Algo extraño llamó la atención de un móvil de la Policía de la Ciudad mientras patrullaba una zona de Floresta: en la sucursal del Banco Piano ubicada en Rivadavia 8731, la puerta de blindex estaba semiabierta. Alertados, decidieron descender a investigar.
Los cinco detenidos son de nacionalidad chilena.
Al acercarse, notaron que las cerraduras estaban rotas y que el local no tenía luz. Luego de pedir refuerzos, ingresaron al lugar donde se toparon con cinco delincuentes, dos en la zona de cajas y otros tres en el tesoro, quienes antes de proceder al robo habían saltado los tapones de la sucursal.
Como particularidad, todos los detenidos -de entre 30 y 40 años- eran de nacionalidad chilena y estaban en Argentina hace menos de tres meses, por lo cual se busca determinar si entraron al país pura y exclusivamente para concretar el robo.
El soplete secuestrado a la banda de delincuentes.
Sin embargo, ese no fue el único punto llamativo del robo. Al momento de ser detenidos, los criminales no estaban armados y llevaban un buen rato intentando vencer la resistencia de la caja fuerte con un método largamente en desuso en el submundo de los ladrones de banco: un soplete.
Una herramienta "vintage"
El robo de instituciones bancarias con el soplete como protagonista estuvo en auge en los años '70. Uno de los que elegía ese modus operandi era el siniestro Carlos Robledo Puch, quien lo utilizaba para robar cajas fuertes en un "trabajo" que insumía cerca de tres horas.
En los '90, eventualmente, el soplete entró en desuso dejando paso a la amoladora. Y la llegada del siglo XXI trajo la lanza térmica, que puede cortar acero en apenas segundos mediante la introducción de oxígeno para dirigir y concentrar el calor.
MIentras tanto, en el 2006, la banda que encaró el espectacular golpe al Banco Río de Acassuso se inclinó por una herramienta de fabriación casera: una especie de barreta mecánica a la que bautizaron "Cañón Power".