La causa que tiene envueltos a los cuatro futbolistas de Vélez por abuso sexual con acceso carnal avanza cada día más. El pasado miércoles, la jueza Eliana Gómez Moreira dispuso la prisión domiciliaria en Tucumán por 90 días para José Florentín, Braian Cufré y Abiel Osorio, mientras que Sebastián Sosa gozará del beneficio de la libertad condicional, teniendo que viajar cada determinados días a la provincia mencionada en donde ocurrió el suceso de horror.
El lunes previo a ser otorgada la prisión domiciliaria, la víctima se había presentado a declarar en Cámara Gesell en la cual expuso con detalles todo el episodio terrorífico que le tocó vivir, cuando cayó en la realidad que, de ir a tomar unos tragos al hotel Hilton de Tucumán, terminó siendo abusada sexualmente por tres hombres.
Al término de las declaraciones, la fiscal Eugenia María Posse decidió que todos los implicados queden aprehendidos por48 horas hasta que la jueza decida qué hacer con el futuro de los futbolistas y pasado ese determinado tiempo, se los volvió a citar en una audiencia para hacer conocida la decisión que terminó siendo prisión domiciliaria.
Pero en esa misma audiencia antes de darse a conocer el veredicto de la jueza, los implicados tomaron la palabra y negaron haber cometido el ataque sexual ante la periodista tucumana, algo que generó total repugnancia para la víctima que, conectada a través de videoconferencia, pidió la palabra y volvió a dar detalles escalofriantes de lo vivido.
Con un extenso relato frente a los implicados, los abogados y todos los presentes de la audiencia, la víctima dio detalles del momento en que se despertó, cómo cayó en la realidad al día siguiente, el fangote de plata que le dejaron envuelto en su bombacha y de qué manera vivió las horas posteriores siendo totalmente manipulada por Sosa a través de Whatsapp para que no caiga en la cuenta de que fue abusada.
Una vez que pidió la palabra, comenzó diciendo que no le parece justo que les otorguen prisión domiciliaria a los futbolistas, debido a que no es justo para ella que, mientras ella sufre por haber sido abusada, ellos estén como si fuesen vacaciones dentro de sus casas, dando a entender que -lógicamente- la decisión de la jueza fue un tanto tibia.
"Primero que nada voy a arrancar diciendo que para mí esto va a ser mi prisión, porque mi vida es un infierno y una cárcel desde hace tres semanas, me parece una locura. Yo tengo miedo de que se fuguen. Los medios económicos los tienen y las posibilidades también. No me parecería justo que ellos pasen lo que queda del juicio en una casa, en un country, con pileta, con un arco de fútbol pasándola bien cuando mi vida es un infierno hace tres semanas", remarcó.
En referencia a las conversaciones que se dieron a conocer entre ella y Sosa, aseguró: "Yo no puedo ir a ningún lado sola. Me han filtrado la cara por chats de parte de ellos. Ese celular no es mío, los mensajes no salen de mi celular tampoco. Me han filtrado el domicilio. Me han filtrado el DNI, el nombre y todo. No puedo ir sola, ni siquiera comprar un libro al shopping por la mirada de la gente".
En cuanto al accionar del arquero, subrayó: "El señor Sosa me seguía manipulando por chat con que había sido un buen momento, con que no me amargue, con que él me ve siempre bien y yo ahí empiezo a atar un poco los cabos y le digo; pero pará. ¿Cómo podés haberme visto bien, si vos estaba durmiendo, entonces qué, o me veías o dormías?"
Y siguió: "Los comentarios que me han llegado han sido aberrantes. No solamente me han quitado la dignidad, la sexualidad, me han quitado la carrera, los sueños, la felicidad, la sonrisa y sobre todo, las ganas de vivir pero sigo viva y sigo más fuerte que nunca y yo por eso voy a denunciar para que se haga justicia".
Con respecto a que los futbolistas aseguraron que ella decidió por sus propios medios hacerse presente en el hotel, sostuvo: "Yo acepto voluntariamente ir a un hotel con cuatro personas, poniendo textual que no se desubiquen, yo en ningún momento digo sí 'fiesta loca para todos'. Nunca fueron mis palabras. Me quisieron desacreditar con la frase en el mensaje que yo estas cosas las hago sola, yo me refiero a que yo siempre, siempre que tengo un trato con un futbolista, sea para que me pasen el equipo, para que me pasen las formaciones, para que me cuenten las internas, para tomar algo, para tener una cita, para salir, para lo que sea, yo me maneje sola, y en privacidad".
En esa misma línea, explicó: "Tucumán es muy chico y yo nunca en mi vida he querido que mi vida deportiva, mi vida periodística, mi vida privada, lo que sea, se confunda con este hecho, como hacen creer acá. Yo di mi consentimiento para ir voluntariamente, pero todo lo que pasó después no estuvo consentido. Yo acepté ir espontáneamente todo lo que sigue después no lo acepto".
