23 Octubre de 2016 17:33
Olor a gas, una vela y cuatro cuerpos inmersos en un baño de sangre. Esa es la postal con la que las autoridades policiales se encontraron esta mañana cuando ingresaron al domicilio que compartían Claudia Lorena Arias (30), su tía, Marta Susana Ortíz (45), y su abuela, Silda Vicenta Díaz (90), en el barrio Trapiche de Godoy Cruz, Mendoza.
La escalofriante escena del crimen se potenció cuando escucharon los quejidos de una beba de siete meses, que presentaba un corte en el cuello, y los de su hermano mayor, de once años, también en grave estado. "Era un baño de sangre", reconocieron los primeros peritos.
Las víctimas: Claudia, Marta y Silda.
No hubo gritos, ni puertas forzadas. Los vecinos del tranquilo barrio residencial se sorprendieron al ver a los efectivos policiales en la puerta, quienes llegaron alertados gracias al hijo mayor de Claudia, quien había logrado escapar del agresor escondiéndose en el baúl de un auto.
Daniel Salazar, el médico e instructor de artes marciales de 30 años detenido por el crimen, mantenía una "relación abierta con Claudia", por lo que las autoridades estiman que el ingreso fue consensuado por la menor de las víctimas, una de las pocas que estaba despierta.
El docente se presentaba con sus alumnos en distintos certámenes.
Según el informe preliminar, el cuerpo de Claudia se encontró en el comedor de la casa con las marcas de varias puñaladas. En el caso de la tía, Marta, y su abuela, Silda, fueron sorprendidas mientras dormían en la habitación que compartían.
Zalazar junto a sus alumnos.
Sobre las heridas en la beba de 7 meses, se conoció que recibió un corte en el cuello y por su precisión, se cree que su intención también fue la de terminar con su vida.
Por el momento, la niña permanece internada en terapia intensiva, mientras su hermano se recupera de una operación con "diagnóstico reservado".
La zona del crimen.
Luego de haber matado y herido a cada integrante de la familia que encontró en la casa, Zalazar abrió la llave de gas y dejó una vela encendida, con la intención de que el triple femicidio se camuflara con una explosión.
Fue el testimonio del hijo mayor de Claudia quien, luego de sobrevivir al ataque, pudo identificar al agresor de su familia, quien fue detenido horas después cuando intentó hacerse atender en un hospital y, tras negarse a revelar su identidad, aseguró que había sido víctima de un robo.
"No puedo ir a entrenar. Me intentaron asaltar, me resistí y me lastimaron", fue la justificación que Zalazar le dio a sus compañeros de artes marciales, quienes lo esperaban desde las ocho de la mañana en el club y se sorprendieron por su ausencia.