Arranca la semana clave del juicio contra los ocho imputados por el asesinato de Fernando Báez Sosa. Por fuera de los esperados alegatos que tendrán lugar el día miércoles, ya el lunes comienza con una carta fuerte: los tres testigos que podrían cambiar por completo el panorama y salvar o terminar de hundir a los acusados.
Para sorpresa de muchos, Hugo Tomei se jugó un pleno y citó en calidad de testigos a dos de los rugbiers que fueron sobreseídos en la etapa de instrucción. Se trata de Juan Pedro Guarino y Alejo Milanesi, quienes llegan a la audiencia con sus vínculos para con los ocho imputados absolutamente transformados en estos tres años.
Milanesi fue el segundo sobreseído de la causa, pero pasó casi un mes detenido junto al grupo con el que había viajado a Villa Gesell para veranear en enero del 2020. Salió en libertad el 10 de febrero junto a Guarino. A diferencia de Juan Pedro, cuya vinculación con el autodenominado “grupo del azote” de Zárate era cuanto menos satelital, Alejo es primo de Lucas Pertossi, uno de los más complicados de los imputados.
Lucas es quien grabó con su iPhone la secuencia del ataque, desde que los expulsaron del boliche Le Brique aquella madrugada del 18 de enero. Registró el inicio del homicidio a Fernando y sólo dejó hacerlo en medio de la golpiza, cuando lo apagó para agredir a uno de los amigos de la víctima. Es también el imputado que regresó a la escena del crimen sólo diez minutos después y les envió un audio al grupo "LosDelBoca3" el siniestro audio: "Estoy acá cerca de donde está el pibe y están todos ahí a los gritos. Está la Policía, llamaron a la ambulancia... caducó".
La madre de Milanesi es Analía Tartara, hermana de la madre de Lucas Pertossi, Ana María; quien se suma a la lista de padres que declararán en la audiencia del martes. Los lazos familiares de Milanesi con uno de los acusados no es lo único que permite anticipar que su declaración, si bien está obligado a decir la verdad, no aportará demasiada información, por fuera de la identificación de la posición de cada uno de sus amigos en el ataque.
Y es que el propio Milanesi protagonizó un año antes del asesinato de Fernando otro ataque grupal a la salida de un boliche, esta vez escoltado por su primo. La agresión se dio el 21 de enero y culminó con la hospitalización del joven de 21 años al que atacaron. Esa misma noche, el Pertossi implicado se jactó de la agresión en sus redes sociales: "Tercera noche seguida a las piñas. Si no hay piñas, no pudo haber sido una alta noche".
El único motivo por el cual la fiscalía solicitó primero el cese de su detención preventiva y luego su sobreseimiento se debió a que ningún testigo pudo identificarlo golpeando a la víctima. Tampoco aparece en los videos de los teléfonos celulares que registraron el ataque. Sin embargo, su situación se complicó cuando las pericias médicas sindicaron que tenía rasguños en sus manos.
"Se encontraron escoriaciones lineales en el segundo, tercero y cuarto dedo de la mano derecha y en región dorsal compatible con arañazos. Además, se detectó una escoriación en el tercer nudillo de su mano izquierda. Las lesiones son de carácter leve", determinó la pericia. Durante muchas semanas se especuló con que el ADN que se había encontrado en el dedo meñique de Fernando podría ser el suyo, pero el resultado arrojó que pertenecía a Blas Cinalli.
Muy distinta es la expectativa por la declaración de Guarino, quien no pertenecía al grupo y se sumó sólo cuatro días antes al viaje a Villa Gesell porque estaba de vacaciones con su familia en Cariló. Juan Pedro era muy amigo de Ciro Pertossi (primo de Lucas y hermano de Luciano). De hecho, viajó con él durante seis meses en 2019 a Nueva Zelanda.
"Les prometo que a la primera de cambio que pase algo o se peleen, yo me vuelvo". Esas fueron las palabras con las que convenció a su madre y a su novia, quienes no querían que viajara con "ese" grupo a Gesell por el violento prontuario de los oriundos de Zárate. Los testigos no lo identificaron como uno de los agresores y en los videos se lo puede ver a escasos dos metros, pero sin participación alguna: no evitó la pelea, ni formó parte de la "barrera humana" para impedir que los amigos de Fernando pudieran ayudarlo.
En las imágenes de las cámaras de seguridad de la cocina del boliche que registraron el momento de la expulsión es el último en salir y el más calmado de todos. Si bien tras el ataque se lo puede ver junto a todos en el festejo que tuvo lugar a la vuelta de Le Brique en la puerta del restaurante Ciprianny, los mensajes que le envió a su novia mientras comía en el McDonald's da cuenta de que fue el único que manifestó, cuanto menos, incomodidad con lo que acababa de ocurrir.
