Pasó una semana desde que Sheila Ayala, de sólo diez años, desapareció mientras jugaba en la puerta de la casa de su papá, ubicada en el barrio Trujuy de San Miguel. El peor desenlace llegó el jueves por la noche cuando encontraron su cuerpo sin vida a sólo 30 metros del lugar. La habían estrangulado y arrojado a una medianera envuelta en una bolsa de basura. Dos de sus tíos paternos, los mismos que habían protagonizado horas antes un desesperado raid mediático en el que acusaban a la familia de la mamá de la nena, se entregaron: “Tomamos drogas y alcohol; no sabemos cómo llegamos a esto”.
"Si mi hermana sabía y estuvo, que ella y el marido se pudran en la cárcel".
Sheila Ayala tenía 10 años. Murió estrangulada en San Miguel.
Desde entonces, ambas familias buscan saber qué fue lo que sucedió aquel domingo por la tarde en la casilla en la que vivían Leonela Ayala (25) y su marido, Fabián Ezequiel González Rojas (24). Un día después de su detención, la tía de la víctima dio a luz a su cuarto hijo. Al momento del femicidio de su sobrina, estaba de casi ocho meses de gestación. Indujeron el parto y, horas después, declaró ante el fiscal Gustavo Carracedo. Aseguró no haber estado presente durante el crimen y apuntó contra su pareja.
Fabián Ezequiel González Rojas y Leonela Ayala permanecen detenidos por el femicidio.
"Hacía cuánto tiempo que mi sobrina estaba ahí, qué le hicieron y en qué momento. Eso es lo que quiero saber".
Pero el testimonio no convenció a su propia familia, en especial porque los investigadores sostienen que el cuerpito de la menor permaneció escondido durante cuatro días en su propia vivienda; mientras ella daba entrevistas a los medios intentando desviar la investigación. “Si mi hermana tiene que pagar, que la pague. Lo único que quiero es justicia y saber la verdad”, sostuvo en declaraciones al diario Clarín Andrea Celeste Ayala, una de las siete tías paternas de Sheila.
El último adiós: los restos de Sheila fueron enterrados en el cementerio de San Miguel.
“Hacía cuánto tiempo que mi sobrina estaba ahí, qué le hicieron y en qué momento. Eso es lo que quiero saber. Cualquiera que haya sido responsable de esto tiene que pagar. Si mi hermana sabía y estuvo, que ella y el marido se pudran en la cárcel”, sumó la mujer, minutos después de enterrar el cuerpo de su sobrina en el cementerio de San Miguel.
La medianera en la que tiraron el cuerpo de Sheila.
Mientras tanto, González Rojas permanece detenido y se negó a declarar. Lo acusan de homicidio agravado por alevosía y femicidio. Se esperan todavía los resultados de los hisopados que se realizaron en el cuerpo de la pequeña en busca de rastros genéticos compatibles con un abuso sexual.