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La inexplicable atracción por Barreda: sus vecinos le dan de comer y lo mantienen

El odontólogo que mató en 1992 a las cuatro mujeres de su familia, está internado en Pacheco. La gente hasta le festejó el cumpleaños.

20 Octubre de 2016 13:37
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"Dios es el que va a determinar, nosotros no somos jueces". Así remata su opinión la dueña de un kiosco ubicado cerca del Hospital Zonal General de Agudos “Magdalena Villegas de Martínez", en General Pacheco, donde pasa sus días Ricardo Barreda, el odontólogo que el 15 de noviembre de 1972 mató a su esposa, sus dos hijas y su suegra.

Barreda en una "selfie" junto a una vecina del hospital. 

El femicida, quien en el día del paro nacional de mujeres asistió a misa y hasta se animó a quejarse porque no respetan su intimidad, está lejos de ser una figura repudiada por los vecinos que rodean el nosocomio. 

"Dicen que hay gente que le lleva mercadería", revela la kiosquera. "Nunca lo maltratan, incluso algunos lo ayudan a cruzar la avenida cuando viene a comprar".  

 

Según la mujer, Barreda realiza cortos paseos por fuera del hospital y a veces la visita para adquirir algunos artículos. "Ya es viejito y con dificultades", relata. 

Barreda vs. las enfermeras

Mientras tanto, otro comerciante de la zona -que estuvo internado durante un mes en el mismo hospital que el femicida- rubricó la confesión de Barreda alrededor de su mala relación con las enfermeras. 

 

"Estuvo la policía porque discutió con las enfermeras y se puso agresivo", cuenta agregando que pudo observarlo realizando caminatas rutinarias por las salas y pasillos del nosocomio. 

Exclusivo: Barreda en el #MiercolesNegro 19 de octubre:

 

"Con dos enfermeras no me llevo muy bien, pero no se puede ser amigo de todo el mundo, se meten en mi intimidad, y eso no está bueno ", le dijo Barreda a un vecino que lo fue a visitar. Más allá de que en un principio se creyó que al llegar al hospital no recordaba ni cómo se llamaba ni su pasado, la charla de hoy revela que está lúcido. Hasta menciona a Berta, su última pareja, que murió el año pasado luego de denunciar que él la maltrataba y le decía "Chochán". El dijo había declarado en el juicio en su contra que las mujeres de la familia le decían "Conchita".

 

Aunque ya cumplió la condena y está libre definitivamente, Barreda hoy fue custodiado por un policía. "Es más, una vez tuvo un altercado con las enfermeras y debió intervenir la Policía", dijo un vecino.  

Macabra admiración

El 16 de junio, Barreda cumplió 80 años y sus vecino le hicieron un festejo. El femicida genera una nefasta admiración en cierta clase de personas. Ha llegado a firmar autógrafos por su fama siniestra.

Festejó su cumpleaños con sus ex vecinos.

"Me faltan cosas pero la gente me ayuda. En mi cumpleaños la pasé muy bien, trajeron globos, en realidad trajeron de todo. El tema es que estoy internado por una caída muy fea. Quedé medio conmovido con el asunto ese", confesó el hombre que pasó 15 años preso.

"Maltrata a las enfermeras y muchas veces se lo ve de buen humor. Tiene ocurrencias que hacen reír a algunos médicos", dijo un empleado del hospital. "Hay gente que le da unos pesos para que compre remedios o ropa, está en la miseria", agregó.

Barreda vive en un hospital.

La insólita simulación de "Conchita"

El martes 24 de mayo, Barreda logró una de las fantasías que persigue todo asesino en algún momento de sus vidas: ser otro. Llevar el nombre verdadero es casi como tener la marca del crimen cometido. Ese día, el odontólogo que mató a su familia, apareció abandonado en un hospital de General Pacheco y dijo llamarse Alberto Navarro. Una joven creyó que se trataba de un pobre abuelo que buscaba amor y había sido abandonado por su familia. "Le pido a sus hijas que no sean crueles", escribió en Facebook. Cuando le contaron que ese hombre era una asesino y sus hijas estaban bajo tierra, pidió disculpas.

El presente de Barreda, que ya no tiene deudas con la Justicia, es el peor que el cruáduple femicida pudo haber imaginado. Tal como confirmó BigBang en exclusiva: no tiene a nadie, está internado por una alteración mental y su salud se agrava.

Adriana Barreda, Elena Arreche, Cecilia Barreda y su mujer, Gladys McDonald.

Algo similar vivieron otros dos famosos asesinos que terminaron abandonados en hospitales cuando pasaron los 80 años: Arquímedes Puccio y Yiya Murano, quienes murieron en soledad.

"Barreda apareció en el hospital y dijo que no tenía dónde ir. Tenía un problema en la próstata. Dijo que su familia lo había abandonado. Trató mal a una enfermera y quiso quedarse a dormir

Junto a Berta André, su última mujer. Murió en julio de 2015.

"Barreda apareció en el hospital y dijo que no tenía dónde ir. Tenía un problema en la próstata. Dijo que su familia lo había abandonado. Trató mal a una enfermera y quiso quedarse a dormir. Alguien le preguntó si era Barreda y dijo que se llamaba Alberto Navarro. Al rato se fue, apenas podía caminar, tenía los pantalones bajos. Más tarde lo trajeron porque tuvo una recaída", dijo a BigBang una persona que fue testigo de la presencia del odontólogo en el hospital de Pacheco. Barreda vivía en esa localidad junto a un amigo, pero al parecer lo echaron de la casa. “Desvaría y tiene brotes”, dijo una fuente médica.

La casa de los Barreda en La Plata fue expropiada en 2012. Harán un centro de asistencia a las víctimas.

Barreda no perdió la memoria, aunque a veces diga que por momentos olvida que mató a cuatro mujeres. Está más solo que nunca, no tiene dinero y se desvaneció su sueño de volver a ejercer como odontólogo en la casona de La Plata donde mató a su familia.