"Esta noche fue rara, no me siento bien. Lo único que necesito es tenerte a vos en la vida, no dejes de hacerme el pibe más feliz del mundo", le escribió a las 6.21 de la mañana del crimen. Lo mandó sólo quince minutos después de que Ciro Pertossi diera por iniciado el "pacto de silencio" en el grupo de WhatsApp: "Chicos, no se cuenta nada de esto a nadie".
La posición de los padres de Guarino también se diferenció desde el primer día a la del resto de los familiares de los imputados. El jueves 30 de enero del 2020 fue la primera visita a la alcaidía y su madre fue la única que lloró frente a las cámaras de los medios que cubrían apostados a pocos metros el ingreso. Fue la única que a pocos días del asesinato le envió su pésame a Silvino Báez y Graciela Sosa.
"Mi hijo está bien. Lo único que sé es que le pido muchas disculpas, mucho pésame a la familia", fueron las escuetas declaraciones que dio en una de las oportunidades en las que visitó a su hijo, días después de que fuera identificado por uno de los testigos en el momento de la pelea. Faltarían todavía otros 10 días para que el juez aceptara la solicitud del fiscal y Guarino quedara en libertad.
El joven mantuvo el acuerdo de la defensa en bloque de Tomei, aunque se diferenció del resto de los imputados. Sólo diez días después de que la fiscal Verónica Zamboni pidiera la prisión preventiva para los ocho rugbiers imputados y el cese de la detención para Milanesi y Guarino, los "liberados" se presentaron pasadas las dos de la tarde en el despacho de la fiscal acompañados por sus padres y escoltados por Tomei. Fueron notificados de su nueva imputación como "partícipes necesarios". Su sobreseimiento se daría semanas después.
"Quiero declarar pero no me dejan". Esa fue la frase que Guarino le había dicho a Zamboni en la audiencia Las actas dan cuenta de que los dos rugbiers liberados se negaron a declarar de modo oficial, aunque allegados a Guarino se encargaron de revelar qué fue lo que sucedió en realidad. Lo primero que hizo el adolescente fue preguntarle a la fiscal: "¿Voy a volver a estar preso?".
Mientras la fiscal le explicaba que seguía sin tener pruebas que lo involucraran y que seguiría en libertad, el rugbier se quebró en llanto. "Quiero declarar, quiero contar todo lo que sé", aseguró el adolescente. Tomei, quien se encontraba a su lado, lo frenó de inmediato: "Vos ahora no hablás".
Guarino volvió a mirar a la fiscal e insistió: "No me importa. Quiero contar todo lo que vi, todo lo que sé". Atento a la posibilidad del quiebre del pacto de silencio, Tomei volvió a interrumpirlo y le advirtió a Zamboni que no estaban "dadas las garantías como para que declare hoy, así que no va a decir nada". El imputado miró a la fiscal una vez más: "Quiero que conste en actas que la próxima vez que esté frente a usted voy a decir toda la verdad. Quiero declarar, pero no me dejan".
A diferencia de Milanesi, quien debió mudarse al regresar a Zárate por la condena social, Guarino continuó su vida sin mayores complicaciones. Comenzó a estudiar psicología y sigue en pareja con la misma joven a la que le escribió horas después del asesinato. El runrun de los vecinos de Zárate sostiene que "se despegó por completo del grupo" y que incluso está enojado con los imputados. De hecho, no los fue a visitar, ni intentó contactarlos, desde el día en el que quedó en libertad.
Raúl, padre de Guarino, se encargó horas después de comenzado el juicio de sentar una posición muy clara en torno a los acusados. “Lamentablemente, esto es muy difícil para nosotros. Primero, por el respeto que le debemos a la familia Báez y después porque mi hijo no hizo nada y estamos en esta situación. Por suerte todo de a poco se va a ir acomodando. Ahora debemos resguardar a mi hijo de todo esto que tan mal le ha hecho", escribió desde sus redes sociales.
"Todo esto que nos pasó y el manejo de los medios nos destruyó sin que mi hijo haya hecho nada. Debo preservar a mi familia, somos gente de bien y debo confiar en que todo va a ir sanando. Desde el primer momento pedimos justicia y nos entregamos a la justicia. Tengo que confiar en la Justicia realmente. Por suerte, en nuestro caso la estamos teniendo. La justicia social no la podemos manejar. Ojalá que de a poco Dios nos vaya ayudando", sumó.
En su posteo, Raúl también se diferenció de los otros padres al referirse al dolor de los padres de Fernando: “Todos estos días, entre la angustia y la injusticia, me pregunto qué hacer. Soy consciente de que yo por lo menos tengo a mi hijo, pero el papá de Fernando no. Tanto yo como mi hijo fuimos transparentes desde el primer día, ya que esa es la única manera en la que hacen las cosas”, resaltó.
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“Imagínese el terror de tener a nuestro hijo detenido sin haber hecho nada. Pensando que lo podían ensuciar con algo. Por suerte no ocurrió. Desde un primer momento con mi mujer nos mostramos transparentes tratando de que nos vean tal cual somos y lo mismo a nuestro hijo”, señaló el hombre, y cerró: “Muchas gracias de todo corazón. Es el momento más difícil que me ha tocado vivir. Gracias por su comprensión y respeto”, cerró.
