Horacio Córdoba fue la quinta víctima de la llamada "Masacre de Necochea". Ayer iba manejando su camioneta Ford F100 blanca, modelo 79, cuando escuchó gritos de auxilio. Era Roberto Vecino, a quien su padre, Roberto Daniel Vecino, ya había apuñalado y ahora lo perseguía por la calle, para asegurarse de su muerte. Horacio detuvo la camioneta, gritó: "¡Pará! ¿Qué estás haciendo?"
Roberto Daniel Vecino lo corrió -según algunos medios le dijo "Para vos también hay"- Horacio resbaló y cayó mientras intentaba regresar a la camioneta. Roberto Daniel Vecino lo degolló. Horacio fue su quinta víctima, la última persona que mató antes de quitarse, él mismo, la vida.
Horacio Córdoba (derecha) con su hijo Martín, su nuera y su nieto.
Tenía 72 años, estaba jubilado pero hacía unos pesos extra como cuidador del predio de la Sociedad Rural. Había trabajado más de 40 años en la compañía de transporte Pampa, hasta que cerró. Había explotado un salón de fiestas, hasta que tuvo que cerrarlo. Tenía tres hijos, Walter (45), Gastón (41) y Martín (37), fruto de su matrimonio con Zulma Laso.
Aunque estaban separados, Zulma solía acompañarlo al médico. Desde la casa donde vivía Horacio en Necochea, al regreso del entierro, Zulma describe por teléfono a BigBang cómo era la relación que mantenían. "Estuvimos 43 años juntos, nos veíamos en los cumpleaños de nuestros hijos, teníamos una relación normal para dos personas que están separadas. Cuando él me precisó, yo estuve".
"Horacio me engañó una vez y yo no se lo perdoné. Y ahora pienso que Dios se lo llevó como un héroe
-¿Cómo lo recuerda?
-Horacio me engañó una vez y yo eso no lo perdoné. Y ahora pienso que Dios se lo llevó como un héroe para borrar las culpas. Yo soy muy católica y creo en esas cosas.
Familia Córdoba: Horacio (izquierda), con hijos, nuera y nietos. En el centro, Zulma Laso, su ex esposa.
El mayor de los hijos de Horacio, Walter Córdoba (a su lado en la foto) se mudó hace dos meses a vivir a Tandil. Su padre no llegó a conocer su nueva casa. "Nos llamábamos todos los días, lo había invitado a comer un asado conmigo, no pudo ser", lamenta. Dice que su padre llevaba muy bien su trabajo de sereno en la Rural, básicamente porque lo disfrutaba. "Le gustaba el espacio verde, tenía sus ovejas, sus gallinas... Mirá lo que son las cosas -cuenta-: justamente anoche se robaron cuatro ovejas, ahora que él ya no está para cuidarlas".
Anoche, durante el velatorio de Horacio, la familia Córdoba recibió una visita muy especial: los sobrevivientes de la familia Vecino, que ayer perdió a María Ester Curuchet, Roberto Vecino (hijo), Rosa Vecino y Etelvina Vecino. Martín Córdoba, el menor de los hijos de Horacio, estuvo presente en ese momento: "Fueron a despedirse y a disculparse, y no hay nada que disculpar porque ellos no son culpables de nada.