por Alejo Paredes
20 Julio de 2019 17:10La ley natural señala que sea el hijo el que tenga que despedir a sus padres y no al revés. Sin embargo, cuando ocurre lo contrario no hay palabra en el diccionario que defina el dolor que se siente por esta pérdida. Por ejemplo, el que se queda sin padres es huérfano, quien pierde a su compañero de toda la vida es viudo/a, pero no existe una palabra que describa el peor dolor que puede sentir una madre o un padre
Pero imagínense un momento lo que es atravesar por este mismo dolor dos veces en tan solo 48 horas. Esto mismo le ocurrió a Noelia Lescano, quien a dos días de enterrar a su hijo Ciro, de tan solo 4 meses, descubrió que el cuerpo del pequeño ya no se encontraba en su tumba, ubicada en el cementerio de Miramar.
Ciro Lescano fue sepultado por su familia el 5 de julio tras sufrir un paro cardíaco súbito. "No estoy con ánimos de hablar, todavía estoy en shock. Tengo una impotencia, una bronca por dentro que no puedo explicar. Quiero gente capacitada en el cementerio. Un hombre quiso donar dos reflectores y el intendente no lo permitió", fueron las primeras palabras de una dolida e indignada Noelia en diálogo con BigBang.
Según le contó la conmovida mujer a este portal, comenzó sospechar de que el cuerpo de su hijo ya no se encontraba en el ataúd cuando descubrió su chupete arriba de su sepultura." El 5 de julio enterré a mi hijo y el 7 una chica encontró el chupetito que llevaba puesto al momento del entierro tirado, muy cerca de la tumba", detalló.
Y siguió: "El chupete apareció tirado por el cementerio. La chica pensó que era de él y lo dejó en su tumba". El 7 de julio, Noelia decidió llevarle a su hijo unas flores de plástico. En ese momento, otro de sus hijos encontró sobre la tierra de la tumba una de las cerraduras que contenía el cajón y fue entonces que la mamá confirmó sus sospechas.
"A mi nene le compramos unas flores plásticas. Una de mis nenas encuentra una mariposa entre la tierras. En ese momento le aviso a Galván (uno de los encargados del cementerio) y me la pide diciéndome que no era de Ciro. Ante mis reclamos, la administradora del cementerio aceptó sacar el cajón para comprobar si seguía o no el cuerpo, pero nos dijeron que no teníamos que hacerlo público. Obviamente no acepté", remarcó Noelia.
Según le explicó a este sitio, al ver chupete de su hijo recordó que el pequeño Ciro lo llevaba puesto al momento de su entierro, junto a su ropita y las cartas que sus hermanos le habían dedicado. "El de la funeraria no se acordaba si el chupete estaba dentro. Pero todos vieron que estaba adentro el chupete, junto a las cartitas. ¡A los dos días de haberlo sepultado, me lo robaron!", señaló, entre lágrimas.
Noelia no lo dudó y al no aceptar las condiciones -ilógicas y absurdas- de las autoridades del cementerio, decidió realizar una denuncia para lograr la exhumación del cuerpo y llegar a la verdad. "Galván, uno de los empleados, negó que en un primer momento le había dado la llave y la mariposa. Se lavó las manos enseguida y dijo que no sabía dónde los había dejado", detalló.
Y agregó: "Galvan tiene un turno que cumplir. A él le dí la llave del cajón de mi hijo y me arrepiento". Al día siguiente de haber hecho la denuncia, personal del cementerio y un equipo policial comandado por el comisario Paulo Rodríguez -ante la mirada del padre del bebé, que obtuvo para ello un permiso para salir de la cárcel de Batán, donde está preso por comercialización de estupefacientes- desenterraron el cajón.
Y al abrirlo, las sospechas de Noelia se habían convertido en una realidad: el cuerpo de Ciro ya no estaba: "No pude estar en ese momento, pero cuando sacaron el cajón, faltaban dos mariposas. Una de ellas, yo se la había dado a Galván. Mi nene estaba a 70 cm. Usaron palas para sacarlo, se tomaron todo el tiempo de sacar todo lo que estaba arriba, de abrirlo el cajón, de sacar al nene y volver a ponerlo. Lo volvieron a enterrar, pero solo a 20 cm".
