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La quinta mochilera: “Las chicas estaban en una situación vulnerable”

Renata Echave es una joven chilena que compartió los últimos días de Marina y María José en Montañita. En diálogo exclusivo con BigBang, reveló: “Estaban en una situación vulnerable porque tenían bajo presupuesto”.

por Manuela Fernandez Mendy

08 Marzo de 2016 09:53
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“A las chicas las tenían identificadas, es una ciudad muy chica”, denuncia Renata Echave, la mochilera chilena que compartió los últimos días de vida de Marina Menegazzo (21) y María José Coni (22) en Montañita, Ecuador. En diálogo exclusivo con BigBang, la joven estudiante de 23 años suma: “Estaban en una situación vulnerable porque tenían bajo presupuesto”.

“Eran llamativas y Montañita es chico, ubican a todo el mundo

Antonio, Majo, Marina y Renata junto a otros amigos en la playa de Montañita.

Renata conoció a las jóvenes mendocinas el 16 de febrero, seis días después de que Marina y Majo regresaran a la ciudad balnearia tras despedirse en Cuenca de sus dos compañeras de viaje, Sofía Sarmiento y Agostina Cano Porras. “Las vi el primer día que llegué. Estábamos en la playa con un grupo de ocho chilenos tomando y conversando y vi que dos mujeres se sentaron al lado y nos miraron. Ahí le dije a mi amiga: 'Oye, parecen buena onda. Vamos a hablarles'. Y ahí nos dijeron que eran Argentinas y las invitamos a unirse al grupo”, recuerda.

“Nos contaron que les había gustado Montañita y la playa y que por eso se habían quedado tanto tiempo ahí

Las chicas pasaron su última semana en Ecuador junto a un grupo de jóvenes chilenos.

La onda, según Renata, fue “inmediata”. “Se integraron al tiro, eran súper simpáticas. Ese día me acuerdo que nos contaron que les había gustado Montañita y la playa y que por eso se habían quedado tanto tiempo ahí. Además, nos contaron que vendían ensalada de fruta y nos pidieron que las ayudáramos y les compráramos”.

Marina y María José con las ensaladas de fruta que vendían a dos dólares en la playa.

Mariana y Majo vendían todos los días ensalada de frutas y empanadas argentinas en la playa. Pedían por su trabajo dos dólares, lo que representaba el 30 por ciento de lo que les cobraban la habitación compartida en el hostel JM, ubicado a tres cuadras de la playa. Y, tal como recordó Antonio Fica Flores, el mochilero que también habló con BigBang, la producción les llevaba casi todo el día: “Se despertaban tarde, porque en Montañita se sale hasta altas horas. Entre comprar las frutas y preparar la ensalada se les iba el poco día que les quedaba”.

“Las tenían vistas, las tenían identificadas y las raptaron a la fuerza. Eran llamativas y Montañita es chico, ubican a todo el mundo

Las chicas se hospedaban en el hostel JN. Pagaban siete dólares diarios por la habitación.

Aunque tenían efectivo, Renata recuerda que a las mendocinas no les sobraban los dólares. “Estaban en una situación vulnerable al estar tantos días allá con bajo presupuesto y solas”, analiza. “Yo creo que las tenían vistas, las tenían identificadas y las raptaron a la fuerza. Eran llamativas y Montañita es chico, ubican a todo el mundo”, suma.

“Eran súper relajadas, pero cuidadosas. No las vi ni drogadas, ni ebrias. Se veían sanas, tomaban muy poco

Alberto Segundo Mina Ponce y Aurelio Eduardo Rodríguez, los detenidos por el homicidio.

Renata nunca vio a Alberto Segundo Mina Ponce, ni a Aurelio Eduardo Rodríguez, los dos hombres detenidos por el crimen de las argentinas. Tampoco notó nada extraño en el comportamiento de las chicas. “Eran súper relajadas, pero muy cuidadosas. Habían argentinas que las veías pasadas de tragos todos los días y rodeadas de hombres, pero ellas nunca. Correteamos todos los días que estuve allí juntas, fueron cinco noches y no las vi ni drogadas, ni ebrias. Se veían sanas, tomaban muy poco”.

“La última noche las vi caminando en la calle de los cocktails (centro del pueblo). Las saludamos y después nos volvimos a encontrar en una disco

“La vida nos regalo un ultimo atardecer soñado”, publicó Marina en Instagram horas antes de morir.

