Imperturbable. Ese fue el término con el que la fiscalía y la querella describieron el estado anímico de Nahir Galarza durante la primera audiencia por el asesinato de su novio, Fernando Pastorizzo. Ese fue el día en el que la estudiante de abogacía no sólo se enfrentó al juez, sino que además vio a Silvia Mantegazza y Gustavo Pastorizzo, los papás de su víctima.
Nahir Galarza luego de ampliar su declaración por el asesinato de Fernando Pastorizzo.
“Cuando fuimos a Gualeguay yo no sé si ella estaba shockeada, o no se daba cuenta, pero estaba como si nada. En un momento me miró, porque yo sé que me miró, y bajó la cabeza como diciendo: 'Yo lo maté y qué'”, reveló Silvia en diálogo con el diario El Día de Gualeguaychú.
Fernando fue asesinado en Gualeguaychú días antes de cumplir 21 años.
Así fue la primera audiencia en la que Nahir se cruzó con la mamá de Fernando
Los padres de Nahir también asistieron a la audiencia. Su madre, en particular, no podía parar de llorar. Estaba sentada a sólo dos sillas de su hija, quien permanecía detenida e incomunicada en la Cárcel de Mujeres de la ciudad, luego de haber confesado el asesinato.
Silvia, la mamá de Fernando, no encuentra consuelo, ni quiere hablar con Nahir.
“Veía a la madre que estaba destrozada y ella la miraba y se sonreía. Ni un poco de sentimiento. La sensación que me dejó la madre es de una mujer totalmente sometida. Creo que todo esto es producto de algo que sale de la casa”, analizó Silvia.
El pedido de explicaciones de Nahir a la jueza por la domiciliaria
Durante la audiencia, los padres de Nahir quisieron acercarse; pero ellos no quisieron saber nada. “Llegamos primeros y nos pidieron que nos sentemos enfrente porque iba a llegar la chica. Nos cruzamos de asiento y entró ella. Al rato llegan los padres y los abogados de ella. Ahí el padre quiso demostrar su poder y saludó uno por uno a la cantidad de policías que estaban. Uno por uno les dio la mano como diciendo: 'Acá mando yo'”.
Los padres de Nahir contrataron un manager de medios para limpiar la imagen de su hija.
“Aparentemente quiso venir a saludarnos. Se venía hacia nosotros y lo frenó mi abogado. Le dijo que por lo menos a mí me iba a preguntar primero si yo quería el saludo. Le dije que no. Porque si él hubiera defendido a su hija y hubiera aceptado lo que hizo: que lo mató, le hubiera aceptado el saludo; pero después de todo lo que dijeron y ensuciaron, no les voy a aceptar la disculpa porque evidentemente era algo que no era sincero”.