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La increíble historia del peor asesino serial de Europa: se supo que era inocente y que mintió

Sture Ragnar Bergwall salió en libertad en 2013, después de que se anularan todas las condenas en su contra.

18 Septiembre de 2019 17:40
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Sture Ragnar Bergwall fue considerado el asesino en serie más terrible de la historia de Europa, e incluso entre 1991 y 2003  fue juzgado por ocho de los 39 crímenes que se creyó que cometió, por lo que recibió una condena de decenas de años en prisión. Sin embargo, en 2013 se descubrió que este hombre de 70 años mintió, y que sus supuestas confesiones eran falsas, lo que lo llevó a ser inocente y a que las penas en su contra fueran todas anuladas.

En la actualidad, este ciudadano sueco se encuentra en libertad, y se hace llamar Thomas Quick. Sin embargo, durante mucho tiempo aseguró haber cometido un total de 39 escalofriantes asesinatos, entre los que incluyó también violaciones, mutilaciones y episodios de canibalismo.

Tras admitir la culpabilidad, su imagen y sus supuestos crímenes dieron la vuelta al mundo. Incluso, los periódicos y los canales de televisión decían que era un monstruo y daban por cierto todas las afirmaciones de los investigadores, aún cuando en realidad él nunca había matado a nadie.

La situación del acusado fue compleja durante años, hasta que la verdad salió a la luz gracias al periodista sueco Hannes Råstam, quien con ayuda de su colaboradora Jenny Küttim, logró destapar el mayor error de toda la historia judicial del país. En diálogo con el medio BBC, Küttim explicó que Bergwall vivió toda su vida como un perdedor, ya que como mentía y consumía drogas, fue siempre la oveja negra de su familia.

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Según indicó la periodista, en el año 1991 Bergwall intentó robar un banco vestido de Papa Noel junto a unos conocidos, y cuando quedó detenido, incriminó a su mejor amigo, quien terminó preso. Después de eso, ingresó en una prisión psiquiátrica, y como allí le daban drogas para calmarlo, y él era adicto, empezó a mentir para ganarse la atención de los médicos.

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"Para él fue fácil, estaba acostumbrado a mentir, llevaba toda su vida haciéndolo. Entonces empezó a confesar crímenes. Siempre había sido un lector voraz, siempre leía los periódicos. Así que conocía los principales casos de asesinato que habían sacudido a Suecia y que no habían sido resueltos y se atribuyó esos crímenes", sostuvo Küttim.

Ante las confesiones, los médicos avisaron a la Justicia, y así se inició una investigación que se basó en buscar los cadáveres de todos las víctimas que el acusado dijo haber cometido. "Cuando Quick decía que había enterrado los restos de una de sus víctimas aquí o allá, la policía se dirigía al lugar a toda velocidad y se ponía a buscar. Quick tenía un enorme poder, cualquier cosa que decía movilizaba a la policía y los psiquiatras", dijo la periodista.

Sture Ragnar Bergwall fue condenado por seis tribunales suecos como culpable de ocho asesinatos, aunque solo en un caso se encontraron supuestas pruebas. "Los veredictos contra él se basaban en sus propias confesiones y en sus supuestas memorias reprimidas. Sólo en el juicio por el asesinato de Therese Johannesen la policía había encontrado un trozo de hueso que según un experto pertenecía a un menor de 14 años. Pero en 2010 se desveló que ese supuesto hueso era en realidad un trozo de plástico", aclaró Küttim.

En 2013, cuando los periodistas, que creían que el acusado era inocente, llevaban a cabo su investigación, el hombre que por ese entonces ya tenía 64 años, confesó que era inocente y que había mentido durante mucho tiempo. Ante estas afirmaciones la dudas surgieron y las condenas fueron finalmente anuladas.

Por lo ocurrido, ningún terapeuta ni policía fue llevado a juicio, y aunque hubo una comisión que investigó el caso, ninguna persona en concreto fue declarada responsable de lo sucedido.

Actualmente, Thomas Quick ya no tiene problemas con las drogas, y se ve así mismo como una víctima. Además, ya no vive en Suecia, aunque reside en un lugar secreto. Allí lleva una vida austera, la cual mantiene con la pequeña pensión que recibe.

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