro Issasi, quien efectuó los disparos que terminaron con la vida del menor. 

Durante la siguiente hora y diez, Soto se dedicó a pedir la nulidad del juicio y criticó la presencia de la Secretaría de los Derechos Humanos, a lo que Dalbón aclaró: “Es observador del debate, no es parte así que quédense tranquilos”.

Luego de rechazar ese pedido y siendo las 12:43, el tribunal dio inicio a las declaraciones de los imputados. A pedido del fiscal se retiraron todos de la sala, e ingresaron de a uno para dar su testimonio. 

El primero en entrar fue Isassi, quien con un tono sobrador y a sabiendas de su poder, comenzó relatando toda su carrera y desempeño profesional, y concluyó: “Para finalizar, quiero decir que en este hecho que nos tiene presentes, estoy seguro que actué en legítima defensa, en cumplimiento del deber y no cometí ningún delito”.

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Por su parte, la familia comenzó a gritarle “caradura” y “asesino”. La indignación era muy fuerte. Juan José Nievas fue el segundo en sentarse en el estrado, y con el mismo abogado que el anterior, le copió su declaración: “Ante este hecho ejercí legítima defensa y no cometí ningún delito”. Fabián Andrés López, también defendido por Soto, fue el tercero en entrar y declaró exactamente lo mismo que los dos anteriores. 

Héctor Claudio Cuevas y Fabián Alberto Du Santos fueron los dos siguientes en dar testimonio y al confirmar que no iban a declarar, se leyeron sus informes anteriores. Fue el turno de Daniel Alberto Santana, quien fue el único que extrañamente tuvo el beneficio de no ser escoltado todo el tiempo por un policía.

Es decir, ingresó, le retiraron las esposas, caminó solo hacia el estrado y durante los primeros cuatro minutos no tuvo a un policía atrás suyo, tal y como si lo hicieron los demás. Eran las 15:26, la secretaria del tribunal seguía leyendo la declaración anterior de dicho policía, y al confundirse y ser corregida por la defensa, expresó: “Perdón, estoy cansada”. La que parecía estar cansada era la abuela de Lucas, quien se bancó la audiencia junto a sus familiares. 

Ramón Jesús Chocobar, quién tiene una causa por el delito de falsificación de documentos públicos, también se negó a declarar al igual que el siguiente, Sebastian Jorge Baidon. 17:30 de la tarde, la familia ya no sabía de donde sacar fuerzas, los ojos vidriosos reflejaban la angustia. En ese entonces, Soto, quien parecía estar en una película paralela, levantó la voz y le pidió al tribunal que se pare la audiencia debido a que tenía mucho hambre ya que no comía desde la mañana. Dalbón, irónicamente le ofreció sus nueces.

Su pedido duro casi ocho minutos, en los cuales Soto le dijo al tribunal que no le alcanzaban los minutos que le otorgaban para comer, y que no le parecía seguir con la audiencia. De todas formas, el letrado tenía a su co-defensor, lo cual le permitía salir de la sala cuantas veces quiera.

 

17:42, Jonathan Alexis Martínez, Ángel Arévalos y Daniel Rubén Espinosa también se negaron a declarar. 18:23 y uno de los integrantes del tribunal, quién no sacó una sola hoja en las 10 horas de audiencia y utilizó el celular cuanto pudo, se recostó en la silla y se quedó dormido. La secretaria le tuvo que tocar el brazo. 

Rodolfo Alejandro Ozán fue el último en entrar y también se negó a declarar. 18:50 y el cansancio era fatal, pero la lucha tenía que continuar. Dalbón, pidió que se vuelva a reproducir un audio, pero se escuchó una voz que explicó: “No funciona el sistema”.

Cuando todo parecía haber terminado, el tribunal le pidió a los abogados defensores que le comunicaran lo ocurrido en la audiencia a todos, ya que no la habían podido presenciar en conjunto. Uno de los codefensores de Soto, le dijo que según el código penal se lo deberían relatar ellos, y le pidió también que se grabara para utilizar eso como demostración.

Dalbón exclamó: “Que indique en qué parte del código penal está eso, así aprendo un poco más”. Con un tono soberbio e irónico, el defensor expresó en que parte estaba comentado. La querella lo leyó, lo explicó y el tribunal le dio la razón. 

19:00, ya todos de pie, y entre un ida y vuelta entre la codefensa de Soto y Dalbón, en tono de chiste el abogado de los imputados dijo que no le alcanzaba para ir hasta el penal a contarle lo sucedido a los acusados, porque era “pobre”. Por su parte, y para finalizar, Dalbón concluyó: “Ya eso no lo voy a responder, es una chiquilinada”. La audiencia terminó, los familiares se encontraron afuera con la querella, y entre abrazos y aplausos se contuvieron entre ellos. Todavía quieren justicia por Lucas.