01 Febrero de 2021 11:09
María de las Mercedes Bernardina Bolla Aponte de Murano, más conocida como Yiya Murano "La envenenadora de Monserrat", fue una prestamista, estafadora y asesina serial argentina acusada de al menos tres cargos de homicidio y estafa en 1979 en Argentina. Estuvo presa durante 16 años y ahora, al parecer, habría cometido otro crimen más del que nunca se supo.
La denuncia, mediática, de un nuevo crimen que habría cometido una de las asesinas seriales más famosas de la historia delictiva argentina fue realizada por la hija del último marido de Yiya, Julio Banín, que se mantuvo en silencio durante años por miedo a las represalias por parte de ella.
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“Ella odiaba cocinar, pero en una época comenzó a hacerlo. En reiteradas ocasiones, luego de ingerir cosas que preparaba ella, café con leche, té, tallarines, me sentía mal, Y a sus víctimas lo hizo con té y masas finas. ¿No nos estará envenenando? Creo que su objetivo era mi padre. Quería la pensión. Ya tenía varias de sus ex”, sostuvo “Helena” (nombre falso que utilizó con el periodista para cuidar su identidad) en declaraciones a Infobae.
A lo largo de un extenso reportaje del periodista Rodolfo Palacios, Helena contó que nunca tuvo dudas de que Yiya estaba detrás de la pensión de su padre, quien conoció a Murano en un viaje en colectivo. Julio Banín en ese entonces se encontraba ciego y, de acuerdo al relato de su hija, estaba perdidamente enamorado de Yiya con quien se casó a los pocos meses de conocerla.
“Esperé muchos años para decir esto, pero creo que ella mató a mi papá. Lo venía envenenando creo que con veneno de ratas. Papá jamás enfermo, creo que con veneno para ratas. Empezó con una neumonía y en un año murió. Ella desapareció con su pensión”, agregó Helena en otros de los pasajes de la entrevista.
Murano falleció en 2014 en el geriátrico en donde vivió durante varios años. Nunca dejó de tener relación con los medios de comunicación, solía dar entrevistas y hasta participó de varias de las series de televisión en donde contaban su caso.
A lo largo del reportaje, Helena contó cómo se enteró de quién era la esposa de su padre ya que en el año 2002, cuando Yiya contrajo matrimonio con su padre, ella tenía 16 años. Fue un almacenero del barrio de La Boca, en donde vivían, que la alertó al preguntarle si sabía con quién estaba de novia su padre.
“No parecía ser esa persona que decían: asesina, psicópata, altanera, ladrona. Nos cuidaba y parecía genuino. Hasta me llevaba el desayuno a la cama. Y era una compañía para mi papá. El sólo tenía el problema de la ceguera, desde el 81. Papá no me conoció crecer. Sólo tocaba mi rostro y me decía que linda mi hijita. Yiya solía decirme: ¡qué cutis de porcelana ¡A todas les decía lo mismo!”, relató en otro pasaje de la entrevista.
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La hija de Banín siempre desconfió de que su madrastra habría envenado a su padre y a ella, pero el temor que le tenía en ese entonces evitó que se sometería a un toxicológico para saber si efectivamente había injerido algún tipo de veneno, que era el modus operandi de Yiya.