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La impecable lección que nos deja la novia de Fernando y su contundente mensaje, pese al dolor por el homicidio

Julieta Rossi tiene 18 años y se encontraba dentro del boliche mientras su novio era asesinado a pocos metros.

29 Enero de 2020 10:10
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Integridad y coherencia, pese al dolor. Julieta Rossi, la novia de Fernando Báez Sosa, mantiene una participación activa en la investigación que busca esclarecer el homicidio del joven de 18 años en Villa Gesell. Estaban a pocos días de cumplir diez meses de novias y se habían reencontrado en la Costa, después de una semana sin verse. Las últimas palabras que le dijo su novio y la implacable lección que dejan sus palabras, pese al desgarrador momento que atraviesa.

"La verdad es que no puedo más, siento que muero. Voy a hacer todo lo posible porque las personas que hicieron esto lo paguen y no me interesa la plata que tengan, ni sean hijos de quién sean. Lo van a pagar porque le quitaron la vida a un chico de 18 años, a un novio, a un amigo, un hijo, un nieto, le sacaron la vida a golpes. Sé que la van a pagar, me voy a ocupar yo, junto a los amigos y a la familia. Esto no va a quedar así", fueron las primeras declaraciones que hizo, sólo horas después del homicidio.

Durante los primeros días posteriores al crimen, Julieta se encargó de pegar carteles por el barrio de Recoleta en el que vivía Fernando. El reclamo era un solo: que se hiciera justicia. Fue ella quien, junto a sus amigos, organizó la primera sentada pacífica en memoria de su novio. No se sacó la campera deportiva roja, la preferida de la víctima, en ningún momento. Fue, junto a los padres, la representación visible del dolor y el vacío que dejó el homicidio, por el que se encuentran diez rugbiers imputados.

Julieta se encontraba dentro de Le Brique al momento del crimen. Se había separado unos minutos antes de Fernando, quien subió al sector VIP y prometió volver a buscarla. "Te amo, nos vemos en un rato", fueron las últimas palabras que escuchó de la boca de su novio. De fondo sonaba el recital del trapero Neo Pistea y a pocos metros se daba el primer cruce entre la víctima y sus victimarios. 

Estábamos haciendo pogo, nos chocamos por accidente. Fer levantó el dedo y pidió disculpas, pero lo están mirando feo", escribió el testigo, identificado como "J", en el chat de WhatsApp "La banda de Gesell", que habían armado con motivo de las vacaciones. Eran las cuatro de la mañana. El chat volvió a activarse 35 minutos después, con un mensaje de otro de los amigos de la víctima. "Vuelvo para el VIP. ¿Dónde están todos?".

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Todavía dentro del boliche, otro de los amigos da cuenta de que estaban siendo agredidos por los diez imputados. "Che, nos están pegando. Vinieron al toque de atrás. Son una banda. Nos están dando piñas", advirtió a las cinco menos veinte de la mañana. De acuerdo a la declaración de los amigos de Fernando, ese fue el momento en el que el DJ señaló con un puntero láser a ambos grupos y los efectivos de seguridad del boliche los sacaron a todos, aunque por puertas separadas.

Julieta seguía en el boliche, sin saber nada de lo que sucedía. Eran las cinco menos cuarto de la mañana y su novio acababa de ser expulsado del boliche. Caminó media cuadra y fue a comprar un helado, mientras esperaba que su novia saliera. "Habíamos quedado en que nos volvíamos juntos", reconoció la joven. Lo que sucedió después, puede verse registrado en los videos de algunos testigos y es materia de investigación. Lo que se sabe es que a Fernando lo asesinaron a golpes.

Durante media hora, Virginia Pérez, una turista porteña de 17 años -que había realizado meses atrás un curso de RCP de la Cruz Roja- le brindó asistencia a la espera de la llegada de la ambulancia. "Cuando los agresores se van, él estaba inconsciente y nadie se animaba a acercarse, y con otro chico y un policía nos intercambiamos durante media hora para hacerle maniobras de RCP hasta que llegó la ambulancia. En ese momento puse la mente en blanco y la sangre fría y me puse a reanimarlo. Tenía pulso pero la ambulancia tardó mucho. Entre que se fueron los atacantes y llegó la ambulancia pasaron 35 minutos", detalló en diálogo con el diario La Nación.

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La novia de Fernando seguía sin saber qué estaba sucediendo. Intentaron preservarla. "No me dijeron nada, me tenían de un lugar para el otro. Ni agarrarle la mano pude, ni verlo en el hospital", lamentó. La confirmación llegó cerca de las siete de la mañana, cuando ya no había más nada que hacer. Desolada, Julieta aguardó con la campera roja en la puerta del hospital a que le entregaran el cuerpo de su novio. El mismo con el que había bailado hasta hacía pocas horas y con el que pensaba celebrar un nuevo aniversario en la playa, "comiendo panqueques".

Después del entierro, que tuvo lugar en el cementerio de la Chacarita. Antes hubo una ceremonia religiosa que se realizó en el Colegio Marianista de Caballito, institución en la que ambos cursaron el secundario. "Íbamos a comisiones distintas, pero una amiga en común nos presentó". Desde entonces, Julieta mantiene activas sus redes sociales en reclamo por el homicidio. Incluso, se contactó con Virginia, la joven que intentó mantenerlo con vida: "Sé todo lo que hiciste, algún día podré agradecértelo".

Con la cobertura del caso casi en cadena nacional, la indignación de la sociedad fue absoluta y el repudio a los imputados alcanzó  su máxima expresión, bordeando los límites del Estado de Derecho. Fue en ese momento en el que Julieta, con 18 años y el dolor en carne viva, no hizo otra cosa que dejar en evidencia las contradicciones de la sociedad y la gravedad de instalar el "ojo por ojo".

Pedir que les peguen o los violen dentro de la cárcel es igual de inhumano que lo que le hicieron a Fer"

"Quiero que se siga pidiendo justicia, pero justicia bien, como se tiene que encargar el poder judicial", reclamó la joven, quien había dejado el CBC de arquitectura para sumarse al de Derecho, la misma carrera que estudiaba Fernando en la Universidad de Buenos Aires. "Últimamente vi mucha gente violenta en las redes, pidiendo que les pegaran a estos diez chicos o que los violaran adentro de la cárcel. Yo creo que no es lo que se quiere, porque es igual de inhumano que lo que le hicieron a Fer", denunció.

Esta no es la primera vez que Julieta expone no sólo el modo en el que suele reaccionar la sociedad frente a tan aberrantes crímenes, sino que también puso el ojo en cómo los medios cubrieron en un primer momento la noticia, en especial después del comunicado de la UAR, en el que se habló de "pelea" y "fallecimiento"; en vez de "golpiza" y "asesinato".

"Primero se habló de muerte. Acá no hubo una muerte, acá hubo un asesinato. A mi novio lo mataron a los golpes. Después, se habló del 'exceso del alcohol' y no es así. Yo también salgo y tomo con mis amigas. Me divierto. No voy a pegarle a nadie. Si agarrás a un chico y le pegás para matarlo es porque sobrio también lo harías y sos igual de violento".