Cristina Castro lleva 97 sin saber nada de su hijo. Se la escucha cansada, aunque su endulzado tono de voz cambia cuando habla de la causa por desaparición forzada de “Facu”. Sigue levantándose todos los días a las cuatro de la mañana. Se pone el uniforme y parte rumbo a estación de servicio de Bahía Blanca, desde la que habló en uno de sus descansos con BigBang. Son más de cien kilómetros de su Pedro Luro natal, los mismos que se disponía a realizar Facundo Astudillo Castro el 30 de abril. Nunca llegó.
“No descanso ni un segundo. No duermo. Hoy salí de Pedro Luro a las cuatro y media de la mañana, me duché, me puse el uniforme y me vine a trabajar. Este lugar es mi refugio. Mis compañeros son mi contención en esta búsqueda”, reconoce desde su lugar de trabajo. Son casi las ocho de la noche y Cristina, la misma mujer que participa de cada uno de los operativos y rastrillajes que se llevan adelante en territorio bonaerense, sigue atendiendo como siempre en la estación de servicio.
El viernes por la tarde, durante el allanamiento a la comisaría de Teniente Origone, Cristina se quebró. Efectivos de la Policía federal, la fiscalía y el perito Marcos Herreno con sus perros se encontraban junto a ella cuando el can encontró el amuleto del joven de 22 años. “Casi me agarra un infarto cuando lo vi. No paré de llorar todo el fin de semana con mis hijos y con el 'tata', que es mi papá. Era un regalo de mi mamá. Uno para cada uno de mis hijos. Verlo ahí, en ese lugar, no se puede describir. No entendíamos. Nos agarrábamos la cabeza y nos preguntábamos por qué Facu, por qué si él no hizo nada. Esto nos demuestra que todos nos mintieron”.
El objeto fue encontrado en un depósito de basura de la dependencia policial en la que, según la Policía Bonaerense, Facundo jamás había estado. “No sé qué hicieron, no sé si mi hijo estuvo ahí o si tiraron su amuleto para seguir desviando la investigación. Encontrar eso de Facundo ahí, cuando me habían recontra jurado llorando por su familia que no lo habían dejado seguir y que no lo habían llevado a ninguna comisaría. No sé qué hicieron con mi hijo, eso lo van a tener que decir ellos cuando estén frente a la Justicia”.
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Cristina y sus abogados no sólo denunciaron a la bonaerense por amenazar testigos y sembrar pistas falsas. “Me amenazaron a mí también”, denuncia. “Mientras se hacía el allanamiento en la comisaría de Origone me mataron al perro de Facu, que estaba en casa. Me mataron al perro, mientras encontrábamos su amuleto. A esta altura, ya desconfío hasta de mi sombra, con todo lo que me ha pasado. Desconfío de todo el mundo”.
La última foto de Facundo fue en un control policial el 30 de abril, horas después de salir de su casa rumbo a Bahía Blanca
Esta mañana, mientras uno de sus abogados, Leandro Aparicio, informaba en una improvisada conferencia de prensa sobre la plaza Rivadavia de Bahía Blanca el pedido de detención de cuatro efectivos de la bonaerense, Cristina estaba trabajando. “Ese pedido de detención está fundado en pruebas del expediente, que vimos al respecto y nos habilitan a pedirlas. Entiendo que si se hace un análisis exhaustivo del expediente va a corresponder que se concreten”, sostuvo el letrado.
Estoy preparada para encontrar a mi hijo, esté como esté"
“Me frenaron mis abogados, porque yo quería que se pidiera la detención de más de cuatro. Son muchos más los responsables. Pero los que entienden son ellos y voy a dejar que actúa la Justicia. Lucho desde mi lugar y como puedo. Necesito que la gente entienda que esto no es algo que me guste, ni que quiero hacer política o ser famosa. Soy una mamá que está pidiendo que le digan qué le hicieron a su hijo”.
No es la primera vez que durante la charla Cristina habla en pasado. En estos casi 100 días, se imaginó todos los escenarios posibles. “Estoy preparada”, responde sin escuchar el final de la pregunta, anticipando el escenario de que Facundo pueda estar sin vida. “Sí, estoy preparada. Pero necesito recuperar a mi hijo, esté como esté. En el estado en el que esté. Lo único que quiero es llevar a los culpables a la Justicia y que esta pesadilla se termine”.
La última vez que escuchó la voz de su hijo fue a las 13.33 del día que partió rumbo a Bahía Blanca. Es una de las comunicaciones telefónicas que se encuentran en el expediente. La frialdad de la causa queda a un lado cuando se escucha a una mamá reconstruir una vez más el último diálogo con su hijo. “Yo creo que ya lo tenían y que, ante la insistencia de mis llamados, lo obligaron a atender”.
Alguien atendió y le pasó el teléfono. Me dijo: 'Mamá, no sabés en dónde estoy'. Yo no paré de retarlo, porque estaba muy asustada. No paré de retarlo. No paré"
“Creo que ese día lo llamé unas 15 ó 20 veces en cuatro horas. Alguien atendió y le pasó el teléfono. Me dijo: 'Mamá, no sabés en dónde estoy'. Yo no paré de retarlo, porque estaba muy asustada. No paré de retarlo. No paré”, recuerda. Toma aire. No es fácil. “Entre todo lo que le dije, me volvió a hablar. Me dijo que no lo iba a volver a ver. Ahí alguien le arrebató el teléfono y cortó. Esa fue la última vez que lo escuché”, reconstruye.
La causa por desaparición forzada de Facundo tiene a la Policía bonaerense en la mira. “No me siento acompañada por el poder político, pero sí por la gente. Hay un acompañamiento social muy grande, pero los gobernantes actuales están mirando para el costado. No tienen ganas de ayudar y no se dan cuenta de que se ensucian a ellos mismos haciendo eso. El presidente tendría que haberse puesto a la cabeza de esta búsqueda. Del intendente no quiero ni hablar, creo que decirle basura es poco”.
Entre todo lo que le dije, me volvió a hablar. Me dijo que no lo iba a volver a ver. Ahí alguien le arrebató el teléfono y cortó. Esa fue la última vez que lo escuché"
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Su voz se quiebra, superada por la impotencia. En las últimas horas, se enteró de las últimas declaraciones del intendente de Villarino, Carlos Bevilacqua. “Hoy a la mañana lo escuché pedir que se investigue la 'línea narco'. Es un descerebrado, no tiene perdón. Le ha prohibido a todo el personal dependiente del municipio que no suba o comparta cualquier cosa de la búsqueda. No nos ha acompañado en nada”.
“No voy a bajar los brazos nunca, porque nunca voy a entender por qué no tengo a mi hijo. Ellos (por la Policía) están para cuidarte. Yo pensé que ya habíamos pasado la época en la que desaparecían a las personas. Pero parece que ahora cambiaron los Falcon por los patrulleros. Lo único que pido es Justicia y que me devuelvan a mi hijo. Esté como esté”.