Su rostro y su nombre son poco conocidos. Pero Guillermo Fernández Laborda, de 72 años, fue una pieza clave del siniestro clan Puccio que entre 1982 y 1985 secuestró y mató empresarios en una casa de San Isidro. “Mi sueño es ser invisible, salir en libertad y que nadie me conozca”, dijo hace dos meses en medio del extraño furor que causaron la película y la serie sobre los Puccio. Laborda recibió hoy una mala noticia: la Corte Suprema de Justicia dejó firme la condena a prisión perpetua en su contra y el cómputo de la pena. Deberá estar preso hasta el 28 de marzo de 2022.
Fernández Laborda, en 1985, cuando fue detenido.
Guillermo Fernández Laborda admitió en su momento haber cometido los crímenes de los empresarios Emilio Naum y Ricardo Manoukian, dos de las cuatro víctimas de la banda que lideraba Arquímedes Puccio. La Corte, con las firmas de los jueces Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Juan Carlos Maqueda, ratificó la condena contra el delincuente.
El destino de los miembros del clan Puccio. Infografía: Javier Petrarca.
Laborda salió en libertad condicional hace ocho años pero volvió a ser detenido por estafa a un banco. Por ese hecho fue condenado a tres años y medio de prisión.
Perfil criminal
Cuando fueron los secuestros, Laborda tenía 42 años y era un efectivo lugarteniente de Puccio. Según el libro “Buenos Muchachos”, de Carlos Juvenal, con Puccio llegó a ser miembro del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea. Fue miembro de la Resistencia Peronista y estuvo en el Movimiento Nueva Argentina. En otras épocas fue comisionista de aduana, administrador del Hospital Municipal Ramos Mejía hasta 19 76 y actuó en la denominada Escuela Superior de Conducción Política del Partido Justicialista. “Es un tipo pesado, muy inteligente, pero con más corazón que Puccio”.
Una foto actual de Laborda. Tiene buena conducta y está por recibirse de sociólogo.
Según DYN, Fernández Laborda apeló la extensión de la condena ante la Cámara Federal de Casación Penal y el fiscal Javier De Luca dictaminó a su favor, al entender que el integrante de la banda de los Puccio "lleva en prisión casi 40 años (los últimos 4 años lo fueron por una pena de 3 años y 6 meses) y no tiene una fecha cierta de cuando procederá el agotamiento de su pena”.
La familia Puccio en la versión de los Ortega. La serie terminó ayer.
Para De Luca, el caso de Fernández Laborda “se ha decidido en base a una ley más gravosa no vigente al momento de comisión de los hechos que motivaron su condena a prisión perpetua (sentencia del año 1999) unificada con una condena a una pena temporal por un delito cometido con posterioridad, que no puede modificar la ley aplicable". Pero los camaristas Liliana Catucci, Eduardo Riggi y Mariano Borinsky rechazaron el recurso y Laborda llegó hasta la Corte Suprema mediante una "queja" interpuesta por la defensora oficial Graciela Galván.
La película de Trapero fue un éxito de taquilla.
“Puccio era un loco terrible”
Hace seis meses, Laborda dio una entrevista a BigBang. Este es un fragmento de la charla.
-Lo que más quiero es recuperar la libertad y a ser invisible. Andaré en un Fiat 600 o en un Renault 12. Y que digan: ahí va ese viejito de barba. Pasar inadvertido, como pez en el agua, como decía Mao.
La última entrevista de Puccio fue con el periodista Christian Caluori.
En la entrevista, Laborda confesó:
-Mirá, antes de matar al armenio ese...
-A Manoukián...
-Sí, ese. Tuvimos un quilombito. Yo quería abrirme.
Puccio
era un loco terrible. Me di cuenta que me había metido en un quilombo. Y dos días antes de matarlo, íbamos en auto con Arquímedes y Díaz, ¿y sabés en qué pensé? En liquidarlos a esos dos. Vos podrás decir: qué hijo de puta, lo dice así nomás, con frialdad, pero tenía mis motivos. Si los liquidaba, hubiese salvado algunas vidas. Alejandro quizá hoy sería un hombre respetado y reconocido. Y ustedes no estarían haciendo ninguna serie.
-¿Por qué iba a matarlos?
-Porque Puccio no quería dejar con vida al pibe ese. Y porque Díaz era un gil que iba a terminar cantando todo. No se la bancó. De hecho, a Naún no lo maté yo. Lo mató él porque se le escapó el tiro en el auto. La pistola se la había dado al coronel.
Puccio murió en 2013 en General Pico, La Pampa. Foto: Nacho Sánchez.
-¿Quién mató a Manoukián?
-Te la hago corta. Yo le metí el segundo tiro, el de remate. Lo habíamos arreglado así. Ya que había que matarlo, lo hacíamos entre dos. No hubo tres tiros, sino dos. ¿Y el primero sabés de quién fue? Del que más motivos tenía para matar a Manoukián.
-¿Quién tenía más motivos?
-¿Lo preguntás en serio?
-Sí.
-El primer tiro fue el zopenco de Alejandro. Disparó él y luego yo. Pum (hace el gesto de disparar con el dedo índice). Puccio quería que todos matáramos. Y Alejandro solo no se animaba. Por eso yo también disparé. Te dije bastante.