"Están obligados a decir la verdad y estamos esperando con ansias las declaraciones de ambos. En principio, porque pueden identificar las posiciones de cada uno de los imputados durante el ataque y, después, tenemos algunas cositas que no puedo anticipar", reconoció la semana pasada Fernando Burlando, quien lleva adelante junto a su estudio la defensa de los padres de Fernando.
La decisión de Tomei de pasar la cita del miércoles al lunes no fue casual, ni ingenua. Por fuera de que el 18 es el tercer aniversario del asesinato y será una jornada cargada de emotividad por la convocatoria de los padres de Fernando, lo cierto es que una eventual declaración "bomba" de Guarino lo iba a dejar sin margen para intentar llevar adelante un "control de daños".
Y es que, además de la identificación de los imputados, Guarino podría ser clave para acreditar uno de los agravantes solicitados tanto por la querella, como por Burlando: la premeditación. El joven estudiante de psicología no sólo fue testigo directo de todo lo que sucedió dentro de Le Brique, sino que también estuvo junto al resto de los imputados los cuatro minutos en los que el grupo aguardó que los policías apostados en la cuadra abandonaran el lugar (por otra pelea) para iniciar el ataque.
Fue en esos cuatro minutos que, de acuerdo a la teoría del caso de la fiscalía y de la querella, los acusados se pusieron de acuerdo y organizaron cómo y en dónde atacar a Fernando; que se encontraba junto a sus amigos frente al boliche, tomando un helado de agua de uva y esperando que su novia saliera del local bailable.
Ese día también prestará declaración Tomás Collazo, el denominado "rugbier número 11", que al momento del asesinato tenía 17 años y no convivía en la cabaña que los acusados alquilaron en Gesell. "No se lo ve agrediendo, se lo ve a un costado, pero estaba con el grupo. Su testimonio va a ser bastante delicado", anticipó en la previa Burlando.
Quien también declarará será María Paula Cinalli, madre de Blas y tía materna de Ciro y Luciano. Es hermana de María Elena, quien sí asistió a todas las audiencias del juicio en el que dos de sus hijos están imputados. Se suman, a pedido de Tomei, José Aníbal Leguiza y Santino Franco Sassagli (amigos de Blas Cinalli) y Juan Ignacio Neme Correa, otro de los amigos de los acusados.
La convocatoria de Leguiza, Sassagli y Neme Correa no es casual. Fueron los amigos que mantuvieron conversaciones por WhatsApp con los acusados sólo minutos después del asesinato. A las 6:06, cuando el cuerpo de Fernando ya se encontraba en la morgue, Matías Beniccelli escribió en el grupo de WhatsApp: "Eu, amigo; dejen de lorear. Que están preguntando los otros pibes si nos peleamos". Al instante, Ciro Pertossi envió un audio en el que advirtió: "Chicos, no se cuenta nada de esto a nadie".
"Ya contaron. Porque Santino preguntó qué onda que nos peleamos. Son re loros, amigo. Dejen de flahsear", reforzó Benicelli, incorporando así a Santino a la línea de investigación en la que trabajó Burlando en las primeras semanas posteriores al crimen. A partir de ese momento, el chat dejó de tener actividad hasta las 10.38, momento en el cual Ciro Pertossi les advierte la llegada de la Policía a la cabaña.
En la jornada del lunes también se escuchará la palabra de Rosalía Zárate, madre de Máximo Thomsen y ex secretaria de Obras Públicas de la ciudad de Zárate; puesto al que renunció pocas semanas después del asesinato por la presión social. A diferencia de su marido, hasta ahora no presenció ninguna de las audiencias del juicio. En especial después de que su otro hijo, Francisco, hostigó a uno de los testigos a pocas cuadras del Tribunal y debió ser aparado por un efectivo policial.
"Durante el debate, Cinalli escucha con mucho respeto. Algunas veces, ciertas situaciones le duelen y se queja. Lo hace de forma discreta. Quizás le comenta algo por lo bajo a quien tiene a su lado o en ocasiones niega con la cabeza. Aún así, pese a su propio sufrimiento, también reconoce la tristeza de los padres de Fernando. Cuando declaró Graciela Sosa el primer día, la madre de los hermanos Pertossi no pudo evitar conmoverse con el relato", detalló la periodista Agustina Acciardi desde la sala de audiencias.
Para la jornada del martes se esperan más declaraciones, todas en calidad de "testigos de concepto" de los padres de los acusados. Lo harán Héctor Eduardo Benicelli (padre de Matías), María Alejandra Guillén (madre de Enzo Comelli), Érika Edith Pizatti (madre de Ayrton Viollaz) y Mauro Rubén Pertossi (padre de Ciro y Luciano Pertossi).