"A diez metros de la tumba de mi hijo está la cabina del sereno y la administración. Nadie escucho, ni vio nada. Volvieron a poner todo como estaba", advirtió. En el primer rastrillaje en el cementerio y alrededores, la policía encontró ropa de bebé. Pero Noelia, desde un primer momento, afirmó que esas prendas no le pertenecían a Ciro.
"En el rastrillaje encontraron un pantalón, un buzo y una camisita que tenía el tajo que le hacen en al funeraria. Esa ropa la reconoció otra familia que era de su hijo porque yo la subí al Facebook. Se contactaron conmigo, hicieron la denuncia y recién el 25 de julio van a exhumar el cuerpo de este nene para ver si está. A mi me tardó solo un día. La ropa estaba tirada por el cementerio", explicó.
Y es que al ver la ropa que llevaba su bebé , que falleció en febrero último cuando un televisor se le cayó encima, al momento de su entierro tiradas en el cementerio esta nueva pareja hizo la denuncia en la sub DDI y la investigación quedó a cargo del fiscal Alejandro Pellegrinelli. De no estar ahí el cuerpo del menor, se convertiría en el cuarto caso confirmado en la misma zona ocurrido en los últimos dos años.
Pero, según Noelia, existe un quinto caso que las autoridades de Miramar no quieren dar a conocer. "Encontraron otra camisa hoy (por el sábado) con el mismo corte. Es de un nene de entre 12 y 17 años me dijeron, pero no me dejaron sacarle fotos para publicarla en Facebook. Si yo no pasaba la foto de la ropita del otro nene, su pobre mamá seguiría llorando a un cajón vacío", sostuvo.
El hecho es investigado por la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 5, a cargo del fiscal Alejandro Pellegrinelli, quien ordenó a la subdelegación de Miramar iniciar con las investigaciones. Sin embargo, ni el fiscal, ni el intendente de General Alvarado -Germán Di Cesare (Frente Renovador) se comunicaron con Noelia. "Solo se comunicaron conmigo para decirme que van a dar 100 mil pesos de recompensa", explicó.
Y continuó: "Pero como está en época de elección, es más fácil sacarse una foto haciendo una cloaca que apoyarnos a nosotros. Queremos justicia, que aparezca el cuerpo de Ciro. El fiscal en ningún momento habló conmigo. Yo le dije al intendente que si no saca a la gente del cementerio, me voy a encadenar a la municipalidad hasta que no me traigan a mi hijo, porque ellos saben dónde está, no me voy a mover de ahí".
La profanación de una tumba no constituye un delito en sí mismo, salvo que haya otras circunstancias involucradas como el reclamo de dinero o la venta de los restos del cuerpo como sus huesos, por lo que la Justicia intenta avanzar en esa línea para determinar el grado de la investigación o de algún culto religioso. Esta situación. claro está, también enfureció a al triste mamá.
"Me dio una bronca que me dijeran que es ilegal. Yo no sé cómo reaccionaré cuando crucé a la persona que me robó a mi hijo. Porque me dijeron que no es un delito. La gente quiere ayudar para iluminar el cementerio, pero se los impiden. No me dieron explicación de por qué hay tantos casos de robos de cadáveres en solo dos años", cerró, muy angustiada y con un solo pedido: ¡Que aparezca el cuerpo del pequeño Ciro!
Los otros casos
Durante el 2017 desaparecieron los cuerpos de dos niños pequeños sepultados en el cementerio de la localidad bonaerense de Otamendi. El primero de los casos se trató de los restos de un niño de dos años, que luego apareció mutilado y devorado por perros en las inmediaciones de un arroyo sobre la ruta 11, entre Miramar y Mar del Sud.En tanto el segundo caso partió de la profanación de la tumba de un bebé de 18 meses, cuyo cuerpo nunca apareció. Los padres del pequeño, que había muerto tras un cuadro de neumonía, descubrieron lo ocurrido cuando concurrieron a llevarle flores. Se encontraron con el ataúd abierto, la tapa suelta, el interior vacío y ningún empelado que diera explicaciones.