Su relato se tornaba cada vez más escalofriante por la cantidad de detalles y de dolor que salían desde sus expresiones, pero sin echarse hacia atrás, prosiguió contando cómo fue el momento en que cayó en la cuenta de que había sido abusada por tres personas sin consentimiento y en un estado en el cual ella no podía decidir por nada de lo que estaba pasando en su vida.
"Es al otro día a la tarde cuando tengo la cabeza en frío, la mente en frío y me empiezo a acordar de lo que me habían hecho. Ahí mi cabeza era otra y yo dimensiono lo que me hicieron. Y un detalle no menor, Sosa me chatea en dos momentos. Me empieza a decir Sebastián Sosa, que en mi recuerdos son de verlo dormido, que él me ve bien, que yo siempre estuve bien, ¿entonces, en qué quedamos? o él me veía, era un espectador de lujo de lo que me hacían las otras tres personas, en momentos alternados, o él dormía, como en mis recuerdos de que él dormía. Yo no estaba en mis cabales, en ningún momento estuve 100% lúcida, la cabeza por algunos momentos me respondía, pero el cuerpo no".
Sobre el día después, siguió: "Fui a mi ginecóloga el lunes en un ataque de angustia total llorando y temblando pidiendo por favor que me atiendan. ¿Entonces por qué voy así a la ginecóloga?, si a mí no me habían hecho nada, como dicen ellos, que fue todo consentido... la cabeza por momentos me funcionaba, pero el cuerpo no".
En esa misma línea, hizo hincapié en que deben respetar los tiempos de la denuncia y cómo lo afronta cada víctima. "Ninguna víctima habla en el momento, esto es sabido, que a todas nos lleva un tiempo y un proceso hacerlo. Yo fui a trabajar el lunes y martes. Incluido el miércoles. No porque estaba bien, o porque nada había pasado, fue un mecanismo de defensa. De decir, bueno, intento seguir. Obviamente no pude seguir y fue palpable para mis compañeras de trabajo que yo no estaba bien y que algo me había pasado".
Por otro lado, se lamentó no haberse podido retirar a tiempo del hotel, aunque manifestó en más de una ocasión que no estaba lúcida ni en sus cabales para hacerlo. "¿Si me lo pregunto y me cuestiono? por supuesto que me culpo todos los días por no haberme ido de ahí, absolutamente todos los días de mi vida me pregunto ¿por qué me quedé, por qué no me fui? Ninguno estuvo ahí y sabe lo que yo viví y lo que sentí en ese momento, entonces no voy a permitir que se me cuestione si yo puedo haber tenido un momento de lucidez o no haberlos tenido, los cuales los voy a defender y sostener hasta el final de todo esto, porque fue lo que pasó y fue lo que sentí".
Y agregó: "Me pueden escuchar que yo estoy con mucha fortaleza, estoy muy entera, pero les aseguro que no es así, por dentro el alma está desgarrada. He bajado muchísimo de peso, porque la angustia es tanta que no puedo comer, no puedo ir ni siquiera al gimnasio, despejar la cabeza porque la gente me mira, no puedo respirar si me acuesto de costado o boca para abajo, porque es tanta la angustia, lo que me duele el pecho y el aire no me pasa. Lo siento denso. Y ni hablar de todas las cosas que me llegan por las redes sociales, que son horripilantes, no me animo ni siquiera a reproducirlas porque me duele imaginar que esas cosas me las están diciendo a mí".
Luego, habló sobre el dinero que le dejaron los futbolistas los cuales dijeron que era para que ella pueda volverse en un remis hacia su casa, pero la víctima misma desmintió asegurando que le dejaron una cantidad de plata en una de sus ropas interiores intentando comprar su silencio tras el abuso sexual.
"¿Qué yo pedí plata para volverme a mi casa? Yo no le pido plata a nadie, nunca en mi vida. O sea, eso es totalmente una mentira. La imagen mía de desatar de mi bombacha el fajo de plata, me genera repugnancia. Que me pagaron por lo que me han hecho o me querían callar por lo que me habían hecho: una de las dos cosas. Seguro", manifestó.
Por último, mencionó en específico a Cufré y a Florentín por ver a través de las cámaras de seguridad cómo fue la actitud de ambos una vez que terminaron de abusar sexualmente de ella. Me vengo a enterar recién ahora y en la cámara de seguridad se los ve abrazados y riéndose, como una victoria, por lo que me habían hecho, ¿qué, lastimarme y agarrarme en un estado totalmente de vulnerabilidad en contra de mi voluntad, es como un trofeo? Me encantaría entender bien qué sentían en ese momento: ¿Qué habían ganado?".