Todo ocurrió a las tres de la madrugada del lunes, cuando José Víctor Lorizzo (60) salió a la puerta de su casa, ubicada en Oncativo al 1600, esquina Tucumán, Lanús, en medio de los festejos por la llegada de un nuevo año, y comenzó a gritarle a sus vecinos mientras portaba un arma de fuego en cada mano y, de repente, empezó a disparar al aire totalmente fuera de sí.
La secuencia fue tomada por las cámaras del municipio: una operadora del centro de monitoreo de Lanús observó la situación y envió seis móviles al lugar, pero al llegar el hombre intentó escaparse ingresando a su propia casa y su mujer trató de impedir el arresto.
Finalmente, los efectivos lograron reducirlo en el garaje de la vivienda y le secuestraron las dos armas de fuego: una pistola Bersa Thunder calibre 9 milímetros con siete municiones en su cargador y un revolver Taurus con cuatro proyectiles en su tambor y dos vainas servidas.
También se detuvo a la esposa, que fue identificada como María Rosa Spina (61), por tratar de impedir el paso al personal policial. El matrimonio fue trasladado a la comisaría segunda de Lanús y por orden del fiscal Jorge Grieco el hombre quedó detenido.
El hombre fue tildado de "violento y borracho" por los vecinos.
Este miércoles, Lorizzo - que está imputado por "amenazas agravadas por el empleo de armas, portación ilegal de arma de guerra para cuya tenencia estaba autorizado y resistencia a la autoridad, todo en concurso real"- fue indagado por el fiscal Grieco y aseguró que disparó contra las casas de sus vecinos porque le molestaba que tuvieran la música alta.
El lugar donde ocurrió todo.
Al mismo tiempo, sostuvo que no recuerda qué fue lo que sucedió el primero de enero a la madrugada y remarcó que la razón de su conducta se debió a que mezcló grandes cantidades de alcohol con Rivotril. Con respecto de las armas, las fuentes explicaron que el hombre tiene las credenciales para la tenencia, pero no podía salir ni usarlas en la calle.