Después de cinco días de fiestas y tardes en la playa, el grupo se separó el domingo 21, sólo 24 horas antes del homicidio, según la precisión que brindó la autopsia realizada en la morgue de Guayaquil. La última noche fue, según Renata, muy relajada y divertida.

“Las vi bailando relajadas y me contaron que ese día les había ido súper bien con la venta de las frutas

El último sábado de su vida, las chicas bailaron en Caña Grill junto a sus amigos chilenos.

“Las vi caminando en la calle de los cocktails (centro del pueblo). Las saludamos y después nos volvimos a encontrar en una disco”, recuerda la joven chilena. El lugar al que hace alusión es Caña Grill, uno de los tantos bares de la ciudad. “Las vi bailando relajadas y me contaron que ese día les había ido súper bien con la venta de las frutas. Como era sábado vendieron todo”.

“Nunca nos contaron si les había pasado algo grave. Si hubieran estado asustadas nos habrían dicho algo y yo no supe nada extraño

Las chicas junto a Sofía Sarmiento y Agostina Cano Porras, pero el grupo se separó dos semanas antes del crimen.

Lejos de las versiones que indican que las argentinas podrían estar amenazadas, Renata advierte: “Nunca nos contaron si les había grave. Si hubieran estado asustadas nos habrían dicho algo y yo no supe nada extraño. Al contrario, esa noche las vi relajadas y contentas”.

“Lo primero que pensé fue: '¡Qué terrible! Me pudo haber pasado a mí y a mis amigas, que también somos puras mujeres (en el grupo de viaje). Vámonos de aquí'

Renata junto a una amiga en Montañita. Las chicas desaparecieron 10 días después.

Renata abandonó el domingo por la mañana la ciudad y siguió viaje junto a sus amigas. Pero horas después, la noticia de la desaparición de sus amigas argentinas la haría entrar en shock. “Me enteré por Antonio, porque vi que publicó la foto de la búsqueda en Facebook y no lo podía creer”, recuerda la chilena, quien todavía se encontraba en Ecuador junto a cinco amigas más.

“Cuando supimos que estaban fallecidas queríamos volvernos y adelantar el vuelo. No podíamos creer que hubiera tanta inseguridad en ese país

 

La risa, el lenguaje del alma.

Una foto publicada por MARINA MENEGAZZO (@marina.menegazzo) el 27 de Ene de 2016 a la(s) 4:36 PST

“Lo primero que pensé fue: '¡Qué terrible! Me pudo haber pasado a mí y a mis amigas, que también somos puras mujeres (en el grupo de viaje). Vámonos de aquí'. Cuando supimos que estaban fallecidas queríamos volvernos y adelantar el vuelo. No podíamos creer que hubiera tanta inseguridad en ese país”, reconoce.

“Todo el mundo nos decía: 'Acá cuídense, tengan cuidado porque es peligroso

 

Una foto publicada por MARINA MENEGAZZO (@marina.menegazzo) el 17 de Ene de 2016 a la(s) 6:26 PST

La joven y sus amigas permanecieron sólo cuatro días más en Ecuador hasta regresar a Chile. Y, desde que el domingo 28 se enteraron de que las chicas argentinas con las que habían compartido fiestas hasta hace sólo horas habían sido asesinadas, la dinámica del viaje cambió. “No nos quedamos más en piezas compartidas, ni en hostales alejados por seguridad. Todo el mundo nos decía: 'Acá cuídense, tengan cuidado porque es peligroso'”, suma.

 

Una foto publicada por Maria Jose Coni (@mariajose.coni) el 19 de Feb de 2016 a la(s) 8:30 PST

“Cuídense. No acepten nada de desconocidos. Elijan hostales confiables y cerca del centro. Háganle caso a su instinto femenino si algo les parece extraño o les causa repudio y aléjense

 

Regalame un par de ojos nuevos

Una foto publicada por Maria Jose Coni (@mariajose.coni) el 21 de Feb de 2016 a la(s) 4:58 PST

Por último, Renata se tomó unos minutos para darle consejos a aquellas mujeres que quieran, al igual que ella y que las jóvenes argentinas, emprender un viaje de mochila: “Cuídense. No acepten nada de desconocidos. Elijan hostales confiables y cerca del centro. Háganle caso a su instinto femenino si algo les parece extraño o les causa repudio y aléjense”.

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