11 Marzo de 2020 11:52
En pocos días más se cumplirán dos meses del crimen de Fernando Báez Sosa, el adolescente de 18 años asesinado a la salida del boliche Le Brique en Villa Gesell. Mientras ocho de los diez imputados continúan detenidos -a la espera de que se defina si rebirián o no el beneficio de la prisión domiciliaria-, la madre de la víctima volvió a pedir Justicia y reveló la desgarradora historia detrás de la última foto que le pudo sacar a su hijo.
"Todos los días pienso, ¿por qué me lo arrebataron de esta vida? Fernando no les hizo nada. No le dieron oportunidad, ni siquiera de correr. Siempre le decía a mi hijo que si pasaba algo, saliera corriendo y tratara de no meterse. Pero ellos no le dieron oportunidad a nada. A veces cuando me acuesto pienso si estos muchachos tienen sentimientos y me pregunto siempre lo mismo: ¿por qué lo hicieron si no les hizo nada?", reflexionó Graciela Sosa, en su paso por el ciclo Todas las tardes.
Fernando fue asesinado a golpes en la madrugada del sábado 18 de enero. Por el crimen, permanecen detenidos ocho de los diez rugbiers acusados de haber participado de la golpiza: Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Blas Cinalli, Matías Benicelli, Ayrton Viollaz, Enzo Comelli, Luciano y Lucas Pertossi. En tanto, los dos liberados -Juan Pedro Guarino y Alejo Milanesi- continúan imputados en la causa, a cargo de la fiscal Verónica Zamboni.
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Eran las primeras vacaciones de Fernando con amigos. Antes de llegar a Villa Gesell, pasó unos días con sus compañeros de la escuela primaria en Miramar; ciudad ubicada a 150 kilómetros. "A él no le gustaba que le sacara fotos, pero me acuerdo que el día que iba a irse (a la Costa), bajamos y me dijo: 'Mami, ¿no tajiste el celular?'. Le dije que no, porque pensé que no le iba a gustar que le sacara fotos. Me dijo: 'Mami, andá y traelo; si querés sacar fotos, sacame'".
Graciela subió corriendo al departamento y buscó el celular. No lo sabía, pero estaba a punto de tomar la última imagen de su hijo. "No sabés lo triste que es recordar eso. Anoche estuve mirándolas y lloré desconsoladamente porque fue la última foto y él me la pidió. Cuando iba caminando por la calle, yo lo iba filmando y le mandaba (los videos) a Julieta (novia de Fernando)".
El joven era hijo único. Sus padres enfrentan hoy el vacío que impera en el departamento que compartían en el barrio de la Recoleta. "Siento que mi vida a veces no tiene sentido ya. No puedo levantarme a la mañana. Trato de tomarme una pastilla a la noche para descansar. Mi marido siempre me dice: 'Levantate, Graciela'. Pero no tengo ganas, ni fuerzas. 'Por favor', me dice. O viene y se pone a llorar al lado mío. En esos momentos me digo a mi misma que tengo que tener fuerzas. Mi marido es un (paciente) trasplantado y pienso que lo hago sufrir. Así que trato de levantarme, aunque no tengas ganas de vivir".
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"No es fácil perder a un hijo. Tal vez uno está preparado para cuando fallecen sus padres, pero un hijo es muy distinto; más cuando es único hijo. Me he quedado huérfana. Siempre tenía ilusiones de tener un nieto y me imaginaba llevándolo al jardín. Siempre pensé que eso me llegaría. Lo cuidaba mucho a mi hijo", cerró.