En la mañana de este jueves, luego de ser operado tres veces durante su corta estadía en el Hospital Finochietto, falleció Bastián, el nene de 10 años que quedó envuelto en un tiroteo entre un policía y cuatro criminales que intentaron robarle la moto al efectivo que iba de civil en las calles de la localidad bonaerense de Wilde. Pese a que intentó escapar junto a su madre, el menor recibió un impacto a la altura del cuello y otro que ingresó por la espalda.
La pesadilla comenzó cuando el miércoles por la noche el nene volvía a su casa de practicar fútbol en un club cercano a su hogar, como lo hacía de forma habitual, junto a su madre. Fue en ese momento en el que intentaban cruzar la calle en la encrucijada de Caxaraville y Rondeau, cuando cuatro motochorros intentaron robarle la motocicleta a un efectivo policial que circulaba de civil, que procedió a ejecutar su defensa armada sin importar los daños que pudieran sufrir los civiles que estaban en las cercanías.
Según los testigos, el policía dio la voz de alto antes de comenzar a efectuar disparos, en el medio de lo consideró que era una amenaza directa contra su vida y salud. "El policía de civil dio la orden de alto y empezó la balacera. Después escuché un grito que debió ser la mamá cuando el nene cayó desplomado", sostuvo una vecina.
"Perdió cualquier cantidad de sangre", detalló un testigo respecto a la situación en la que Bastián había sido derivado al Hospital Finochietto. "Está muy grave, acaba de salir de dos operaciones", agregaron después, respecto a una evolución sanitaria que no logró ser buena en ningún momento y derivó en el fallecimiento del menor.
"La Policía en vez de preocuparse y guardar las pruebas, lo único que hizo fue agarrar la moto de los ladrones y subirla al patrullero", protestaron algunos vecinos antes las cámaras. Son los mismos que se encargaron de poner cintas de peligro alrededor de la escena del crimen, para evitar que esta se contamine y puedan culpar a cualquier responsable.
Al menor habían intentado estabilizarlo, tras la pérdida abundante de sangre que había sufrido. Así fue que fue operado entre dos y tres veces. Al mismo tiempo, la familia recibió algo de esperanzas sólo algunas horas antes de su defunción, ya que lo habían logrado estabilizar al menor. Aunque, finalmente, el cuadro se fue de las manos y no se pudo hacer más para mantenerlo vivo.